‘It Follows’, su siguiente película, se puede ver como una continuación de la primera. Sus personajes son los mismos, adolescentes de un barrio residencial de Detroit que parecen salidos de una película de los ochenta (la decoración es deliberadamente anacrónica) y parecen vivir en un mundo sin presencias adultas. Lo que cambia es el género. ‘It Follows’ es una película de terror, un slasher adolescente que parte de películas como ‘La noche de Halloween’ o ‘Pesadilla en Elm Street’ para elaborar un discurso propio. Su estrategia recuerda mucho a las seguidas por títulos recientes como ‘La casa del diablo’, ‘Frío en Julio’ o ‘The Guest’, películas de género que no esconden sus referentes, ni los parodian, ni los citan: los abrazan, se suben a ellos como a un trampolín nostálgico desde donde saltar hacia otros territorios estilísticos.
El comienzo de ‘It Follows’ es un ejemplo de este diálogo entre tradición y modernidad, un muy sugerente plano-secuencia –una panorámica circular que se repetirá varias veces a lo largo del filme- donde observamos cómo varios clichés del género –noche, barrio residencial, chica semidesnuda corriendo asustada, música de sintetizadores- saltan en pedazos. ¿Qué ha pasado? ¿Dónde está el asesino enmascarado? Mitchell manosea los lugares comunes del terror –el sexo pecaminoso, la amenaza sobrenatural-, los descoloca y los lleva casi hasta a la abstracción.
Pero, como es habitual en este tipo de propuestas (ocurría también en las tres arriba mencionadas), no es el argumento lo que sobresale en esta película. De hecho, poner del revés la premisa de “quién folla muere” en el cine de terror está más visto que disparar una pistola con la mano ladeada en una de acción. Lo que realmente le interesa al director es la puesta en escena, la creación de atmósferas, los mecanismos del suspense y la inquietud (algo que acabará pagando un poco al final con un decepcionante desenlace a nivel argumental). Desde el mismo título, ‘It Follows’ está impregnada por una sutil sensación de paranoia, de amenaza constante, pesadillesca, ante lo que se esconde en las profundidades del encuadre, a la espalda de los personajes. Ese es quizás el rasgo más distintivo y admirable de esta película: ser capaz de generar miedo por medio de la profundidad de campo. Mitchell, te seguimos de cerca. 8.