‘Togetherness’ es algo así como ‘Girls’ quince años después (¿no es Melanie Lynskey una Lena Dunham madura y frustrada?). Los directores reúnen bajo un mismo techo a un matrimonio en crisis, al mejor amigo de él (un actor en paro y desahuciado) y a la hermana de ella (una emprendedora fracasada y con mal de amores). Es casi como una vuelta al piso de estudiantes, a la casa compartida a una edad que no te corresponde. Las tensiones entre las expectativas vitales (sentimentales, laborales) y la frustrante realidad, entre lo que tienes y lo que te gustaría tener, entre un amor que se apaga y otros que parecen encenderse, ponen en marcha el motor cómico y dramático de la serie.
Los Duplass han tenido el control absoluto del proceso creativo. Han rodado la serie con la misma libertad con la que filman sus películas. Los resultados saltan a la vista: los temas, los personajes, el tipo de diálogo, el tono tragicómico, la melancolía que envuelve sus historias… Todo lo que caracteriza a sus películas está en la serie. Sin embargo, también parecen haber acusado la inexperiencia del nuevo formato. En muchos momentos, sobre todo al principio, ‘Togetherness’ parece más una película alargada que una serie. Le cuesta mucho (muchísimo) arrancar y la mayoría de sus ocho capítulos carecen de entidad propia. Es una serie que se disfruta mucho más viéndola en una o dos sesiones, como dos películas de dos horas, que semana a semana. Un maratón sobre la(s) crisis de la madurez.
Calificación: 7/10
Destacamos: la crítica a Hollywood a través del engreído y maleducado director de blockbusters y el momento ‘Cincuenta sombras de Grey’.
Te gustará si te gusta: el cine de los hermanos Duplass y las comedias indies de la HBO.
Predictor: los índices de audiencia han sido tan altos como las pretensiones de la serie: bajos. Aun así, como es habitual en la HBO, va a tener segunda temporada.