Pero lo de Oasis es harina de otro costal. La prensa británica se ha empeñado en que no nos los tomemos en serio, primero ensalzando desorbitadamente su discografía, bastante cuestionable después del disco número 2, y después, dándoles bola semana sí, semana también, aunque la formación no estuviera de actualidad, de una manera tan pesada que ríete tú del tratamiento dado por esta web a una tal Madonna.
Esta semana hemos vivido con horror el nuevo rumor de la reunión de Oasis. La fuente es un tabloide, Daily Mirror, que asegura que Noel y Liam, hermanos últimamente mal avenidos, han llegado a un «pacto entre caballeros» para reunir a la banda en 2016. No le habíamos dado ninguna credibilidad, pero Frances Bean Cobain, fan declarada del grupo, ya lo celebra en Twitter, y además pasan los días y ninguno de los dos Gallagher lo confirma o lo niega. El NME ha intentado aproximarse a Liam, un personaje totalmente accesible para ellos, y él no ha «comentado nada». Noel ni siquiera ha contestado. Lo normal, como en otras ocasiones, habría sido un desmentido, pero el momento es perfecto: Liam no tiene nada que hacer una vez disueltos Beady Eye y este segundo álbum de Noel se está vendiendo mucho peor que el primero, que fue multiplatino en Reino Unido. «¿Se sentará a esperar que Noel fracase con alguno de sus discos para reunir finalmente a Oasis?», nos preguntábamos hace unos meses en un artículo sobre el futuro de Liam. ¿Es esto el principio de la reunión de Oasis?
En julio de 2009 vimos a Oasis en el FIB. El grupo arrasó interpretando ‘Rock’n’Roll Star’, ‘Supersonic’, ‘Live Forever’, ‘Cigarettes and Alcohol’, ‘Roll With It’, ‘Don’t Look Back In Anger’ y su joya perdida ‘Slide Away’. Sin embargo, dejaron una sensación de coitus interruptus absoluta cuando Liam Gallagher abandonaba el escenario a mitad de ‘Wonderwall’. Aunque después volvía (crónica de todo aquello, aquí), estaba claro que algo no iba nada bien y Noel abandonaba el grupo unas semanas después, a finales de agosto: «con algo de pesar y de alivio os anuncio que renuncio a Oasis. La gente escribirá y dirá lo que quiera, pero simplemente no podía continuar trabajando con Liam un solo día más».
El problema de esta separación es que nunca hemos llegado a descansar de Oasis. Al margen de sus proyectos independientes, Beady Eye y Noel Gallagher’s High Flying Birds, las noticias sobre ellos han sido constantes. Muy pocos meses después del parón, Noel se encargó de secuenciar un recopilatorio, Liam recogió un Brit de honor y los rumores de reunión no tardaron ni un solo año en aparecer, con Messi ofreciéndoles una millonada por volver a tocar. Liam se empeñaba en declarar «Oasis no se reunirán nunca» y esa es la cantinela que se ha repetido durante estos seis años y que ahora puede afectar gravemente a la credibilidad de una reunión. ¿Por qué no se han tomado simplemente un descanso sin anunciar separación como grupos peor considerados pero a la postre más elegantes con sus gestiones como The Killers, The Cranberries o No Doubt?
Por la radicalidad de sus hilarantes entrevistas, aún tan barriobajeras como cuando eran unos veinteañeros, Oasis han pasado a ser un grupo divertido de seguir, pero poco más. Si vuelven imagino su concierto en Glastonbury o el FIB apoteósico y celebrado, pero desde luego no tan anhelado como el de My Bloody Valentine la primera vez que vinieron tras casi 20 años o Daft Punk si decidieran volver a tocar. Imagino sus crónicas llenas de chistes y chascarrillos porque no hemos tenido tiempo de echarles de menos. No tengo muy claro que se hayan ido alguna vez. Quizá ellos -y sólo ellos- deberían haberse amparado en una de esas desagradables cláusulas acordadas antes de una entrevista, la pesadilla de todo periodista frente a una superestrella: «prohibido hablar de Oasis». Porque tal y como se lo han montado, algo nos dice simplemente: «¡no!».