La segunda renuncia: abandonar su característica sonoridad. Aunque en ‘Rolling Blackouts’ ya se entreveían sus querencias indies, ahora se han hecho las dueñas. Ian sólo ha mantenido su particular y delicioso sonido de baterías, ha prescindido de las descargas funky, las sobredosis de vientos y la borrachera sampleadélica y ha virado hacia una atmósfera muy «noventera», abrazando una suerte de shoegaze festivo. Si su objetivo era tener a Kathleen Hanna liderando My Bloody Valentine, tal como solicitaba en su anuncio, ha fallado por poco. A Bikini Kill quizás no recuerde demasiado, a la banda de Kevin Shields algo más. Pero a quien realmente remite ‘The Scene Between’ es a Echobelly, Lush y esas bandas británicas con frontwoman de los noventa. Incluso se acerca por –escasos- momentos al imperial ‘Heaven or Las Vegas’ de Cocteau Twins.
Como resultado, un disco que de entrada parece menos infeccioso que los anteriores. No contiene himnos ultra-bailables ni tonadas de cheerleaders de esas de pegar muchos botes. Además, una ligera melancolía sobrevuela sus 37 minutos. Pero con sus nuevos ingredientes Ian ha conseguido otro disco adictivo, pegadizo, vitalista y energético, de pop deliciosamente anacrónico y confortable, que cuesta sacarse de la cabeza. Ya la inicial ‘What D’you Say‘ marca muy claramente los derroteros del álbum: la guitarra y las baterías construyen un panorama soñador y una melodía deslumbrante para acomodar una voz juvenil y ardorosa. La introducción de ‘The Scene Between‘, con ese clavicordio dieciochesco puede confundir un poco; paradójicamente, para ser single de presentación, acaba resultando lo menos memorable a causa de su tonillo a lo «Viva-la-gente».
A partir de aquí, por suerte, todo va cuesta abajo y sin frenos. ‘Walking the Jetstream’ es tatareable y pegadiza hasta límites casi insalubres, te acecha y te puedes encontrar en cualquier momento del día canturreándola. Al despiporre sónico de sus discos anteriores sólo remiten las breves (apenas insertos) ‘Gaffa Tape Bikini’ y ‘The Floating Felt Tip’, la pequeña excentricidad ‘Rolodex the Seasons’ (una especie de demo para Barrio Sésamo) y la apertura de ‘Blowtorch’, aunque esta enseguida se convierte en una suerte de remedo del ‘Sugarcube’ de Yo la Tengo. ‘Did You Know?’, tan almibarada y voluntariamente cursi, es una irresistible balada de girl group pasada por su nuevo filtro, de estribillo anhelante. ‘Catch Me Up in the Rebound’ muestra la otra cara pop de chicas de los sesenta, con sus palmas, sus gritos y su aceleración punki. La relajada ‘Her Last Wave’ vuelve a regalar otro efectivo estribillo de dream pop. ‘The Art of Getting By’ se le va demasiado de las manos, con un coro góspel buenrollista bastante forzado, pero se le perdona por darnos, una vez más, otro estribillo arrebatador (y van…). Y el cierre, con la pieza más melancólica que quizás hayan realizado nunca, ‘Reason Left to Destroy’, es otra pequeña maravilla que muestra a Ian Parton convertido en una especie de Phil Spector del post-indie, surfeando hacia su particular utopía de pop multicolor.
Calificación: 7,3/10
Lo mejor: ‘What D’you Say’, ‘Walking the Jetstream’, ‘Did you Know?’, ‘Reason Left to Destroy’
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