El tema titular, con ese complejo de Ladytron que se gasta, ya pudo escucharse en 2011 y resume a la perfección lo que uno se va a encontrar aquí. Si bien con su puesta de largo el dúo quiso demostrar que era el más rarito de Brooklyn con un tratado musical de pop electrónico arty que levantó las cejas de incredulidad hasta a las mismísimas CocoRosie (a excepción de el bailable ‘So Fine‘, que sigue siendo el mejor tema de su discografía), de cara a su retorno decidieron trasladarse hasta la soleada Sunset Boulevard para mezclarse con el populacho y, a su manera, abandonar sus excentricidades artísticas.
Sin duda, este es un disco mucho más accesible y de carácter más pop que su predecesor, tal como lo demuestra ese acertado trío inicial (‘Destroyer’, ‘Drown Around Me’ y ‘Slow Learner’). No obstante, más allá de esa voluntad de querer parecer menos rarunas, el disco peca de valerse en prácticamente todo su minutaje de exactamente los mismos recursos. Las omnipresentes cajas de ritmos y esa producción de apariencia lo-fi que se gasta en todo momento, con el que han querido reivindicar la dark wave y el pop de los ochentas (ellas mismas en entrevistas previas han dicho que la primeriza Madonna les ha servido de inspiración, por ejemplo, en ‘Onyx’), se hacen de lo más pesadas en conjunto. Por mucho que en piezas como ‘Throw Away This’ o en ‘Damaged Raid’ haya buenas intenciones, la limitadísima paleta sonora que emplean juega en su contra.
Calificación: 6,5/10
Temas destacados: ‘Destroyer’, ‘Drown Around Me’, ‘Onyx’
Te gustará si te gusta: vivir en un loop de cajas de ritmos y el pop más negro que un tizón
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