Estos primeros relatos poco tienen que ver con el cómic underground de aquellos años. No le interesa la política, ni ha probado nunca las drogas y el sexo no es tratado por miedo a que quedara en evidencia su inocencia. Pocas son las alternativas, más cuando se empieza a perder el interés por los superhéroes, por lo que los temas se perfilan entre lo fantástico y lo surrealista (‘El hombrecito’), en algún caso lo autobiográfico (‘Helder’ y ‘Mostrando Helder’) o el ensayo (‘Mi madre era esquizofrénica’). Materias, estas dos últimas, que suponen la semilla de lo que luego fue ‘Pagando por ello‘.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: Las notas al final de la obra. Los que conozcan la obra de Chester Brown verán la evolución y los nexos en común con sus últimos trabajos, como si se trataran de maquetas antes de su producción.
Lo peor: Alguna historieta no tiene el gancho habitual o desvela un proceso aún por definir en la composición gráfica.
El modo de trabajo de Carlos de Diego es el collage: corta cabezas que encuentra en librerías de tebeos viejos para luego pegarlas sobre los cuerpos de los personajes que ha dibujado. Un trabajo de cirugía que engendra nuevas vidas a golpe de tijera y rotulador, ofreciendo una tarjeta de presentación para su autor con cosas en común con Dios, al que por cierto incluye como otro de los personajes de ‘Grandes Verdades de la humanidad’ (aunque con poco de creador y todopoderoso).
No todo se centra en los protagonistas. La trama -aunque en momentos no parece haberla-, está muy en consonancia con el humor de su editorial ¡Caramba!, muy interesada en la sátira y la ironía de jóvenes autores.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: Algunas situaciones y planteamientos llevan a creer, como muy bien advierte Jordi Costa en la introducción, que estamos ante una aclaración bufa de la serie de televisión ‘Perdidos’.
Lo peor: La cantidad de dislates, unido a los nutridos desvaríos, puede hacernos pensar que estamos ante una historia improvisada y con cierto aire tontuno.
El aspecto sano y juvenil de Doug, nuestro protagonista, es la trampa de este relato que aborda lo enfermizo destilando misterio. Se abordan una ruptura sentimental idealizada, las inseguridades y la relación confusa e indefinida con su padre, todo ello entre la realidad inquietante y la enajenación. A falta de la tercera entrega titulada ‘Cráneo de azúcar’, la aventura desorienta al lector, creando un encuentro feroz con un tipo de lectura que se va agujereando en la oscuridad.
Calificación: 8/10
Lo mejor: La fuerza en determinadas secuencias, la brillantez en el rotulado de colores y un estilo infalible a la hora de establecer metafóricamente la naturaleza humana. La presencia de Tintín.
Lo peor: Probablemente no tanto quede aclarado cuando la saga finalice.
La primera edición de ‘El rayo mortal’ fue publicada en 2004 en el número 23 de la serie Eightball. Por esta serie fue por la que Daniel Clowes ganó los premios Eisner, Harvey e Ignatz. Muy llamativa es la contribución de Random House Mondadori, al editar en gran tamaño y cartoné uno de los cómics a tener en cuenta en las quinielas de lo mejor del 2013.
Calificación: 8,5/10
Lo mejor: Se compone de relatos cortos de pocas páginas, delimitando planos que te obligan a descender a gran velocidad en la historia.
Lo peor: Los movimientos en el tiempo hacia atrás y adelante distraen un poco. El retraso de su publicación en nuestro país.
Ese es el punto fuerte: quedar atrapado al comprobar la veracidad en las comparaciones entre dos civilizaciones tan distintas y de épocas tan distanciadas. Después, aparece otro atractivo bastante inesperado y que se mantiene hasta el final: un humor muy sutil en cada una de las peripecias de Lucius, arquitecto y protagonista de este trabajo de Yamazaki.
La obra de Yamazaki, tras el éxito cosechado en Japón, tiene su versión en anime además de cinematográfica. Estrenada el pasado año, tendrá una secuela que verá la luz en la primavera del 2014 y para la que se ha construido a escala real el Coliseo Romano.
Calificación: 7,5/10
Lo mejor: Aunque suene a publicidad de época escolar, Yamazaki sabe aunar formación didáctica y diversión, llegando a contagiarnos el uso de expresiones del latín como: “inri”, “peccata minuta”, “ex profeso”, “ipso facto”, “per se”, etcétera. Los recursos de autocensura que ejerce la autora a la hora de no mostrar genitales masculinos, con dibujos de vapores o arbustos casuales, mientras que resulta llamativo que para la portada, censurada en Estados Unidos, no ha habido ningún reparo.
Lo peor: El uso en la trama del salto temporal resulta reiterativo. La edición debería estar un poco más cuidada.
Editado por Entrecomics Comics, que han cuidado todos los detalles, desde el lomo de tela hasta el tamaño generoso, es muy de agradecer el esfuerzo realizado en un tebeo con una identidad tan marcada. Su autor intenta llamar la atención no exclusivamente de un público concreto.
Calificación: 8/10
Lo mejor: Pep Brocal ha conseguido, sobre todo por el rotulado en color rojo y verde en todas sus páginas, un estilo propio inconfundible. El ritmo efectivo y resultón sin adornos barrocos.
Lo peor: La amarga impresión de que la mayoría somos víctimas de nuestros miedos.