‘Joe’, o como un niño le pega una zurra interpretativa a Nicolas Cage

En una secuencia de ‘Joe’, el adolescente protagonista le propina una soberana paliza a un hombre mucho más grande que él. Una escena que resume muy bien lo que es esta película: una tunda interpretativa que le pega el joven Tye Sheridan a un esforzado pero impotente Nicolas Cage. Lo que parecía un intento por revitalizar la carrera de un actor en horas muy bajas (‘En tiempo de brujas’, ‘El pacto’, ‘Bajo amenaza’, ‘Contrarreloj’…), un vehículo para su lucimiento, al final se convierte en un desequilibrado duelo del que sale ganador el actor joven más prometedor del momento.

El irregular David Gordon Green (‘Superfumados’, ‘Prince Avalanche’) vuelve a terreno conocido: el drama sureño, el territorio de una de sus primeras películas, ‘Undertow’ (2004). No es casualidad: esa cinta la produjo Terrence Malick, una de las grandes influencias de Gordon Green. Y tampoco es casualidad: el director eligió para coprotagonizar ‘Joe’ al joven actor que debutó en ‘El árbol de la vida’ (2011) e interpretó otro drama sureño, la excepcional ‘Mud‘ (2012). Pues bien, ‘Joe’ se podría ver como una versión grotesca y pasada de vueltas de ésta última. Una mirada demasiado tópica y en negrita a la América más empobrecida y violenta del profundo Sur.

Como drama sureño e historia de redención, ‘Joe’ es decepcionante. Pero como retrato de la clase obrera, es mucho más interesante. Las mejores secuencias de la película son las que transcurren en el bosque donde un grupo de jornaleros trabajan «envenenando» árboles para poder cortarlos legalmente. Brillante metáfora de una cierta moral capitalista que considera a los bosques como simples contenedores de materias primas para uso industrial y comercial.

Y luego está el caso de Gary Poulter, claro. El actor que interpreta al padre alcohólico y violento del chico es en realidad un vagabundo, un sintecho que el director descubrió por las calles de Austin mientras buscaba actores no profesionales para completar el cásting. Impresionado por su aspecto, por la intensidad de su mirada y la textura de su piel, le convenció para que interpretara el papel. El resultado es estremecedor, un sobrecogedor retrato del envilecimiento humano y un documental dentro de la ficción sobre el deterioro físico de una persona (tenía solo 53 años) por culpa de la adicción al alcohol. El actor murió pocos días antes de estrenarse la película. Su cuerpo se encontró flotando en un embalse, tras caerse después de una noche de borrachera. Cruel metáfora de la propia película. 6,5.

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Publicado por
Joric