Para la composición de ‘Ultraviolence’ Lizzy ha vuelto a contar con la ayuda de Dan Heath, quien ya apareciera en los créditos de una de las canciones más importantes de su carrera, ‘Blue Jeans’, así como de la hermosa ‘Bel Air’. Heath además es arreglista, productor e ingeniero y contribuyó de manera significativa a la creación de ‘Born To Die‘ dirigiendo la orquesta de cuerdas o proporcionando arreglos de piano y cuerda o teclados. En ‘Ultraviolence’, Heath vuelve a aparecer como co-autor en ‘Fucked My Way Up to the Top’. ¿Será este el próximo single?
Lejos de los alardes técnicos que exhibió Lana en su trabajo junto a Yoann Lemoine, el videoclip de ‘Ultraviolence’ se acerca más bien a la naturaleza casera, casi de serie B (o sin el «casi») de ‘Video Games’. En este caso, sin embargo, el clip en cuestión narra una historia de (des)amor en la que Lana, vestida de novia (como ya hemos visto a Madonna, Mariah Carey, Beyoncé, P!nk y tantas otras) recorre un frondoso bosque de camino a la capilla donde contraerá matrimonio, una capilla diminuta a la que llega junto a su amado, que evidentemente se encuentra grabándolo todo tras la cámara. Pareciera un clip olvidable de primeras hasta el «momento mandarina», que no sabemos muy bien si es autoparódico o va en serio, pero que ya ha pasado a la historia como uno de los instantes más divertidos a la par que extraños de la carrera de Lana Del Rey.
Ha dirigido el videoclip de ‘Ultraviolence’ el italiano ganador de un Emmy Francesco Carozzinni. ¿Quizás de su origen naciera la estética «spaghetti western» de este romántico vídeo? Carozzinni es autor de piezas como ‘Jealous’ de Beyoncé, ‘Waiting Game’ de BANKS o ‘Phoenix’ de A$AP Rocky y ha firmado anuncios para marcas como Gucci o Ray Ban. Además, ha realizado pruebas cinematográficas a actores y/o actrices de la talla de Natalie Portman, Joseph Gordon-Levitt y Charlize Theron.
Ese amado del que os hablamos previamente, por lo que nos cuenta Lana en su disco, podría ser Barrie James-O’Neill, con el que por cierto ya no sale, pero lo que relata la letra de esta canción en particular es una historia más vieja, una historia de amor-odio entre Lana y el líder de una secta que practica la violencia para curar a sus seguidores del alcohol y las drogas. Un líder, sí, llamado Jim. «‘Ultraviolence’ es un recuerdo de mi época en Nueva York», explica Del Rey en una entrevista. «Durante un tiempo formé parte de una escena clandestina costera liderada por un gurú que creía en la idea de destruir a sus seguidores primero para luego reconstruirlos. Y yo me enamoré de él porque, en ese momento, anhelaba seguridad».
Los días de Grant en Nueva York fueron decisivos para su carrera. Del Rey se mudó allí con 18 años para estudiar metafísica en la Universidad de Fordham y fue en este centro de estudios jesuita donde la artista dio sus primeros pasos en la música, pasos a los que pronto seguiría una mini gira por clubs y baretos de Brooklyn donde Lana tocaría para amigos y seguidores de la escena underground bajo diversos alias, incluyendo Lizzy Grant y Sparkle Rope. Lana Del Rey, tal y como la conocemos hoy, nació en 2011.
Del Rey recuerda en ‘Ultraviolence’ sus días en Nueva York con nostalgia pero también se permite una alusión a Woodstock, punto de reunión por excelencia del movimiento Hippy de los años 60 al que ella misma hace referencia en otras canciones de su último disco como ‘Brooklyn Baby’, con alusiones a la marihuana y a la literatura beat. Es una mirada triste al pasado en comparación con un presente que parece no haber comprendido del todo el arte de Del Rey. «[Cuando llegué a la industria»], comentaba Lana en XL, «buscaba una comunidad artística como la de [Bob] Dylan y Joan Baez o la de la generación beat de Jack Kerouac y Allen Ginsberg. También vine en busca de que se me respetara como compositora dentro de esa comunidad. En honor a la verdad, no encontré ninguna de las dos cosas».
Esa sensación de desolación impregna toda ‘Ultraviolence’ gracias también a la magistral producción de Dan Auerbach de The Black Keys, que envuelve la composición de Grant en paisajes de una melancolía brutal, por no hablar de esos bellísimos autocoros que se balancean a cámara lenta en el último estribillo y que imaginamos fueron en su momento idea de Auerbach (¿quizás de ambos?). Lana traslada esa misma desolación a frases en las que se compara con la planta venenosa Belladona, como Jim la solía llamar, o a otras como «me encontraba llena de veneno / pero bendecida por la belleza y la rabia». Por otra parte, la memorable línea «me golpeó y pareció un beso» aparece asimismo en su canción inédita ‘Beautiful Player‘ y pertenece al hit de los Crystals de 1963 ‘He Hit Me (and It Felt Like a Kiss)‘. Y porque efectivamente el alma de Del Rey vive aún en los 60, la cantante incorpora en la letra de ‘Ultraviolence’ referencias a ‘Lolita’ de Vladimir Nabokov, que no obstante salió en 1955 (la adaptación de Stanley Kubrick, eso sí, salió en 1962) y por supuesto a la «ultraviolencia» de ‘La naranja mecánica’ de Anthony Burgess, novela publicada en 1962 y adaptada por el mismo Kubrick en 1971.
A esa misma «ultraviolencia» se han referido a lo largo de los años otros artistas aparte de Lana Del Rey. New Order, Heartsrevolution y Sigue Sigue Sputnik también han explorado en su catálogo el concepto de ultraviolencia, como también lo han hecho los menos populares Ry Legit, Cliff Lin o Memory of a Melody. Curiosamente en la letra de ‘Ultraviolence’ de New Order no aparece este mismo término por ninguna parte, pero sí un verso con el que Lana se sentiría ciertamente identificada: «todo el mundo comete errores / hasta yo / simplemente sé libre / este es un lugar donde, al final, tal cosa ocurre en nuestro mundo interior».
Os dejamos con una interpretación de ‘Ultraviolence’ en directo desde Glastonbury y con una estupenda remezcla de esta misma canción por parte de I Am Camera. En Spotify ha aparecido también ‘Disciples Remix’.