Llegados a más de la mitad de la serie ya lo podemos decir: ‘True Detective 2’ no tiene el atractivo visual y la capacidad de seducción de la primera, cierto, pero aun así es un policiaco notable, una eficaz mezcla entre el espíritu y los ambientes de ‘The Wire’ (Vinci es casi como un pequeño y estilizado Baltimore) y los recursos dramáticos de la tragedia griega (de los que tanto provecho suele sacar Pizzolatto: basta con leer la magnífica ‘Galveston’).
Ha ganado…
1) Agilidad narrativa. Pizzolatto ha rebajado la carga filosófica y literaria de la primera (aunque sigue habiendo jugosas referencias) y ha reducido su complejidad argumental. Consecuencia: una ficción negra clásica; un relato lineal, muy fluido, sin fracturas temporales, donde se aprecia un mayor equilibrio entre el desarrollo de los personajes y el de la investigación policial, incluyendo muchas más ramificaciones políticas y sociales.
2) Diversidad de personajes. Hay cuatro protagonistas: tres policías (dos hombres y una mujer) y un mafioso. Todos ellos unidos, como es habitual en Pizzolatto, por un pasado tormentoso y un sentimiento trágico de la vida. Tanto la detective (Rachel McAdams) como el policía motero (Taylor Kitsch) son, por ahora, los personajes más prometedores y novedosos.
3) Concreción dramática y estilística. Pizzolatto se deja de florituras y va al grano: diálogos filmados en primeros planos y profusión de tomas áreas (las autopistas de Los Ángeles) que funcionan como recurso expresivo y signo de puntuación.
Ha perdido…
1) Impacto visual. Estéticamente ‘True Detective 2’ es mucho menos atractiva y evocadora que la primera. A pesar de que los títulos de crédito van en la misma dirección, la atmósfera de la serie no está tan conseguida, no tiene el mismo poder de sugerencia.
2) Rust Cohle. Ninguno de los cuatro protagonistas es capaz de provocar algo parecido a lo que supuso la aparición del personaje interpretado por Matthew McConaughey. Pero, claro, un icono de la ficción televisiva de este tamaño no se crea todos los días.
3) La música. La canción ‘Nevermind’ de Leonard Cohen no tiene el mismo efecto –evocador, hipnótico, inquietante- que el ‘Far From Any Road’ de The Handsome Family. Las melancólicas canciones de la lánguida Lera Lynn funcionan mucho mejor, pero sus apariciones cantando en directo en el decadente bar donde Ray Velcoro y Frank Semyon hacen negocios resultan un poco redundantes y bastante forzadas. No alimentan la atmósfera, la saturan.
En realidad, mas que comparar, lo mejor para disfrutar de esta segunda temporada es verla como un relato completamente nuevo, como si fuera una novela negra perteneciente a una colección de libros escritos por el mismo autor llamados ‘True Detective’. La del año pasado era una obra maestra (aunque LaSexta no se hubiera dado cuenta). La de este año, por lo que llevo leído, una novela estupenda. 8.