«La diversión se acabó cuando empecé a sentir que estaba trabajando con el horario y las fechas límite de otros. No soy el tipo de persona que trabaja bajo esas condiciones, y de hecho, en toda mi vida adulta, si he estado en un trabajo en el que me sentía bajo presión, simplemente me largaba. Me reuní con Bob Hardy (el bajista) en Orkney hace unos dos años. Quería disolver la banda, porque notaba que era uno de esos trabajos de los que tenía que largarme. No me gustaban la rutina ni las obligaciones. Era el momento de pararlo».
Por suerte la sangre no llegó al río, y parece que Alex Kapranos ha vuelto a encontrar (al menos de momento) la chispa de la vida en Franz Ferdinand.