Belle and Sebastian / Girls In Peacetime Want To Dance

Algunos nos apresuramos a afilar la pluma cuando se avanzó ‘The Party Line‘, single principal de ‘Girls In Peacetime Want To Dance’, primer álbum de Belle and Sebastian en más de cuatro años. Su debilidad melódica, más simple de lo que nos tienen acostumbrados Belle and Sebastian, contrastaba con la eficacia de su clásico ritmo disco (donde haya un buen cencerro, hay groove). Parecían querer aportar más pirotecnia que verdadera sustancia y sin duda lograron el objetivo: nos quedaba claro que la banda de Stuart Murdoch se había cansado de su imagen de lánguidos chicos amables y quería aportar algo de pimienta a su dulzura, e incluso sacarnos a la pista de baile.

Sin embargo, el cambio (necesario, tras los tibios resultados de un ‘Write About Love‘ que seguía a pies juntillas su libro de estilo tras el más arriesgado, fantástico ‘The Life Pursuit‘) que se anunciaba para este noveno álbum de estudio no es tan drástico como apuntaba su primer single y atestiguaban sus siguientes muestras. ‘Nobody’s Empire‘, que abre con tino el álbum, ejerce de bisagra entre sus primeros pasos (este año se cumplen veinte de su formación, casi nada) y los B&S de 2015 (en ella los sintetizadores y los coros gospel son aún tímidos, muy medidos), mientras que ‘The Cat With The Cream‘ es una de sus baladas clásicas, si bien con unos arreglos orquestales bien ampulosos, más propios de The Divine Comedy que de ellos mismos.

La parafernalia del baile era, pues, apenas una pista de esa evolución anunciada. El giro está en realidad en los múltiples contrastes, en el abanico de estilos empleado, más amplio de lo que nunca haya manejado el sexteto. En ‘GIPWTD’ conviven, casi en completa armonía, rock setentero (en ‘Allie’, un personaje femenino que en principio sería el eje principal del álbum), un contrabajo jazzie que nos guía hasta un estribillo inspirado en la música klezmer (en ‘The Everlasting Muse’, cuyo aire de tradición rumano-balcánica contrasta con su letra, sobre querer ser estrella del rock para ligarse a una chica), glam pop (‘The Book Of You’, claramente una de las mejores canciones del álbum) o ambient pop de rítmica casi comatosa, a lo Galaxie 500 (en el cierre ‘Today (This Army’s For Peace)’.

Y, por supuesto, el baile, bailes de diverso pelaje: del funk con toques latinos de ‘Perfect Couples’ al soft pop a lo ‘Love Is In The Air’ de ‘Play For Today’, dueto con Dee Dee de Dum Dum Girls (la norteamericana fue descartada del casting de ‘God Help The Girl‘, pero a cambio obtuvo este premio), pasando por el sorprendente europop de ‘Enter Sylvia Plath’, en clara sintonía con Saint Etienne (no en vano Bob Stanley ha escrito la nota de prensa del álbum), que, esta vez sí, cumple con creces con todo lo que cabía esperar de su transformación bailable. Es, sin duda, y por diversos motivos (pocos osarían situar a la mítica poetisa maldita en un contexto así) el momento álgido de ‘Girls In Peacetime Want To Dance’.

El disco, producido por alguien tan a priori ajeno al clásico universo de los escoceses como Ben Allen (Animal Collective, Deerhunter, Cut Copy, Cee Lo Green, M.I.A., largo etéctera), resulta así una fuente continua de sorpresas y, en ese sentido, el cambio convence. Sin embargo, el conjunto queda al final lastrado por pequeños detalles incómodos que malogran buenas ideas: el feo riff de teclado que marca una canción tan bonita como ‘The Power Of Three’; temas alargados en exceso y sin aportar gran cosa como ‘Perfect Couples’ y, sobre todo, ‘Play For Today’ (de no ser por esa irritante coda gospel de estilo ‘El Rey León’, saldrían por la puerta grande); melodías monas, muy suyas, pero a las que parece faltarle algún giro más (‘Ever Had A Little Faith?’) o el ya citado último tema, una canción del montón ralentizada hasta la agonía que deja absolutamente indiferente… Esas pinceladas erradas, que hacen que por momentos pensemos en bandas de ligas menores como Stars, Fanfarlo o Music Go Music, echan un poco a perder lo que podría haber sido un disco muy notable, un verdadero golpe de efecto.

Sin embargo, Stuart Murdoch siempre cuenta con un factor extra que realza sus canciones. Sus exquisitas letras, de nuevo, vuelven a marcar diferencias y recuerdan lo mucho que se equivocan los que ven en él a un simple paradigma del pop más naíf. Y no es solo que, acostumbrado a ponerse en la piel de otros personajes, haya decidido desnudarse un poco por vez primera en ‘Nobody’s Empire’ (en la que habla de forma bastante clara sobre la encefalomielitis miálgica que padece y cómo ha influido en su carácter y su enfoque vital). Recurriendo a constantes metáforas sobre teatro y literatura, Murdoch se esmera aquí retratando sensaciones propias de peterpans que se resisten a vivir una vida ordinaria y optan por vivir fantasías (‘Allie’, ‘The Book Of You’), jóvenes perdidos que se esmeran en representar un papel haciendo de su vida una vacía opereta (‘Play For Today’), lanzando dardos a los políticos que se muestran ajenos a los problemas reales del pueblo (‘The Cat With The Cream’) o tirando un poco de mierda a esos nuevos modelos vitales que (ya sabéis quiénes, solo hay que echar un vistazo a Instagram) aparentan vivir una vida modernísima y perfectísima. ‘Girls In Peacetime Want To Dance’ no es ni mucho menos perfecto, pero a cambio ofrece muy buenos momentos y, sobre todo, una reinvención tranquila para unos Belle and Sebastian que huyen de convertirse en un cliché.

Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Enter Sylvia Plath’, ‘Allie’, ‘The Book Of You’, ‘The Everlasting Muse’.
Te gustará si te gusta: Saint Etienne, Love, The Divine Comedy.
Escúchalo: NPR

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Publicado por
Raúl Guillén