La primera cuestión que abordamos es si creen que las elecciones se han planteado realmente en clave plebiscitaria. Hay unanimidad en considerarlas así. Gerard Alegre, El Último Vecino, es el más lacónico: «Tiene pinta, ¿no?». Varios de los entrevistados señalan que el principal motivo por el que se ha llegado a esta situación fue la suspensión de la consulta del 9 de noviembre. Borja Rosal de Extraperlo se queja de que «lo único que parece estar sobre la mesa es la cuestión territorial». Indica que no se siente «a gusto con este planteamiento», pero matiza: «me parece demencial que el Partido Popular haya querido prohibir una consulta popular». Louise Sansom y Ferran Palau de Anímic también apuntan hacia el mismo lugar: «Es que no nos han dejado otra opción que utilizar unas elecciones para saber de manera oficial y legal si los catalanes queremos o no independizarnos. Necesitamos expresar nuestra opinión». Yago Alcover, cantante de Mujeres, es el que desarrolla los argumentos más complejos, sin temor a extenderse en las razones: «Son unas elecciones sobrecargadas de sentido y el resultado del debate mediático ha acabado por caldear mucho el ambiente. Cataluña no fue autorizada a realizar un referéndum, y ni tan sólo se ha planteado la posibilidad de hablar de ello ni a nivel interno ni a nivel de todo el Estado. Ahí se gesta el argumento fuerte de las fuerzas nacionalistas. Es evidente que el proceso catalán, sea hacia la independencia o hacia una nueva forma de acuerdo con el Estado Español vive un momento de confrontación irrenconciliable (ojo, tanto en España como en Cataluña), en el que se han roto todos los lazos de comunicación, en que ya hay un juego sucio por ambos lados y en el que a nadie le importan las reglas del juego». Algo más escéptico se muestra David Rodríguez (La Estrella de David, La Bien Querida y autor, junto Joe Crepúsculo, de ‘Las Comarcas de Catalunya’, disco de Junco y Diamante): «Las élites catalanas se están aprovechando del nacionalismo sentimental catalán y no sé bien con qué fin. También pienso que apuntalan su discurso con un montón de alusiones a lo económico y lo cultural, porque si venden el Procés como algo mayormente sentimental la cosa no tiraría igual de bien. Y a partir de ahí, quien quiera creer que crea…» Aunque hace chanzas sobre su condición de «expatriado»: «Estas elecciones me pillan ya censado en Madrid y se ahorran mi abstención». El que tampoco podrá votar, será Santi Balmes, cantante de Love of Lesbian: «Estoy de gira por Sudamérica. Los trámites para poder votar han sido del todo infructuosos. Obviamente no hay interés para facilitar las cosas. Que cada uno saque sus conclusiones».
«Mariano Rajoy es el máximo valedor del proyecto independentista, cuantas más banderas salen a relucir en Cataluña, más votos acumula un gallego ignorante. Si un día Cataluña es independiente, se debería plantar una estatua gigante de Mariano Rajoy»
Profundizando en los motivos que han llevado a esta situación, Joe Crepúsculo contesta que, aunque todo este proceso también le ha cogido residiendo fuera de Cataluña, lo vive con sumo interés: «desde fuera lo que veo es una campaña de «miedismo» brutal que lo que hace es agrietar aún más la situación, tanto por un lado como por el otro. Me imagino que hay un mar de motivos que han llevado a esto, pero tal vez remarcaría que los catalanes cada vez se sienten menos dentro de España». De nuevo, Yago Alcover realiza un análisis bastante minucioso del que cabe destacar: «El camino hasta aquí es muy claro. Cataluña lleva casi quince años poniendo sobre la mesa una cuestión necesaria, la redistribución fiscal y la necesidad de mayor autogobierno. Casi todas las propuestas han sido denegadas e incluso posteriormente reformadas a la baja, (…) políticos querellados, reformas educativas atacando a la lengua catalana y respuesta cero a cualquier forma de diálogo. El catalanismo siempre ha estado allí, pero es evidente que todas estas circunstancias han incrementado su potencia como idea vertebradora de la política catalana. Al principio, viniendo de ideas de izquierda, acogí el proceso con cierto escepticismo, lo veía como una forma de ocultar un problema mayor provocado por la crisis y también como un oportunismo facilón para acumular poder (de ahí que se adelantasen elecciones la primera vez, Mas erró de pleno). El tiempo ha terminado difuminando esos procesos y la fuerza del movimiento y apoyo independentista no ha cesado. ¿En qué lugar nos deja