‘FROOT’, que viene precedido por una interesante estrategia comercial a través de la cual la artista ha ido publicando una canción o «fruta» del disco por mes, ha sido esculpido en su totalidad por Diamandis y producido por David Kosten (Natalie Imbruglia, Bat For Lashes, Everything Everything) con la colaboración de la propia Marina. El trabajo en pareja se percibe en la personalidad del álbum, rebosante en melodías, letras e interpretaciones, y sobre todo en unas canciones que, desde la introspección lírica, no buscan la fórmula del éxito sino la comodidad de su propio microcosmos de melodías clásicas, paisajes sofisticados y diversidad compositiva.
Cuenta Marina que ‘FROOT’ habla sobre «estar preparado para la felicidad, para amar a alguien y sobre sentirse completamente realizado como persona». La conmovedora balada que abre el álbum, ‘Happy‘, va de eso mismo. Es una de las composiciones más logradas de su carrera -normal que abra el disco- como también lo es el majestuoso rompepistas disco que titula el álbum, una obra maestra de ganchos incesantes e implacables ritmos que la radiofórmula no ha entendido, quizás, por ser demasiado sutil. Pero no es, ni mucho menos, el único «grower» del álbum, y a la angustiosa ‘I’m A Ruin
‘ me remito.Todavía en ese conflictivo punto muerto entre el mainstream y el indie, Marina continúa demostrando en ‘FROOT’ su maestría para la composición pop en una colección de canciones sólida y variada que tan pronto evoca el pop-rock de los 90 (‘Forget‘, ‘Weeds’) como el electropop sabrosón de la última La Roux (‘Gold’). Y aunque algunas de las letras bordean lo rancio entre frases, metáforas y rimas simplistas y pseudo-aforismos de cuestionable calidad, Marina las resuelve con melodías estupendas y atractivas actuaciones vocales como la de la divertida aunque agridulce ‘Better Than That’.
Más allá de sus defectos, cada canción de ‘FROOT’ ofrece algo interesante. Entre sus cortes más especiales se encuentran la infecciosa ‘Can’t Pin Me Down’ y ‘Solitaire’, una pequeña balada sesentera ejecutada a cámara lenta que, desde la exuberancia, proporciona un necesario instante de serenidad a la intensidad del álbum. Concluye otra joya, ‘Immortal‘, un apoteósico himno existencialista en el que Marina anhela la eternidad en un mundo donde «el amor es lo único que nunca muere».
Lejos de la irresistible frescura de su álbum debut y de las aspiraciones comerciales del disco que lo sucedió, ‘FROOT’ supone finalmente la mejor representación de Marina Diamandis como vocalista y compositora, un disco que, además de presentar grandes canciones, plantea la dicotomía entre composiciones sofisticadas y letras un tanto «kitsch» con la que siempre hemos identificado a Marina, esta vez de manera más carismática que nunca. Desarrollado además con gusto, originalidad y un agudo sentido del concepto de melodía pop, ‘FROOT’ es, sencillamente, el mejor disco de Marina and the Diamonds. Un triunfo, en definitiva, por parte de uno de los mayores talentos de su generación.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Happy’, ‘Froot’, ‘Gold’, ‘Immortal’
Te gustará si te gusta: Kate Bush, Bat for Lashes, Charli XCX
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