Liars / Mess

¿Qué transmite la portada de ‘Mess’, el séptimo disco de Liars, esa amalgama de colores vivos, radiantes, inusual en la carrera de un grupo cuyo sonido ha recurrido siempre a lo nauseabundo, a lo grisáceo, a lo mugriento? Que nadie se asuste, toda esta luminosidad no conforma ningún campo de flores (probablemente les daría alergia), sino una extraña suerte de peluca que han ahogado en plástico, intentado tirar por el desagüe, abandonado en la calle o restregado por sus huevos. No huele a rosas. Huele a Liars.

El batería Julian Gross, responsable del arte, buscaba un objeto real que pudiera encontrarse al margen de un ordenador, y también una cubierta vibrante que complementara su música, aprovechando que les apetecía que hubiera una vinculación estética mejor definida entre lo que percibimos por dentro y por fuera de este álbum. Así, han decidido llevar este artilugio a lugares tan pintorescos como a los que están llevando su producción, ya realizada por el propio Angus Andrew en solitario. El anterior trabajo de Liars, ‘WIXIW‘, se asentaba en la electrónica con referencias al kraut o a los Radiohead del siglo XXI, a los que recordaban de manera bastante palpable en ‘Octagon’. Esa línea abierta permanece en este disco, especialmente en su segunda mitad en pistas como ‘Darkslide’, pero en verdad la banda ha seguido otros derroteros.

‘Mess’ contiene algunos de los temas más bailables de la carrera de Liars. Pero, de nuevo, las ratas del río Spree junto a los clubs de moda de Berlín serían las protagonistas de esas pistas, no el público que suele pasar por ellos vestido de colorines. ‘Mask Maker’ abre como una revisión de ‘I Feel Love’ guarrísima, con menciones repetidas a los calcetines usados por el vocalista, y musicales al techno industrial de Nine Inch Nails y Skinny Puppy. También tiene algo a lo Moroder ‘I’m No Gold’, que podría incluir en uno de sus primeros momentos un sample de New Order, y por sus falsetes y melodía podría haber sido un convencional rompepistas de 2014, pero prefiere sonar más bestia, como esa ‘Pro Anti Anti’ que remite a los Primal Scream de ‘Evil Heat’ y ‘XTRMNTR‘ a pesar de los arreglos cristalinos de su final.

En este arranque de disco percibimos perfectamente a esos Liars que ahora hablan de espontaneidad, en contraposición al larguísimo período de tiempo que les llevó construir ‘WIXIW’. La inmediatez es protagonista también en el apocalíptico single ‘Mess on a Mission‘, con ese lema gritado a los cuatro vientos que se pega cosa mala antes de la llegada del estribillo («Facts are facts and fiction’s fiction») y pueden asomarse también los fans de los contrastes de Depeche Mode por la breve, experimental y tristona ‘Can’t Hear Well’, una balada que ya hubieran querido para sí esos Anthony Kiedis y Julian Casablancas que de vez en cuando prueban «cosas nuevas». No en vano el disco lo ha mezclado Timothy “Q” Wiles, quien se encargara de ‘Ssss‘ de VCMG (Vince Clarke y Martin Gore).

La segunda mitad del disco es algo más árida, únicamente por los nueve minutazos de ‘Perpetual Village’: los siete del cierre ‘Left Speaker Blown’ son mucho más sugerentes y adecuados en su lugar en la secuencia. Pero este último tema, la referencia a Kraftwerk de ‘Dress Walker’ o lo atrevido de llamar un tema ‘Boyzone’ confirman la grandeza de Liars. ¿Cuántos discos buenos suman ya? ¿Cuántos discos diferentes pueden hacer sin perder su carácter distintivo, ese ambiente inquietante que tiene todo lo que tocan? ¿Cuánto pueden experimentar sin renunciar a esos ganchos pop que los hacen tan irresistibles?

Calificación: 8,3/10
Lo mejor: ‘Mess On A Mission’, ‘Mask Maker’, ‘I’m No Gold’, ‘Pro Anti Anti’
Te gustará si te gusta: Nine Inch Nails, Primal Scream, Kraftwerk, Nitzer Ebb
Escúchalo: NPR

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: liars