El ejemplo más radical sería ‘Capitán Tapón’, un tema en el que aparece uno de los hijos de Alejandro Sanz balbuceando, cantando y haciendo pedorretas. No puede sonar peor: su «featuring», reiterado y excesivo, nos hace considerar una obra maestra el ‘Baby’ de Major Lazer, aquella tontería que Madonna intentó adaptar sin éxito en ‘Autotune Baby’; pero el ritmo jamaicano, los bajos jazzies, el saxo y un estribillo totalmente luminoso y popero, sí añaden un poco de «groove» al tema. Lo mismo sucede a los cortes que lo rodean. El negro ‘A mí no me importa’ engancha gracias a su correcta sección de vientos (en el álbum participa un trío de metales de Filadelfia) y sobre todo a la repetición de ese «calor, calor, calor, calor, calor…» que ha llegado al mercado en la semana adecuada; y lo mismo el loco «pero tú, pero tú, pero tú… dime de dónde sales» de la pista 3.
La solemnidad de este corte no es completa (sus coros son débiles e insulsos, por ejemplo), pero cuela, como los ecos igualmente soul de ‘Todo huele a ti’ (también con feos coros) y funk de ‘La guarida del calor’, a pesar de esa turbadora referencia a un «pony indefenso». Pero tampoco hace falta irse a los peores ripios del álbum («Me eché a volar contento al este / se ve tan celeste», «se duerme la amapola / y se apaga la farola») para explicar los defectos de este disco. Lo peor realmente es su duración. No es que quede justificada con la triste subida que tiene el dúo junto a Juan Luis Guerra, ni cuando el disco deriva hacia lo mariachi (‘A que no me dejas’) cuando parecía bien centrado en otros estilos. Ale, que saca discos sólo cada tres años, parece que quiere ser generoso en minutaje al no serlo en número de álbumes. Bien por aquellos que disfruten con hasta la ultimísima de sus composiciones, pero para el resto esta hora termina siendo bastante gratuita.
Calificación: 4,5/10
Lo mejor: ‘Pero tú’, ‘A mí no me importa’, ‘Todo huele a ti’
Te gustará si te atrae la idea: de Alejandro Sanz haciéndose el maduro
Escúchalo: Spotify