Trágicamente no pude llegar a tiempo de Blank Realmn, una de las actuaciones más interesantes programadas el domingo del Festival de Benicàssim… pero a unas imposibles seis de la tarde después de cuatro días de festival. Una pena, pero la última jornada comenzaba para nosotros una hora después con The Presidents of the USA. El trío, con un sonido excelente, el propio de una banda con años de rodaje, nos hizo recordar no sólo por estilo musical sino por atuendo (pantalones cortos, calcetines largos) el rock americano universitario de mediados de los 90. Eran los tiempos en que se agotaba el grunge y temas como ‘Lump’ o la payasísima ‘Peaches’ se convertían en himnos generacionales. No faltó ninguna de las dos, bastante celebradas, ni su versión de ‘Video Killed the Radio Star’. De nuevo es difícil averiguar dónde han aprendido los adolescentes británicos que nacieron en aquella década las letras de canciones como estas, pero la química entre público y formación fue más alta de lo que esperaba para este grupo -que yo sepa, al menos- tan poco reivindicado.
Antes de que Nina Nesbitt ocupara el Escenario Trident con un concierto diferente a lo visto en el festival (lo cual siempre se agradece) de tintes americanos en un sentido bastante Taylor Swift del término (no faltó, por supuesto, su canción sobre los «selfies», llamada muy imaginativamente ‘Selfies’), The Academic dieron un buen show lleno de canciones indies «typical FIB» que recordaba al gran concierto que hace unos años The Wave Pictures daban en el festival. Ignoro si sus temas llegarán a ser hits, pero deberían.
En el FIB la puntualidad se lleva a rajatabla, pero hemos vivido este año dos retrasos angustiosos de cinco minutos: el de Lily Allen y el de M.I.A., quizá las dos artistas que por su historial más papeletas tienen para no presentarse «last minute» (M.I.A. canceló un Summercase hace unos años y no viene mucho a visitarnos). M.I.A. se tiró al público nada más salir al escenario -luego repetiría diez veces más aproximadamente- cuando aún estábamos hipnotizados por las esperables proyecciones no aptas para epilépticos, donde no faltaron ataques a Google y al gobierno (no hubo holograma de Julian Assange, por desgracia). Lo suyo no fue un concierto sino más bien un DJ set de 45 minutos en el que se iban sucediendo algunos de sus hits seguidos, sin espacio para ni un solo triste aplauso. Acompañada de un DJ, M.I.A. escupía sus letras confiada aunque algo floja de voz (a veces solo salía un timidísimo hilillo de sus cuerdas vocales) pero con una actitud que le servía de contrapeso. Si musicalmente el show es una perfecta confluencia de modernidad y clásicos jamaicanos, el orden de su repertorio no podía ser más atractivo, con ‘Bucky Done Gone’ y ‘Bird Flu’ sonando en los primeros minutos, ‘Bring the Noise’ y ‘YALA’ hacia la mitad, y dejando ‘Boyz’, esa obra maestra llamada ‘Paper Planes’ y ‘Bad Girls’ (una gozada ver su absolutamente genial vídeo proyectado en gigante) para el cierre. Se echaron de menos muchísimas canciones como ‘Jimmy’, ‘XXXO’, ‘Born Free’ o sobre todo por pertenecer a su último disco ‘Matangi’ la estupenda ‘Come Walk With Me’ (con sus ya clásicos sonidos de teclas subiendo y bajando el volumen del mac ejerciendo de ritmo), pero ya podemos decir que hemos visto a M.I.A. hacer una peineta en el Escenario Maravillas. Mención especial para los dos go-gós, chico y chica (profesionales contratados, no fibers, aunque podría haber sido), que no pararon de dar botes en todo el concierto alrededor de Maya. Ha rozado lo insoportable entrar este año en el Facebook del FIB para leer cosas como que dónde están los artistas de este año en el cartel del Festival. Yo no sé, si M.I.A. no es una grande del siglo XXI, quién podría serlo. M.I.A. es el siglo XXI.
Tras haber aguantado un único segundo del concierto de Paolo Nutini (nada en contra, salvo la posibilidad, por la hora, de terminar dando cabezadas), The Courtneers fueron una opción más animada. Con un sonido ultra Killers incluso en la voz tan masculina y afectada de su vocalista, el grupo se benefició del aire populista y strokiano de algunas de sus canciones, y todo el mundo terminó cantando ‘What Took You So Long’ y sus «oh, oh, ohs». ¿Qué cantante, por cierto, fue el primero en llamar «Beni» a Benicàssim? Ha hecho historia.
La noche se cerró con Alesso, que de lejos sonaba a clase de spinning de Holiday Gym pero de cerca se beneficiaba de una buena puesta en escena (terminaba con ‘Under Control’ de Calvin Harris con Hurts), y DJ Rojiblanco, en el escenario pop, que todavía no se ha olvidado de los Cardigans ni de Pet Shop Boys para nuestra alegría. Y después, la última fiesta hasta altas horas de la mañana en un festival que quizá tendría que haber contado con un cabeza de cartel tamaño Prince para haber celebrado un 20º aniversario más apoteósico, pero que, por lo que a esta página web de música pop respecta, nos ha dado una decena de buenos conciertos de gente que rara vez actúa por aquí (toda la sección Brit tipo Katy B, Ellie Goulding, Lily Allen… ¿volverá en algún momento?) y sobre todo de nuevo ese ambiente totalmente festivalero, de fin de semana de desmadre, de celebración, de ’24 Hour Party People’, que no se paga con dinero ni aparece en los carteles de los festivales. Gracias, Benicàssim.