«¡Qué otoño tan maravilloso! Todo reluciente y dorado y toda esa increíble suave luz. El agua, rodeándonos.
Lou y yo pasamos tiempo aquí, durante los últimos años, y aunque somos gente de ciudad, este es nuestro hogar espiritual.
La semana pasada le prometí a Lou que le sacaría del hospital y volveríamos a casa a Springs. ¡Y lo conseguimos!
Lou era un maestro de tai chi y pasó sus últimos días aquí feliz, deslumbrado por la belleza, el poder y la dulzura de la naturaleza. Murió el domingo por la mañana (NdE: ‘Sunday Morning’, naturalmente, en el original) mirando a los árboles y haciendo la famosa posición 21 del tai chi únicamente con sus manos de músico moviéndose en el aire.
Lou era un príncipe y un guerrero y sé que sus canciones sobre el dolor y la belleza en el mundo llenarán a muchas personas con la extraordinaria alegría de vivir que él tuvo durante su vida. Larga vida a la belleza que desciende y perdura y que se adentra en todos nosotros.
Laurie Anderson
Su amante esposa y eterna amiga».