Tras codearse últimamente con otra figura legendaria de San Sebastián como Rafael Berrio, Mikel Erentxun se ha reunido con su ex compañero Diego Vasallo, con el que ha mantenido buena relación e incluso también ha colaborado a lo largo de estos 12 años de parón. Lo que en principio iba a ser un «grandes éxitos» para México con alguna canción nueva se ha transformado en un recuerdo de 30 viejas canciones remasterizadas y ordenadas cronológicamente (¡bien!) junto a un EP aparte pensado para el formato vinilo (incluso en el CD se alude a su cara A y su cara B) con cinco canciones nuevas originales y una versión.
El CD 1 recopila los cinco primeros años de vida de Duncan Dhu, los más vertiginosos de su carrera y el CD 2 los diez últimos, ya con algunos bandazos experimentales como la electrónica o el obligado «folk de madurez» con el que decidieron en principio despedirse del público bajo la supervisión de Suso Sáiz. Ni sus momentos comerciales fueron tan horribles, ni sus momentos adultos tan infravalorados. Comenzando por el principio, aunque algunos crean que con grupos como Arctic Monkeys se inventó el «hype», la expectación que se levantó en torno a la banda británica surgida en MySpace en 2006 no fue casi nada en comparación a las expectativas que despertó en 1987 el lanzamiento de ‘El grito del tiempo’. Duncan Dhu habían llamado la atención en 1985 con un mini LP de debut del que se recuperan aquí un par de pistas, ‘Casablanca’ y ‘Fin de amor’, pero fue su segundo disco el que se convirtió en «sleeper».
Sólo por haber descubierto a una generación esa preciosidad de canción de Lynn Anderson, escrita por Joe South, ‘Rose Garden’, que llegó a ser top 2 en nuestro país en 1971, habría merecido la pena, pero antes ya había dado incluso más de sí. ‘Cien gaviotas’ es la prueba fehaciente de que no hay nada mejor que ordenar un par de acordes y colocar bien un trotante ritmo de batería para construir un precioso himno de pop, y ‘Esos ojos negros’, lo es de que difícilmente se puede evocar más que con una mandolina. Mucho se ha criticado el carácter adolescente de las letras de Duncan Dhu. Y se seguirá haciendo porque incluso en la edad adulta eran capaces de entregar algo tan rocambolesco como ‘Como dioses pequeños’. Sin embargo, es justo reconocer que no se les daba tan mal encontrar frases que, desde su sencillez, terminaban resultando icónicas. «Los buenos tiempos volverán», «la lluvia los devolverá», «desde el país donde mueren las flores»… Es fácil deducir por qué José Luis Lanzagorta de La Buena Vida, una de las personalidades que ha escrito textos para el cuidado libreto de la edición especial de este ‘1’, destaca el título de aquel segundo disco: ‘Canciones’.
‘El grito del tiempo’ llegaba al mercado con Duncan Dhu convertido en supergrupo y les daría su mayor éxito comercial. ‘En algún lugar’, el single de «comeback» (sólo un año después) que sonó por todas partes, mostraba al mismo tiempo sus puntos fuertes y debilidades, de la espléndida intro de casi un minuto a la influencia de los Smiths… pero pasando también otra vez por una letra algo caótica y también cierto exceso instrumental, aquí guitarra eléctrica mediante. Más desenfadadas y espontáneas sonaban ‘Una calle de París’ y ‘El sentido de tu canción’, que debería haber sido versionada por Klaus & Kinski (atentos a los teclados).
Se incluyen cuatro temas del doble ‘Autobiografía’, a la postre el favorito del grupo, quizá debido a la solidez de cortes ya entonados por Vasallo como ‘Rosa gris’, pero es en los temas recogidos de ‘Supernova’ donde aparecen las novedades más interesantes: del esplendor absoluto del estribillo de ‘Mundo de cristal’ a la influencia de Depeche Mode que se asoma en la siniestra ‘Rose’. Tras aquel disco de 1991 vendría una etapa más folk con algún guiño suelto al soul (‘Si no eres tú’, a pesar de su cita a «los Cult») y al entorno cantautor (Vasallo no puede deshacerse de un tono canalla vinculable a Sabina), que parece clave para comprender el ambiente de las seis canciones nuevas.
Estas composiciones englobadas bajo el nombre ‘El duelo’ se recrean en las influencias rockabilly que según sus propias palabras es lo que ahora les une. Es curioso que en un momento dado sus momentos más eclesiásticos fueran los que pudieran repeler al mundo alternativo. Ahora hemos aprendido que aquello no era malo después de años de weird folk, folk indie, anti-folk, alt-country y hasta folk gay. Y lo mejor: su perversión ha dado lugar a grandes cosas. ‘No dejaría de quererte’ suena casi tan seca como uno de los últimos números de Christina Rosenvinge, ‘Cuando llegue el fin’ perfecta para una taberna y la versión de la habanera ‘Plora guitarra’ de Josep Lluís Ortega i Monasterio, digna. ¿Dan lugar a ese deseado disco de madurez? Las canciones no son tan bonitas o impactantes como las de los discos enlazados, pero este es claramente el mejor camino que podían tomar.
Calificación: 6,8/10
Lo mejor: ‘Cien gaviotas’, ‘Esos ojos negros’, ‘El sentido de tu canción’, ‘Mundo de cristal’
Te gustará si te gusta: el pop español, aunque no sea súper ultra mega underground
Escúchalo: Deezer