Macklemore & Ryan Lewis, entre la necesaria autocrítica y el sentimentalismo inofensivo

Macklemore & Ryan Lewis, uno de los grupos de hip-hop más exitosos de la actualidad si no el que más, estrenaba recientemente nuevo single… pero no uno cualquiera. ‘White Privilege II’ llega en un momento de especial tensión racial en Estados Unidos propiciada por la muerte de Trayvon Martin, Michael Brown y Eric Garner, entre muchos otros, y que ha desembocado en el nacimiento del movimiento activista Black Lives Matter. En el plano cultural, muchos son los artistas afroamericanos que se han sumado a este movimiento o lo han referenciado en su música, dirigiendo su atención de manera notable al denominado «privilegio blanco», un concepto antiguo pero hoy especialmente vigente dadas las circunstancias.

‘White Privilege II’ no es una canción obtusa pese a su duración. De hecho, su texto es bastante claro. En él, Macklemore reconoce su posición de privilegio en la sociedad americana y admite la vergüenza que supone para Estados Unidos que su mayoría demográfica (el 72% de Estados Unidos es blanco) explote con fines comerciales la cultura de una minoría. «Parece que nos preocupa más que nos llamen racistas que el propio racismo», entona el rapero en un momento dado de la canción, antes de mencionar a Elvis Presley, Miley Cyrus e Iggy Azalea como ejemplos de artistas blancos que se han aprovechado de la cultura afroamericana sin tener en cuenta su contexto histórico y social para fines estéticos o comerciales. Lo que se llama apropiacionismo.

El asunto del apropiacionismo está hoy en boca de todos, especialmente tras el éxito de la rapera australiana Iggy Azalea, autora de éxitos como ‘Fancy’ o ‘Black Widow’. Azalea aspiraba a ser la Eminem femenina pero su supuesto pasado racista ha terminado jugando en su contra. Ella y no tanto Elvis y Miley (que, en cierta medida, también) viene como anillo al dedo a la conversación porque su éxito se sustenta en la explotación desde una posición de privilegio, no de un sonido, sino de toda una cultura que no le es propia. Ojo, como defiende Azealia Banks, el problema no es que Azalea haga hip-hop o que se identifique como rapera en un mundo como el hip-hop dominado por hombres afroamericanos, sino que lo haga sin reconocer los problemas con los que la comunidad afroamericana ha de enfrentarse cada día. La diferencia con Macklemore es que este ya opinaba sobre este tema en una canción de 2005 titulada ‘White Privilege’: no es, por tanto, tan oportunista como parece.

Clave en la polémica de Macklemore & Ryan Lewis ha sido su éxito en los Grammy. En 2014, ‘The Heist’ ganó el premio a Mejor álbum hip-hop frente a Kendrick Lamar y Kanye West, entre otros, algo que provocó un sinfín de críticas a los premios por racismo. El propio Macklemore, de hecho, reconoció a Kendrick que no lo merecía y que se lo había «robado». Pero la culpa no es de Macklemore & Ryan Lewis, es de los Grammy. Estos presentan un problema fundamental: su sistema de votaciones es, en una palabra, un cuadro, pues aquellos que votan pueden votar en los géneros que consideren, al margen de su conocimiento de dicho género, por lo que existe una gran posibilidad de que éxitos comerciales ganen premios que no merecen, como fue el caso de ‘The Heist’, y es probablemente el motivo por el que ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy‘ de Kanye West, que sí ganó el premio a Disco hip-hop del año, no aspiró a Disco del año y ‘Recovery’ de Eminem sí.

El dilema es el siguiente: si los raperos blancos no reconocen su privilegio en su música, nos parecen racistas, y si lo hacen, corren el peligro de sonar condescendientes y deshonestos. ¿Cómo abordar, pues, un tema como ‘White Privilege II’? Abandonando el cinismo y reconociendo que, por lo menos, uno de los grupos de hip-hop más importantes de la actualidad ha tenido el valor de escribir una canción como esta. Sin embargo, algo falla en ‘White Privilege II’. El problema podría ser tan bobo como que ‘White Privilege II’ es demasiado larga. Si el deseo de Macklemore & Ryan Lewis era introducir el tema del racismo y la apropiación cultural en la conversación social del momento, quizás hubiera sido una buena idea hacer una canción como ‘Thrift Shop’ o ‘Same Love’ que la radio sí pudiera pinchar, en lugar de un híbrido hip-hop y spoken word de 9 minutos. Irónicamente, ‘White Privilege II’ parecía destinada a triunfar, pero no es un single y, por lo tanto, no está sonando en ninguna parte.

Y ahí está el problema: la idea de ‘White Privilege II’ es que el público escuche y comprenda la letra y analice el motivo de su existencia, y con público no me refiero solo a los 2 millones y medio de personas que han escuchado el tema en Youtube desde su publicación el pasado 21 de enero. ¿Cómo va a enterarse la gente que no consume internet del modo en que nosotros y nuestros lectores lo hacemos si no es por la radio o la televisión? Macklemore & Ryan Lewis acaban de interpretar esta canción en la tele, pero imaginad cuál hubiera sido su repercusión de haber sido una canción más convencional. ‘White Privilege II’ podría haber inspirado más que algunos artículos de opinión contados como este; sin embargo, su formato es problemático y actúa más en contra de la denuncia que expresa que en su favor.

Este no es, ojo, el principal motivo por el que ‘White Privilege II’ no termina de convencerme. Lo peor es que sencillamente, como obra de arte, es pobre. La versión hip-hop de Macklemore & Ryan Lewis siempre ha sido bastante aguada, poco estimulante creativamente, y ‘White Privilege II’ adolece del mismo problema. No parece que su mensaje vaya a a llegar más allá de los oídos impresionables que han comprado ‘The Heist’ y mucho menos que un tema de sonido tan anémico y sensiblero vaya a estimular algún tipo de conversación real. Claro, exactamente es este tipo de hip-hop blandito, insípido y sin aristas el que define a Macklemore & Ryan Lewis: ‘Same Love’, su canción anti-homofobia, ya era un número sentimentaloide que en absoluto lograba reflejar la verdadera crudeza de la situación que abordaba. Lo mismo ocurre en ‘White Privilege II’: el dúo se denuncia a sí mismo al mismo tiempo que sigue firmemente integrado en el problema. ¿Una ironía necesaria? Probablemente sí, pero también incómoda. Quizás cuando una canción como ‘Alright’ de Kendrick Lamar logre el número uno en Estados Unidos (fue top 81), podamos percibir un pequeño (pero verdadero) avance hacia la verdadera igualdad que el mundo necesita, y en cuya llegada el hip-hop juega un papel fundamental.

Macklemore & Ryan Lewis actúan el 1 de abril en Madrid.

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Publicado por
Jordi Bardají