¿Se puede reseñar un disco como este nuevo sin utilizar una palabra tan vista como «retrofuturista»? Se podría esquivar por gusto, pero no parece necesario cuando esa probablemente fue la intención de Joseph Mount al aparecer con toda su cacharrería electrónica en los Toe Rag Studios de Londres, conocidos por su carácter analógico, dejando de piedra a su dueño Liam, que les soltó: «vais a odiar este sitio». Pero no ha sido el caso. Metronomy sabían lo que se hacían y han utilizado este lugar para relacionar pasado -representado por su carácter setentero- y futuro -en tanto que su sonido no se queda en el revival sino que suena avanzado y personal-; lo orgánico -lo que suena completamente vivo- y lo digital -lo que suena descaradamente enlatado-. El álbum se abre, así, con ‘The Upsetter’, un tema en el que empieza mandando una caja de ritmos pero termina desempeñando una función esencial una guitarra eléctrica casi virtuosa, latina, en la que imagino hasta a Santana.
Dados estos contrastes, el título del disco resulta significativo. Hoy en día ya no se envían «cartas de amor», pero no puede decirse que el amor haya pasado de moda. En perfecta sintonía con otra obra futurista de actualidad, la película ‘Her‘, en la que las tarjetas de amor, aunque sea a través de la red, son protagonistas, este disco nos habla de la distancia (como también casualmente la letra de Karen O en su tema para la película de Spike Jonze), en concreto de lo que ha echado de menos a los suyos Joseph estando de gira y lo culpable que se ha sentido pasándoselo bien. Ese retrato de minibares tristones de hotel que encontramos en la final ‘Never Wanted’ es algo manido: aburre hace rato ver a los artistas quejarse después de una gira -sí, ha de ser duro recorrer el mundo sin saber ni dónde andas, pero contádnoslo con otras palabras-. Sin embargo, la vía musical escogida para canalizar todas esas sensaciones adversas (echar de menos a tu novia pero estar triunfando) es la óptima. La nostalgia y la desazón están bien captadas en canciones como ‘Call Me’, un tema de kraut triste más cerca en espíritu de Sparks que de Neu!, y lo mismo puede decirse de ‘I’m Aquarius’ y su retrato del desamor, un tema de fantásticos coros sobre astrología hecho por alguien que depende del zodíaco y no sabe nada de él.
En cuanto a los momentos de euforia, Metronomy han llegado a un matrimonio entre lo humano y la máquina que alcanza su mayor esplendor en ‘Reservoir’, un tema ahijado de Stereolab en el que su antes vista influencia de Talking Heads topa con un momento bastante trance. Más bailable todavía, y en una galaxia lejanísima a su viejo llenapistas (imaginarias) ‘Holiday’ es el hit ‘Love Letters’, alimentado por un vídeo en plano secuencia de Michel Gondry, pero sostenido por su calidad propia: si ya su versión «radio edit» podía haber sido un temazo de la era Motown, espera a escuchar su versión larga, con una fantástica intro y outro compuesta por vientos.
De nuevo, pese a temas aún no mencionados y destacados como el beatliano y también versionable por MGMT -sobre todo por su falso final- ‘The Most Immaculate Haircut’, esta no es la obra maestra de Metronomy. El instrumental ‘Boy Racers’ tiene gracia, pero poca gracia, sobre todo si recordamos que el largo cuenta con sólo 10 pistas; y sus sencillos están tan claros como siempre, sonando demasiado por encima de ‘Monstrous’ o ‘Moth of Sundays’. Pero yo al menos tengo claro qué prefiero, si un disco buenísimo y una carrera en picado o tres discos que se acercan al sobresaliente aunque sea sin alcanzarlo.
Calificación: 7,8/10
Lo mejor: ‘Love Letters’, ‘Reservoir’, ‘I’m Aquarius’
Te gustará si te gustan: Midnight Juggernauts, Stereolab, MGMT, Hidrogenesse, ELO
Escúchalo: Youtube.