El vídeo de ‘Black Lake’ es una epoyeya visual de 10 minutos co-dirigida, de nuevo, por Andrew Thomas Huang, aliado de Björk en esta era tras haber firmado asimismo los fastuosos vídeos de ‘Family‘ y la mencionada ‘Stonemilker’. Del vídeo de ‘Lionsong’ se encargaron, sin embargo, los fotógrafos Inez & Vinoodh.
Björk aseguraba hace unos días en un «preguntas y respuestas» de Facebook con Dazed and Confused que piensa hacer al menos dos vídeos más para este álbum, de modo que no nos extrañaría que se volviera ocupar de ellos Huang, un artista que ha sabido capturar a la perfección la esencia de las canciones incluidas en ‘Vulnicura’. Él es, en pocas palabras, un maestro del arte visual y su trabajo ha sido expuesto en numerosos museos, incluidos el MoMA o el Museo de Arte Contemporáneo de Los Ángeles. En él han confiado también Sigur Rós y Atoms for Peace.
El pasado mes de febrero conocimos el tráiler de ‘Black Lake’. Nos sorprendió averiguar unos meses después que esta hermosa secuencia de 1 minuto y medio, en la que veíamos a una Björk como naciendo de las rocas y arropada por la propia naturaleza, no formaba parte en realidad del videoclip oficial.
Huang ha explicado que el de ‘Black Lake’ es su vídeo más ambicioso hasta la fecha. Los motivos son el peso emocional de la canción y el «riguroso desarrollo conceptual que tuvimos durante meses planificando [el vídeo] correctamente». Por su parte, Björk ha detallado que el proceso de creación de este vídeo ha sido el más largo de su carrera. Y es que solo hemos mencionado a Björk y a Huang como autores, pero fundamentales han sido también en él las contribuciones del estudio Wolf & Crow, la coreógrafa Erna Ómarsdóttir o el director de arte Thorgeir Odinsson, así como la del arquitecto David Benjamin, entre otros. El de ‘Black Lake’ ha sido un trabajo de equipo al cien por cien y se nota.
A pesar del tráiler, el resultado de ‘Black Lake’ que hoy disfrutamos tiene mucho que ofrecer, empezando por la propia canción. La pista 4 de ‘Vulnicura’ documenta la angustia de los dos meses posteriores a la ruptura de Björk con Matthew Barney. Es, además, la canción más larga del disco así como la canción más larga que ha editado Björk jamás en un álbum suyo. Ella justificaba su longitud en una entrevista con Grapevine argumentando que la única manera que tuvo de deshacerse de su dolor en esta canción era escribir verso tras verso.
El dolor expresado por Björk en el texto de ‘Black Lake’ es tremendo. «No tienes nada que ofrecer», canta en un punto de la canción. «Tu corazón está vacío». La islandesa, dolida, asegura sentirse «ahogada en llantos» y no vislumbra «esperanza a la vista de recuperar[s]e». «Pena y horrores eternos» la atormentan. El tema bien pudiera resultarnos algo victimista y Björk lo sabe. «Escribí esta canción dos meses después del divorcio», aseguraba a la mencionada Grapevine. «¡Dame un respiro!». La islandesa dijo que la canción le llegó a avergonzar pero se explica. «Igual me sentía muy cobarde cuando escribí esta canción pero han pasado un par de meses desde entonces, ¡ahora estoy mejor!»
En cualquier caso, aunque vemos en ‘Black Lake’ a Björk ahogándose en un oceáno de lágrimas después de que Barney rompiera ese «sagrada unión» que era su familia («familia a la que tú abandonaste», lamenta angustiosamente al director), tampoco la vemos perdiendo la dignidad ni la esperanza. La cantante se muestra suficientemente fuerte como para «destruir el icono» en el que se convirtió Barney durante su relación y, hacia el final, presentarse a sí misma convertida en un «reluciente cohete de vuelta a casa». «En cuanto entro a la atmósfera», concluye, «me quemo capa por capa». Y de ahí nace una nueva Björk, devastada, pero dispuesta a seguir adelante… y a que se cure la herida.