Strokes, por amor al arte (de grabar)

Dejando al margen el vídeo «fake» para la synthpopera ‘One Way Trigger’, con la colaboración involuntaria de Trenzinho Carreta Furacão, tres hipótesis han ensombrecido el quinto disco de los Strokes: «este álbum lo han hecho sólo para forrarse con las giras», «este álbum parece el segundo disco en solitario de Julian Casablancas» y «este álbum lo han hecho sólo porque les obligaba su contrato con RCA». Así de malo ha asimilado el público que es, si bien paradójicamente el respetable se mostraba fascinado con la colaboración de Julian Casablancas en el disco de Daft Punk, ‘Instant Crush’, más de lo mismo en realidad.

La primera de las hipótesis se ha ido desmoronando con el paso de los meses. El grupo no está de gira ni desde luego ya a estas alturas se le espera. Y no es que no les apeteciera meterse en un avión para recorrer el mundo noche tras noche. Es que no ha habido ni una miserable actuación en un festival, ni una presentación televisiva. Nada. Su último concierto data de 2011, registrado precisamente en Brasil, y el bajista Nikolai Fraiture era bastante vago con sus declaraciones en febrero, asegurando que no había fechas programadas, cuando todo el mundo interpretaba que era un farol y habría sorpresa en los festivales de verano. «No sé. Me encanta hacer giras», decía. Eso era todo. Y hasta hoy.

La segunda es estúpida a más no poder si recordamos que Julian Casablancas es el compositor en solitario de todo ‘Is This It?’, y parece más bien influida por la idea que siempre les ha rodeado de que el grupo no se aguante o viva en un cuelgue perpetuo en torno a las drogas. Y ni así tiene sentido al menos en el caso de sus dos cabezas más visibles, pues Albert Hammond Jr ha podido terminar un EP este mismo año reconociendo sus adicciones

y además llega al mercado de mano del sello de Julian, Cult Records. Y la tercera se ha caído por su propio peso también, cuando un mailing del grupo acaba de confirmar que la banda está trabajando en nuevas canciones para prepararlas en 2014. Sí, leéis bien. No, no se están preparando para darlo todo en el Coachella del próximo mes de abril, viviendo aún de viejos hits o tocando algo de ‘Comedown Machine’. Lo que traman son nuevos temas.

Puede que el mailing sólo sea una excusa para promocionar el EP de Albert Hammond Jr, pero es llamativo y noticiable en tanto que entiende aún a la banda como un todo. Reconozco que había cierto encanto en la leyenda de que los Strokes sólo hubieran publicado este disco forzados por el sello: me fascina coger el correspondiente vinilo y ver que las palabras RCA están impresas en la portada del álbum con un cuerpo mucho mayor que el propio nombre del grupo, ocupando el del disco sólo un lugar simbólico como si fuera lo de menos; pero asegurar que la formación tomará una dirección artística más «clásica» en el futuro teniendo en cuenta cuáles han sido sus inquietudes por separado, desde Little Joy al disco de Casablancas en solitario o sus trabajos con Pharrell y Daft Punk, es aventurarse demasiado.

‘Comedown Machine’ ha sido un fracaso para los Strokes que va más allá de las cifras. Efectivamente, es su disco menos vendido. Según las estimaciones de Mediatraffic, ha despachado esta vez unas 200.000 copias en todo el mundo: la mitad que ‘Angles’ (400.000), que a su vez vendió la mitad que ‘First Impressions on Earth’ (800.000, siempre según Mediatraffic), que a su vez vendía menos que ‘Room on Fire’ (más de 1 millón de copias), y todos muy lejos de las 3,5 millones estimados para ‘Is This It?‘, elegido mejor disco de la década pasada por nuestra redacción. Las críticas del nuevo han seguido una tendencia muy parecida a la de los dos álbumes anteriores (en torno al 7,0 en Metacritic), pero el ambiente es inequívocamente de decepción y falta de interés debido probablemente a la despreocupación y desaparición pública del propio grupo. Hasta el padre de Albert Hammond, tan conocido en nuestro país, se ha aventurado a dar su versión de los hechos. «Creo que lo que pasó es que se cansaron de su sello y tuvieron que publicar un álbum más, por lo que decidieron entregarlo y no hacer gira. Ahora harán un disco nuevo en el sello de Julian, el mismo que saca el EP de Albert Hammond Jr.», decía este verano. A pesar de los rumores del distanciamiento de Nick o de que la relación con Fabrizio es tensa, papá Hammond tiene claro que no habrá separación: «No, ¡en absoluto! Al contrario. Creo que con el siguiente disco podrían hacer gira». Y en esto está de acuerdo un periodista del NME que pudo coincidir con Albert y Fabrizio y no notó nada raro entre ellos.

El sexto disco de los Strokes llegará y quizá suene menos electrónico, menos marciano y más clásico. «Esperad a ver qué traerá el futuro, tened paciencia», retaba Albert Hammond Jr en la enlazada entrevista del NME. Quizá para la próxima vez nos preparen una gira mastodóntica por estadios de 10.000 personas, pero para los tontos a los que nos han colado este interesante y diferente disco, y en un mundo en el que la finalidad última de cada lanzamiento parece ser sacar tajada en las giras, es reconfortante pensar que un grupo habría podido grabar un álbum de estudio sólo porque les apetecía, porque sí, a sabiendas de que iba a vender muy pocas copias. Como Bowie o Kate Bush. ¿Qué pasaría si este hubiera sido el disco que les hubiera apetecido hacer, que no salgan de gira porque no les da la gana, que se siguen queriendo lo suficiente como para apoyar sus pasos en solitario y que les importa un pito sacar un ‘Is This It? part 2’ porque ya tienen uno y les sigue rentando? La fragilidad de su imagen y el misterio pueden conducirles a la separación en cualquier momento, pero anda que no molaría que siguieran a su puta bola…

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: the strokes