En una entrevista con Fast Company, ha dicho que la estrategia de este disco se ha improvisado sobre la marcha. «Me gustaría decir que hay un superplán, pero no lo hay. Sin embargo, hace unos meses escribí a mi mánager y le dije: «¿Sabes qué? Esto del streaming simplemente no está bien. No sé por qué, pero me parece insensato»». Björk continúa explicando: «trabajar en algo durante dos o tres años y después decir: «aquí está, gratis»… Y no es por el dinero. Es una cuestión de respeto, ¿sabes? Respeto por la cantidad de horas y de trabajo que has puesto en él».
Sin embargo, Netflix le parece un modelo mejor. «Primero vas al cine y después de un tiempo ya puedes recurrir a Netflix. Tal vez esa es la manera de que el streaming funcione. Primero lo físico y luego quizá recurrir al streaming».
Björk opta de esta manera por un modelo mixto: ni ha borrado todo de Spotify como Taylor Swift ni sube todo su catálogo. A algo parecido han recurrido Coldplay o Rihanna, que tienden a subir sus discos cuando dejan de venderse en tienda. Un modelo ciertamente cinematográfico…