Lo cierto es que, escuchando este cuarto álbum del grupo, ‘Seasons Of Your Day’, uno cree a pies juntillas que su unión artística ha persistido, medio en secreto, durante ese largo lapso. Porque la sensación más nítida al enfrentarse a él es que se trata de la evolución consecuente del punto musical en el que nos dejó su tercer largo. Si en ‘Among My Swan’ el pop, el fuzz y la psicodelia de ‘So Tonight That I Might See’ y ‘She Hangs Brightly’ perdían peso en aras de un blues rock que en realidad siempre estuvo ahí, en ‘Seasons Of Your Day’ ese alejamiento se vuelve aún más palpable, merced a un estilo cada vez más purista. En su involución hacia los orígenes, incluso pierde presencia la peculiar sonoridad de la eléctrica de Roback, mucho más interesado en la pureza de los sonidos acústicos.
En su nueva apuesta, Sandoval y Roback giran pues hacia un folk blues austero en cuanto a sus recursos, casi siempre con la maestría en el slide de él (aplicado a las sonoridades de la guitarra acústica) y el siempre aterciopelado y perezoso timbre vocal de ella como principales sustentos, poniendo el acento en el sentido atmosférico e intimista de su música. Y lo cierto es que esa apuesta tan simple entraña un notable riesgo, ya que la reiteración de esquemas en unas canciones de cadencia casi siempre lenta podía haber servido para hacer de ‘Seasons Of Your Days’ un considerable y soporífero tostón. Afortunadamente, no estamos ante unos advenedizos con pose de autenticidad y misticismo, sino ante un par de músicos de enorme talento que poseen los recursos necesarios para dotar al conjunto de profundidad y sentido.
No estamos ante un álbum de consumo rápido, sino que requiere ser escuchado con mimo, con plena disposición para adentrarse en sus brumosos y casi espirituales caminos. Así podemos descubrir los múltiples, discretos y minuciosos detalles que el dúo introduce a modo de asideros para no hundirnos en la intensa calma que domina el disco. Pero no me refiero al ortodoxo country de ‘Lay Myself Down‘, el tema más uptempo (y es un medio tiempo), ni a la electricidad de ‘I’ve Gotta Stop’ (un homenaje a sus viejos tiempos), ni siquiera al órgano que introduce el disco con la maravillosa ‘In The Kingdom’ (y que revela que si hoy tienen unos herederos, esos son Beach House), tres preciados oasis en el devenir del álbum.
Más bien hablo de los escuetos pero significativos teclados y percusiones (servidas por Colm Ó Cíosóig, colaborador habitual de Sandoval y miembro de My Bloody Valentine, si necesita presentación) que sustentan la recta final de ‘California‘ y la bellísima ‘Sparrow’, los livianos toques de lira en ‘Common Burn‘, el grave violín al final de ‘Seasons Of Your Days’ o el steel guitar que domina la pantanosa ‘Flying Low’ que remata el conjunto. O ‘Spoon’, que casi al final refulge gracias al magnífico duelo de guitarras entre Roback y el venerado maestro del folk británico Bert Jansch, en una de sus últimas grabaciones antes de su fallecimiento. Son esas pinceladas leves las que aportan singularidad en el transcurso de un álbum árido como el Death Valley, de una belleza seca pero de inigualable poder evocador. En definitiva, este viaje hacia la tradición que supone ‘Seasons Of Your Days’ constituye más un gesto de coherencia en su carrera que una brillante joya para alimentar la mitología en torno a ellos, pero es indudablemente honesto y sólido.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘In The Kingdom’, ‘Sparrow’, ‘Lay Myself Down’, ‘California’, ‘I’ve Gotta Stop’
Te gustará si te gusta: el blues, Laura Marling, Damien Jurado
Escúchalo: NPR, The Guardian