Son palpables los esfuerzos del equipo por dar una pátina de cohesión a todo el conjunto, dejando que una pulcra ingeniería de sonido conduzca esa energía característica de Springsteen y su banda, que en esta ocasión presenta nuevas adiciones (el Rage Against The Machine Tom Morello, tras sustituir temporalmente en la gira a Steve Van Zandt, gana aquí un protagonismo inusitado, compitiendo con el mismísimo Nils Lofgren) y rinde honores a los caídos (dos pistas grabadas en su momento por los desaparecidos Clarence Clemons y Danny Federici son recuperadas para la ocasión). Como en ‘Wrecking Ball’, Aniello y Springsteen apuestan por una mezcla de bases poderosas y arreglos muy medidos que maridan con buena mano toques de electrónica y tradición de folk celta, si bien el conjunto suena mucho menos enérgico que en su notable obra anterior, prescindiendo de esa garra tan característica del de Long Branch.
Resulta difícil obviar que estamos ante una colección de canciones dispar, de orígenes muy diversos y que no siempre está a la altura. En esta ensalada encontramos interesantes versiones (desde el potente corte que da título al álbum, firmado originalmente por los semidesconocidos The Havalinas, hasta el final ‘Dream Baby Dream’ de Suicide, pasando por ‘Just Like Fire Would’ de los siempre reivindicables The Saints), descartes de viejas sesiones (‘Harry’s Place’, ‘Heaven’s Wall’, ‘Down In the Hole’ y ‘Hunter Of Invisible Game’, composiciones de la década pasada que no encajaron en ninguno de sus álbumes de entonces) y recuperaciones de rarezas (‘American Skin (41 Shots)’, uno de los momentos más sólidos del disco, es un tema que Springsteen dedicó en 2000 a Amadou Diallo, abatido a tiros por la policía cuando estaba totalmente desarmado, y que recuperó como homenaje al joven Trayvon Martin, muerto por un guardia de seguridad en circunstancias similares).
Hasta cierto punto, se agradece que Springsteen haya optado por liberar ‘High Hopes’ de la carga de un álbum conceptual y de su figura de working class hero, y que haya optado, simplemente, por reunir canciones tan ligeras como ‘Frankie Fell In Love’ o ‘Harry’s Place’, sin más pretensiones. Sin embargo, el conjunto es tan disperso y se ve tan debilitado por momentos tan discretos (y tan celtas) como ‘This Is Your Sword’ o ‘Hunter Of Invisible Game’, que aburren y contribuyen a que se le vean demasiado las costuras a este monstruo de Frankenstein. Hasta un número tan apetecible, a priori, como una versión dura y rabiosa de ‘The Ghost Of Tom Joad’, termina cayendo en cierta autocomplacencia, extendiendo los solos de guitarra de Tom Morello hasta la extenuación. Más atinada parece, en cambio, la recuperación de los ya mencionados ‘High Hopes’ (cuyos vientos logran mejorar incluso el original), ‘American Skin (41 shots)’ (no solo por su alegato contra la violencia, sino porque esta suerte de nueva ‘Streets Of Philadelphia’ lo merecía) y, sobre todo, de una joya tan majestuosa como ‘The Wall’ (una canción inspirada en Walter Cichon, un músico local al que admiraba y que cayó en la guerra de Vietnam).
Calificación: 6,7/10
Lo mejor: ‘The Wall’, ‘American Skin (41 Shots)’, ‘High Hopes’, ‘Dream Baby Dream’
Te gustará si te gusta: el Boss y no eres especialmente exigente con él.
Escúchalo: Deezer