esto?». Borja de Extraperlo también señala como culpable al PP: «La radicalización del movimiento independentista está motivada por la España arcaica del Partido Popular. Mariano Rajoy es el máximo valedor del proyecto independentista, cuantas más banderas salen a relucir en Cataluña, más votos acumula un gallego ignorante». E ironiza: «Si un día Cataluña es independiente, se debería plantar una estatua gigante de Mariano Rajoy». Santi señala también al gobierno central, pero reparte algo más las culpas: «Diría que la mezcla de una reivindicación que dura muchísimos años, a la que se añade una ineptitud estatal, bajeza dialéctica, amenazas de todo tipo y un flagrante autismo voluntario, que ha resultado ser la única «idea» para seguir garantizando una unidad nacional a la que desde hace siglos se le han visto las costuras. Por otro lado, una intención más o menos escondida o descarada, por parte de CiU de salir indemnes de un conjunto de recortes y políticas sociales nefastas detrás de un leitmotiv». Más positivos son Anímic: «La gente ve una oportunidad de cambiar las cosas. Mucha gente mayor que no creía posible ver algún día una Cataluña independiente lo ven ahora al alcance de la mano».
Sobre el resultado, el reparto de escaños y sus posibles consecuencias, hay disparidad de criterios. Nadie contempla un panorama de enfrentamiento directo, aunque David bromea sobre ello: «Que arrasen los que abogan por quedarse en España lo veo improbable. Y si ganasen, tampoco los veo tan «agermanats» como los independentistas. Y estos últimos, en el supuesto que arrasaran y vinieran con la Declaració Unilateral d’Independència, creo que no la defenderían a tiros, porque tengo la percepción de que los catalanes somos bastante mansos. Tampoco me imagino que, si la cosa se desboca, los del otro bando vengan con los tanques e instalen un campo de concentración en el Fòrum de les Cultures, porque quedaría muy feo en los telediarios del mundo libre. Aunque todo puede pasar». Anímic se muestran optimistas ante una hipotética victoria del sí: «Tarde o temprano Cataluña será independiente y podremos dejar de hablar de una p… vez. Después de esto, las cosas seguirán su curso natural y haremos un país a nuestra manera, como ha de ser. Somos un pueblo trabajador y muy civilizado. No nos imaginamos grandes catástrofes por el hecho de independizarnos». Aunque ellos enfocan el proceso desde un prisma más humano y sentimental que nacional: «La mayoría no somos nacionalistas. Las banderas nos dan una pereza terrible, pero nos sabemos catalanes del mismo modo que nos sabemos humanos. Tenemos un proyecto y lo queremos llevar a cabo y esto pasa por romper con el Estado, no con España». Borja no cree que llegue la independencia: «Pienso que puede ganar el sí, aunque espero que no lo haga por mayoría absoluta. Cualquier victoria del sí pienso que acabará con un nuevo Estatut de Cataluña a medio plazo. No me veo a Artur Mas declarando unilateralmente la independencia de Cataluña y el ejército español desempolvando sus tanques para desplazarse lentamente por la autopista». Como consecuencia, sí que señala la necesidad de diálogo: «La simple situación actual ya debería hacer entender al gobierno central que no es un acto de cobardía sentarse a negociar con sus socios, sino un acto de responsabilidad». Santi confiesa que le encanta «el momento de análisis de los candidatos. Es un ejercicio de demagogia». También cree que ganará el sí e intuye que «la Cup crecerá y será la clave del proceso». Sobre las consecuencias, considera que serían: «un «ni tú ni yo», justo antes de la explosión que generaría una Declaración Unilateral de Independencia. Sospecho que más de un votante saldrá decepcionado, me refiero al votante idealista. También en mi entorno, barrio, amigos… hay la sensación de que es un proceso sin vuelta atrás». Al final, le quita hierro al asunto a base de humor: «Pienso que estas elecciones son como el último capítulo de la temporada 3 de una sitcom que tiene para unas cuantas temporadas más. Es decir, que esto no se acabará aquí. Parece que ha llegado a un punto de «no retorno». A ver con qué nos sorprenden los guionistas». Yago piensa que va a ser más de lo mismo: «Si hay mayoría independentista habrá declaración y luego recurso. De algún modo, todo seguirá el mismo curso de los últimos cuatro años. Es evidente que tienen que empezar a negociar. Sobre las maneras en que todo se ha gestado -por ambos lados-, habría que hablar un rato más…».
