‘Birdman’: esto es el cine

Asegura en varias entrevistas Alejandro Gónzalez Iñárritu que no eligió a Michael Keaton como protagonista de ‘Birdman’ porque antes hubiera sido Batman. Que simplemente le apetecía trabajar con él. Si esto es verdad, enhorabuena, estamos ante uno de los aciertos de cásting más absolutos de la historia. Con este golpe de efecto el director mexicano dota a su película de una lectura más, otra de las muchas que tiene, capaz de convertir lo bueno en excelente.

No hay duda, a Hollywood le sienta fenomenal el metalenguaje, y si estás al tanto de la carrera de Keaton, es imposible no encontrar un paralelismo entre un actor y un personaje que comparten mucho más que piel y voz de superhéroe. Y eso que Keaton afirma que nunca ha interpretado a nadie más distinto a él mismo que este Riggan Thomson. Habrá que creérselo también, como a Iñárritu. El juego está servido. O mejor dicho, el laberinto, que de pasillos, tanto físicos como mentales, está repleto el filme.

Claro que no es esta coincidencia entre realidad y ficción lo que hace enorme un título que, de haberse estrenado hace unas semanas como en el resto del mundo, habría entrado directamente en el número uno de mejores películas de 2014. Por supuesto que puedes disfrutarlo en tono meta e incluso presumir de haber entendido guiños escondidos para cinéfilos como esa moqueta prestada del hotel de ‘El resplandor’, esa Naomi Watts coqueteando con ‘Mulholland Drive’ o un cartelito de ‘Superman’ por ahí escondido que anticipa lo que viene a continuación; pero tampoco hace falta ser un experto en la trastienda de la industria para dejarse atrapar por una historia que, según la experiencia del espectador, lo mismo puede ser entendida como una metáfora de la eterna lucha del hombre y su ego que como un curioso drama parentofilial, una simple comedia laboral, una original crítica existencial, una parodia de la fantasía con toques de acción o, simplemente, un ejercicio de estilo que, por cierto, marca un hito en la historia del cine. Te lo tomes como te lo tomes, siempre funciona.

Y aquí sí que no hay lugar a la improvisación y a la suerte de haber elegido bien a los actores (que todos lo están). Causa vértigo pensar en todo el trabajo previo que habrá tenido que hacer Iñárritu para poner en pie este festival de géneros. En todo lo que habrá tenido que ensayar con técnicos y actores para que la cámara fluya durante dos horas en un falso plano secuencia sin que nada chirríe. En lo que habrá tenido que afinar el guión antes del rodaje para que su salto a la comedia funcione sin esa red de seguridad que es el montaje. Él es el superhéroe. Él es Birdman. El resto, como Emma Stone, tendremos que conformarnos con verle lanzarse por la ventana y disfrutar del espectáculo con los ojos muy abiertos mientras pensamos: «Lo ha hecho. El cabrón lo ha hecho». 10.

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Publicado por
Claudio M. de Prado