Flor de un día: Juanma Bajo Ulloa y otros directores españoles caídos en desgracia

Ya lo dice la máxima: «lo difícil no es llegar, sino mantenerse». Poco después del estreno de ‘Rey gitano’, infructuoso intento de Juanma Bajo Ulloa por recuperar casi veinte años después el éxito de ‘Airbag’, vamos a hacer un «qué fue de» sobre directores españoles que prometían mucho y, por unos motivos o por otros, se quedaron en poco.

Juanma Bajo Ulloa

Hasta dónde llegó: su primer largometraje, ‘Alas de mariposa’ (1991), fue la avanzadilla del cambio generacional que, desde Euskadi y con nombres como Alex de la Iglesia, Julio Medem o Enrique Urbizu, pondría patas arriba el cine español en la década de los 90. Con tan solo 24 años ganó la Concha de Oro en el festival de San Sebastián y varios premios Goya. Su segunda película, ‘La madre muerta’ (1993), apuntaló aún más su prestigio; y con ‘Airbag’ (1997), reventó las taquillas. Su futuro no podría ser más prometedor…

Dónde se quedó: después del proyecto frustrado de adaptar los tebeos del Capitán Trueno, su relación con la industria se hizo pedazos. Decepcionado con el “mamoneo” y la “dedocracia” (Ulloa dixit) del cine español, intentó volver a hacer un cine más personal. El descalabro, comercial y artístico, fue mayúsculo. ‘Frágil’ (2004) nos hizo preguntarnos a muchos si en realidad el talento exhibido en sus dos primeras películas no se debía más a su hermano, el guionista Eduardo Bajo Ulloa, que a él mismo. ¿Artista ninguneado por la industria o divo intratable incapaz de digerir éxitos y fracasos?

Daniel Calparsoro

Hasta dónde llegó: fue otra de las esperanzas vascas del cine español. El más indie de todos. Su debut, ‘Salto al vacío’ (1995), además de tener uno de los carteles más potentes del cine patrio (copiado descaradamente después por ‘Celda 211’) y convertir en estrella a una veinteañera de nombre impronunciable (Najwa Nimri), consiguió algo insólito en esos años: llenar los cines de grunges y jóvenes “alternativos” (como se llamaba a los hipsters de la época) deseosos de ver una película española “que no parecía española”.

Dónde se quedó: a medio camino. Con el paso de los años, la personalidad fílmica de Calparsoro se fue diluyendo en películas cada vez más convencionales hasta llegar al momento actual: el estreno de las intrascendentes ‘Invasor’ (2012) y ‘Combustión’ (2013), y el rodaje de mucho telefilme. El ex de Najwa se ha convertido en un aplicado cineasta todoterreno; alguien que, con un buen guión ajeno (siempre fue un escritor muy limitado), todavía podría dar que hablar. ¿Será con ‘Cien años de perdón’, su próximo proyecto, escrito por Jorge Guerricaechevarría?

La Cuadrilla

Hasta dónde llegó: ‘Justino, un asesino de la tercera edad’ (1994) entusiasmó en Sitges, ganó un par de Goyas y sirvió para reivindicar el talento de los “eternos secundarios” a través del protagonismo de Saturnino García. El insólito debut del tándem La Cuadrilla (Santiago Aguilar y Luis Guridi), una eficaz y estilosa mezcla entre la tradición de la comedia negra española y el cine americano con asesinos en serie, hizo ver a muchos a unos nuevos Berlanga y Azcona.

Dónde se quedó: la pareja siguió por el mismo camino y completó una trilogía llamada “España por la puerta de atrás”. ‘Matías, juez de línea’ (1996) y, sobre todo, ‘Atilano Presidente’ (1998) pusieron de manifiesto que no, que por mucho que lo intentaran, los herederos de Azcona no iban a ser ellos. Apartado del cine, el dúo se refugió en televisión (‘Camera café’) demostrando que sí, que no serán unos genios, pero, oye, tienen mano para la comedia.

Álvaro Fernández Armero

Hasta dónde llegó: el premiado cortometraje ‘El columpio’ (1993) y la exitosa comedia ‘Todo es mentira’ (1994), donde Penélope Cruz superó su propio record de decibelios contenidos en un grito, hizo que la prensa del momento viera en Fernández Armero a un renovador de la comedia madrileña, un nuevo Trueba o Colomo, una suerte de privilegiado portavoz de la “generación X” española.

Dónde se quedó: en un discreto director de comedias -‘Brujas’ (1996), ‘Nada en la nevera’ (1998), ‘El juego de la verdad’ (2004)…- y en un aplicado realizador televisivo: la serie ‘Con el culo al aire’. Un cineasta especializado en películas cómicas que, sin embargo, pasará a la historia por una comedia involuntaria: ‘El arte de morir’ (2000). Después de siete años alejado de la gran pantalla, en 2015 volvió con la simpática ‘Las ovejas no pierden el tren’.

Miguel Bardem

Hasta dónde llegó: junto a Alfonso Albacete y David Menkes realizó -¿perpetró?- la cinta de culto kitsch noventera ‘Más que amor, frenesí’ (1996). Antes había ganado el Goya al mejor cortometraje por la “familiar” ‘La madre’. Hijo de Juan Antonio Bardem (y sobrino de Pilar y primo de Javier), Miguel debutó en solitario con la curiosa ‘La mujer más fea del mundo’ (1999), con la que ganó en Fantasporto y fue nominado a los Goya. También alcanzó cierta notoriedad con el publicortometraje ‘Soberano, el Rey Canalla’.

Dónde se quedó: como muchos de sus compañeros de generación, tras varios pinchazos (‘Noche de reyes’, ‘Incautos’, ‘Mortadelo y Filemón. Misión: salvar la Tierra’), Bardem se refugió en la televisión (‘Los misterios de Laura’). ¿Un caso de director mediocre que se aprovechó de su apellido para hacerse un hueco en la industria o un cineasta infravalorado por ser un Bardem?

Tinieblas González

Hasta dónde llegó: hasta Cannes, nada menos. Tras el celebrado corto ‘Por un infante difunto’ (premio en el festival francés) y ‘The Raven… Nevermore’ (nominado en los Goya), Tinieblas González se convirtió en algo así como el Tim Burton español, en la gran esperanza gótica de ese cine de terror hispano que, con Balagueró y compañía, empezaba a despuntar.

Dónde se quedó: en los tribunales. ‘Raíces de sangre’, el que iba a ser su primer largometraje, se vino abajo por problemas de financiación y disputas con el productor Andrés Vicente Gómez. El siguiente proyecto, ‘Alma sin dueño’, fue aún peor. Presentado el rodaje a bombo y platillo en Bilbao, la película acabó estrenándose de tapadillo en una sola sala, sin el conocimiento del director y con el título cambiado (‘Sin alma’). La vieron 25 espectadores y recaudó 92 euros. Por lo visto, se ha ido a hacer las Américas.

Bonus track

Julio Medem. Me resisto a incluir en esta lista a uno de los directores españoles que más me ha hecho disfrutar en un sala de cine durante la década de los 90. Pero, claro, han pasado casi quince años desde que Medem hizo algo con un mínimo de interés. ¿Esperamos a ver ‘Ma Ma’ para incluirle definitivamente?

Y… ¿Fernando León de Aranoa? ¿Esperamos a ver ‘Un día perfecto’ o quitamos ya las interrogaciones?

Los comentarios de Disqus están cargando....