Traza también el líder de Mujeres un panorama histórico de la actual situación: «Convergència i Esquerra son dos partidos que históricamente siempre han acumulado un gran volumen de votos. Que Ómnium i la ANC acudan a la cita no hace más que certificar que van a ganar». Sobre los resultados, reflexiona que Junts pel Sí «van a estar cerca de la mayoría si es que no la consiguen. Posiblemente la participación tenga mucho que decir y muy particularmente la del área metropolitana de Barcelona. La Catalunya provincial es carne de Junts pel Sí. El resto de fuerzas va a quedar repartido a no ser que Ciutadans le dé un buen tortazo al PP. La CUP podría verse con la llave de estas elecciones pero los veo sinceramente lejos de firmar la investidura de Mas. No sabemos si Catalunya será independiente, pero estas elecciones son de los independentistas». Pero ataca sin dudarlo a la CiU: «Me fastidia absolutamente el nivel de los políticos que se perfilan como candidatos y estoy bastante agotado de la mediatización constante del proceso. Siento una gran aversión por el ideario nacionalista y no quiero para nada del mundo que siga liderando Catalunya algo que tenga que ver con CiU ni juntos ni separados». La opinión de Carlos y Genís de Hidrogenesse es parecida: «No nos interesa ningún tipo de nacionalismo, pero sí nos interesan estas elecciones. A ver cómo se sale de este bucle en el que llevamos cinco años. Cinco años de propaganda que han resultado muy pesados. Sabemos que es un tema permanente, pero esperamos que deje de ser el único tema del que se preocupan los políticos y los medios. Han conseguido que no se hable nunca de la realidad, sólo de supuestos. Lo peor de todo es que probablemente esta estrategia le sirva a Mas para volver a ser presidente». Por su parte, a Gerard de El Último Vecino le interesa «bien poco» el resultado, aunque se aventura a pronosticar que «ganarán los partidarios del no, pero es solo imaginación». Es el que muestra el divorcio ideológico más radical con las elecciones (con todas, en general) y nos sorprende con un planteamiento inesperado: «Empezaré a estar realmente interesado en unas elecciones en cuanto haya la opción de que salga un partido animalista, ya que pienso que los animales son los olvidados. Casi todo el mundo olvida el holocausto diario y legal a nivel mundial. Lo que pasa en las granjas y mataderos es tan fuerte que me parece una vergüenza que no se le dé importancia dentro de la política».
Como conclusión, Anímic están «interesados en cambiar lo que no nos gusta y esta es una buena oportunidad». Borja cree que «estamos inmersos en una vorágine en la que la comunidad autónoma a la que pertenezco se convierte en el monstruo al que hay que tenerle miedo». Cree que solo un cambio en el gobierno español modificaría el panorama: «el auge de PODEMOS en el panorama político abriría la puerta a un gobierno central más empático con todas las sensibilidades distintas que conforman España», pero se lamenta de que «los partidarios del status quo, los poderosos, están haciendo lo posible por acabar ellos». Yago reflexiona: «no tengo ni idea de cómo debe ser esto visto desde fuera con un poco de perspectiva crítica y distancia emocional. Sinceramente, estando de gira a veces nos hemos encontrado con situaciones muy desagradables y dentro de Cataluña también percibo mucha crispación demasiado a menudo. El debate y la conversación resulta a veces impracticable y eso es algo verdaderamente preocupante. Cambiar España o cambiar Catalunya es un reto precioso para una generación postfranquista que ha vivido alejada del conflicto político. Estas elecciones sólo son realmente importantes si se cree en la política».