La cantante aseguró, en declaraciones recogidas por Madonnarama, que es «un animal de costumbres» y que ensaya «todo, todo y todo» para que su espectáculo luzca fácil y «con ello crear magia». Lamentando haber ofrecido en realidad un «espectáculo de los horrores para todos», Madonna detalla cómo una cadena de infortunios la llevó a la caída. «Me pusieron una traba al principio de la actuación. Me dijeron que atara mi capa y que empezara bastante más lejos y tuve que caminar mucho más. Todo el mundo estaba preocupado de que se me cayera la capa y me la ataron muy fuerte alrededor del cuello, así que empiezo a marchar como la reina, llego a lo alto de las escaleras e intento tirar de la cuerda pero no se deshace. Básicamente, mis dos encantadoras bailarinas japonesas podrían haberme estrangulado en el escenario. Tenía dos opciones, ahogarme o caer, y preferí caer».
Madonna añade que la caída no fue tan aparatosa como todo el mundo cree porque ya sabe cómo caer («me he caído varias veces de mi caballo», dice) pero que sí se hizo daño en la cabeza. «No más capas», concluye. «El miedo a las capas se ha acabado».