Francisco Nixon / Lo malo que nos pasa

No deja de ser curioso que varios de los mejores lanzamientos provenientes de USA este año tengan mucho de homenaje (si no en todo, al menos en parte) al pop rock melódico de los 70: Natalie Prass, Father John Misty, Tobias Jesso Jr… Casualmente, Francisco Nixon realiza un ejercicio paralelo en su tercer largo solo (si es que ‘El perro es mío‘, con gran peso de Ricardo Vicente a todos los niveles, era un álbum en solitario). Y es que ‘Lo malo que nos pasa’ alberga una nada velada reivindicación de lo que se dio en llamar el sonido Costa Fleming (bautizado así en honor a la zona de copas y crapulismo diverso que en aquellos años estaba en boga en Madrid, congregando al famoseo y la farándula), producciones musicales que en esa misma década facturaban músicos ilustres como Augusto Algueró, Alfonso Santisteban o Rafael Trabucchelli, que emulaba el sonido Philadelphia pero adaptándolo al gusto y la tradición españolas.

Muy lejos de resultar oportunista, Fran Fernández, tras el éxito de los primeros 90 con Australian Blonde, rehusó sonar impostadamente moderno y optó por recorrer un camino inverso, hacia las raíces. Tanto en sus discos posteriores con Australian, como con La Costa Brava o en solitario, ha demostrado ser un notable estudioso de la historia musical de nuestro país para huir del encasillamiento, aplicarlo a sus canciones y hacerlas mejores. Es digna de elogio su renuncia al cinismo: él mismo recuerda que el «éxito» de su propia generación, la del rollo alternativo/indie de la segunda mitad de los 90, partió del desprecio por lo hecho aquí. Pero, al margen de su valor como divulgador de un legado musical otrora despreciado por sus coetáneos, no hay duda de que este es, sobre todo, su disco más equilibrado y pulido.

‘Lo malo que nos pasa’ no es un disco inmaculado, y raramente será capaz de convencer a los más reticentes con sus historias de cotidianidad romántica, de la singularidad de personajes a priori comunes. Especialmente cuando recurre a rimas tan simplonas, casi infantiles, como las de ‘La vidente’ (nigromante/currante, hechicero/sombrero, espiritista/especialista, y así), a chistes de corto recorrido como ‘Chicas altas, chicos bajos’ (especialmente si van envueltos en arreglos algo kitsch, a medio camino de la samaba y la ranchera) o ese ciertamente irritante «robando cobre / buscando cobre» de la rendición a ‘Graceland’ que cierra el álbum. Esos detalles de dudoso tino chirrían, sobre todo, porque a su lado encontramos algunas de las mejores líneas que ha escrito jamás.

Y es que al final esos ripios, molestos en principio, quedan sepultados por unas canciones magníficas, exquisitamente arregladas y producidas con Nahúm García (Linda Mirada, Julio de la Rosa, Clint…) como cómplice. Juntos, más que revivir, dan vigencia a aquellos sonidos de los primeros 70, con vientos metales (con el saxo como calentorro icono), bajos funk y armónicos coros que vertebran el disco, sobre todo en la dulce melancolía del rotundo single ‘Siempre es el cumpleaños de alguien

‘, perfecto ejemplo de su mejor lírica; en ‘La empresa’, que funde un homenaje inicial a Isaac Hayes con bossa nova y, al final, con vientos cañís; en ‘Animador de crucero’, guiño al yacht pop que popularizó ‘Vacaciones en el mar’) o en la increíble recreación de ‘Juventud‘ del grupo chileno Tiza (que a su vez era una adaptación de ‘Summer Holiday‘ del brasileño Terry Winter), un dueto con una Linda Mirada cuya figura alcanza un peso muy importante en todo el álbum.

Y es que, desde fuera, la sensación es que Ana Naranjo, además de miembro de su banda en directo y su pareja, es su mayor musa, alimentando su interés por sonidos poco frecuentados antes por él como el estupendo soft pop de ‘Un paseo por la Costa Fleming’ (que, de hecho, lejos de rememorar aquel movimiento, tiene un deje a ‘Yo no te pido la luna’ de Daniela Romo), ‘La vidente’ (que Fran reconoce próxima a Robert Palmer) o ‘Médico rural’, que cabrían en un disco de ella y muestran que su relación personal les hace crecer juntos también en lo artístico.

‘Lo malo que nos pasa’ presume así de una intachable unidad sonora pero también es un disco variado. Sin renunciar a su estilo más prototípico, Fernández lo borda en su faceta más recurrente en ‘Vacaciones en Grecia’ (divertido cuento urbanita) o ‘Capitán Negrito’ (emotivo recuerdo de su amistad con el añorado Sergio Algora). En la confluencia de todos estos caminos se sitúa la canción que da nombre al álbum y que es, sin miedo a equivocarnos, la mejor canción del disco. En ella no se limita a evocar, con teclados, coros y guitarra española, una banda sonora de un film costumbrista protagonizado por José Luis López Vázquez (o Alfredo Landa o Fernan-Gómez…), no. Directamente, nos hace ver la película en 4 minutos y 31 segundos. Es la mayor, que no la única, joya de un disco completo y rico de un artista que, desde la humildad y la honestidad, se está labrando una de las carreras más respetables y convincentes de su generación.

Francisco Nixon y su banda presentan ‘Lo malo que nos pasa’ en dos únicos conciertos, antes de la gira propiamente dicha, que llegará en otoño: el jueves 7 de mayo en la sala El Sol de Madrid y el 6 de junio en la sala BeCool de Barcelona.

Calificación: 8,2/10
Lo mejor: ‘Lo malo que nos pasa’, ‘Siempre es el cumpleaños de alguien’, ‘Capitán Negrito’, ‘Un paseo por la Costa Fleming’, ‘Juventud’.
Te gustará si te gustan: Linda Mirada, La Costa Brava, Juan y Junior.
EscúchaloDeezer.

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Publicado por
Raúl Guillén