Paul Feig, ya en solitario (se nota, sobre todo en el guión), continúa transitando esa senda con ‘Cuerpos especiales’ (‘The Heat’ en el original). El director, junto a la guionista Katie Dippold (‘MADtv’, ‘Parks and Recreation’) recoge la tradición de la buddy movie policíaca y la reformula desde un punto de vista femenino. La ropa, los complementos, el peinado o el sexismo, ausentes en las “películas de colegas” masculinas, pasan a formar parte del núcleo central del discurso, de la materia prima desde donde se construyen los gags. Ahí es donde reside el mayor interés de la película, en la perspectiva de género, en la inclusión, dentro de una convencional trama policíaca, de chistes sobre, por ejemplo, un traje de chaqueta, una faja o una horquilla colocada en una posición equivocada.
Pero como las comedias pertenecen a los cómicos, hay que reseñar el buen trabajo de su pareja protagonista. Que Melissa McCarthy es una indomable apisonadora del humor ya lo sabíamos, pero a Sandra Bullock no la conocíamos en este registro tan extremo. Solo por aguantar el tipo ante una roba-planos como la McCarthy merece el aplauso. La película sigue la fórmula infalible de enfrentar a dos caracteres contrapuestos, dos polos dispares generadores de humor y feliz camaradería. La química entre las dos actrices es indudable, y se traduce en momentos tan brillantes como la secuencia de la borrachera o la del baño de la discoteca.
Aunque hay más. Puede que pase algo desapercibido, pero debajo de ese manto genérico, de los códigos más evidentes de la buddy movie, se esconde un sentido del humor muy, muy negro, y extremamente irreverente. ¿Cómo llamar si no a esa paliza verbal que recibe el policía albino, a la chapucera traqueotomía que le practican al cliente de una cafetería, al doble apuñalamiento de la pierna de Sandra Bullock o a esos chistes a costa de un cadáver que aparece con la lengua cortada y metida en la “cavidad anal”? 7,2.