Vertebrado en varias interpretaciones en directo de las canciones del disco que presentaba entonces (recordemos que acaba de publicar ‘Dream River‘, su continuación), la hora justa de metraje nos muestra a Bill viajando en un utilitario por carretera entre ciudad y ciudad, junto con sus músicos de aquel tour (magníficos Matt Kinsey y Neal Morgan), narrando brevemente su evolución como compositor, su manera de enfocar la escritura, algunas de sus fuentes de inspiración, sus sensaciones hacia la música… Salvo en algunos pasajes específicos, Callahan, lejos de ser muy revelador, se muestra a menudo casi tan críptico como en sus propias canciones, e incluso me atrevo a decir que servirá mejor a sus detractores para destacar lo petulante y pomposo de algunas de sus declaraciones que a sus propios fans.
Llama la atención, por encima de todo, un bonito montaje en el que la cuidada fotografía de los paisajes que la comitiva recorre se mezcla a menudo con unas actuaciones en vivo rodadas en planos muy próximos, casi íntimos, que sirven para ver a Bill tan de cerca como nos gustaría cuando le hemos visto en vivo. Sin embargo, sea o no el objetivo, Banks no logra así capturar del todo las sensaciones que uno percibe en un concierto real de Callahan. Siendo un bonito film musical, ‘Apocalypse’ es sencillamente un bonito souvenir de una etapa del cantante, que difícilmente convertirá a los incrédulos y que solo puede satisfacer, a modo de curiosidad, a los ya conversos a la figura de este gran poeta del rock de nuestro tiempo. 6,5