Buena parte de culpa la tiene esa Celia Cruz del siglo XXI llamada Liliana Saumet, que para esta ocasión explota su yo más frágil y emotivo, por ejemplo, en esa preciosa ‘Algo Está Cambiando’ en la que la banda demuestra que más allá de su vertiente hedonista también puede firmar piezas más downtempo sin perder un ápice de su frescura; lo mismo que ocurre en esa estupenda champeta pseudo-acústica que responde al título de ‘Mar (Lo que siento)’.
El estadounidense Ricky Reed ha sido de vital importancia para nuestros protagonistas a la hora de enriquecer su sonido en este disco temáticamente marcado por el amor y las relaciones humanas. Pero aunque se pongan más tiernos de la cuenta, en este álbum encontramos sobre todo las dosis necesarias de baile para que cualquiera que los escuche tenga la oportunidad de quitarse unos cuantos kilos de un plumazo (“todos miren quién llegó con su movimiento slow, bailando la noche entera, cadera”, dice la canción así llamada, ‘Caderas’).
También está ahí el tema titular, con esa guitarra tropicalista que se adentra en el cerebelo desde la primera escucha, y también apto para fans de Mala Rodríguez, el trap vacilón de ‘Soy Yo’ o esa ‘Somos Dos’ que sirve para bailar bien agarradito la cumbia electrónica. Variado, con un gran potencial y sobrado de momentos de lo más disfrutable. Sin duda, lo vamos a pasar muy bien viéndoles este fin de semana en el Sónar.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘Amanecer’, ‘Somos Dos’, ‘Algo Está Cambiando’
Te gustará si te gustan: los ritmos latinos barnizados de electrónica.
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