¿Se repetirá el fenómeno Jesús Carrasco (también “Nuevo Talento FNAC”) y su extraordinaria ‘Intemperie’ (Seix Barral)? Lo curioso es que las dos novelas, aunque distintas, tienen puntos en común. Las dos transcurren en espacios rurales aislados e inhóspitos, narran historias duras y descarnadas, y los dos autores utilizan un lenguaje muy cuidado, una prosa poética, pulida, precisa y de gran belleza.
‘Por si se va la luz’ cuenta la historia de una pareja de treintañeros urbanitas que decide romper con todo e irse a vivir a un remoto pueblo habitado sólo por tres personas. Un lugar falto de suministros donde apenas si hay luz eléctrica y agua corriente. Dividida en dos partes, invierno y verano, la novela es un viaje exterior, de la ciudad al campo, pero sobre todo interior, íntimo. Una exploración, por medio de diversas voces (cuatro en primera persona y, como contrapunto objetivo, un narrador omnisciente), sobre los miedos (pasados) y temores (futuros) de unos personajes enfrentados a una nueva realidad, a una nueva forma de vivir y relacionarse.
La novela es también el relato de una huida que tiene algo de ciencia ficción alegórica y apocalíptica. ¿Qué ha pasado en la ciudad (“de los recortes a las restricciones”)? ¿De qué huyen los protagonistas? ¿Quién está detrás de esa “organización”? Indicios de una catástrofe inminente -¿financiera? ¿medioambiental? ¿emocional?- que convierte a sus protagonistas en supervivientes, en víctimas. Ese es quizá el aspecto más interesante de la novela: la capacidad de su autora para plasmar y transmitir con notable fuerza poética el estado de ánimo de una generación, su habilidad para vislumbrar una amenaza que intuye cercana: la escasez de recursos básicos y el injusto reparto de los mismos. Quizá, como los protagonistas, todos acabaremos por tener una maquina de escribir… “por si se va la luz”. 7.