Amistades peligrosas / El arte de amar

Si JENESAISPOP hubiera existido en los años 90, Amistades Peligrosas habrían aparecido dos veces en nuestra lista de mejores canciones del año: 1991 y 1993, aunque sólo hubiera sido porque en aquellos años la media de edad de la redacción era 12. Después vino aquella cosa chunga de «la paz con guerras son mi día a día, día a día, día a día, tía, sin tu alegría seré un pringao» y algo nació de repente en nuestro cerebro. Se llamaba criterio: una canción que pretendía hacer un juego de palabras entre «sin ti» y «sin tía» era lo suficientemente mala como para contribuir a nuestro desarrollo como personas y también como para replantear una carrera. Amistades Peligrosas nunca levantaron cabeza después de aquello.

Sin embargo, en la nueva reinvención del dúo, con Cristina del Valle junto a un hombre random que suena igual que Alberto Comesaña, ha decidido que aquel ‘Me quedaré solo’ tenía algo lo suficientemente llamativo como para volver a recuperarlo en este disco de autoversiones junto a alguna canción nueva. Craso error: si pensabais que esta canción era el horror, esperad a escuchar su versión bachata. Las composiciones que verdaderamente aún podríamos considerar de la formación original, evidentemente las más electrónicas y cerdas, las que daban entidad a su proyecto -estoy hablando como es obvio de ‘Estoy por ti’ y ‘Me haces tanto bien’- han quedado fuera de esta selección, en la que sí se recupera su lado más reivindicativo (‘Africanos en Madrid’), su lado más folclórico y su lado más religioso, que siempre convivieron con su lado sepsi. De esta forma, el single ‘Te besé’ igual es lo más digno que han podido firmar como canción nueva, aspirante a sonar en las emisoras de adultos ya bien casados, nostálgicos de sus tiempos mozos. La alternativa, el dance de ‘El viaje’ con sobredosis de autotune pitufero y escrita por el tal Manu Garzón, pretende sonar a Taio Cruz ft. David Guetta o al revés y es sonrojante.

Aunque no tanto como la versión castellanizada de la obra maestra de Neneh Cherry junto a Youssou N’Dour, ‘Seven Seconds’, que triunfaba incluso en España en los mismos años más o menos que ellos. Daba miedo y en efecto sólo tiene gracia si la suponemos dedicada a Alberto Comesaña, en los últimos años dedicado a labores varias en el PP. Es curioso que los ex hayan compartido productor y co-autor (Juan Carlos Mendoza también estuvo en implicado en el último dúo de Alberto, Nuevas Amistades), pero dice Cristina del Valle en las entrevistas que está mucho más a gusto con su nuevo compañero. «A diferencia de con Alberto, compartimos una visión progresista, de izquierdas, feminista e igualitaria, del mundo y de la vida». Una pena que esta canción en realidad hable del racismo.

Salvando algún desastre como este, de proporciones tan bíblicas como la letra de ‘Resucítame’, «en la que se habla del amor entre Jesús y María Magdalena. La verdadera pasión de Cristo» (sic), lo cierto es que la facilidad del grupo para hacer canciones recordables, con letras muy características a pesar de algún ripio infumable (se recupera ‘Casi nunca bailáis’) permanece. Sin embargo, la producción suena antigua y maquetera en canciones como ‘En tu estación’. Con chapuzas así, y siempre completamente exentos de ironía o sin una vuelta de tuerca a algún género, no van a convencernos de que ellos y no Claustrofobia fueron el verdadero precedente de Klaus & Kinski

Calificación: 3,4/10
Lo mejor: que alguien pueda descubrir ‘Seven Seconds’ gracias a esto
Te gustará si te gusta: el pop en sus distintas formas
Escúchalo: en Deezer

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Publicado por
Sebas E. Alonso