Matthew Herbert hace unos años ya dio rienda suelta a su yo más experimental valiéndose de los sonidos de unos cerdos (‘One Pig‘) o, incluso, de una atípica orquesta de alimentos (aquel ‘Plat du Jour’ del que tanto se habló en 2005). Pero hasta ahora, que sepamos, nadie se había atrevido a usar algo tan cotidiano como una lavadora para generar, triturar y samplear todo tipo de sonidos. Partiendo de la base de que aquí no hay canciones, sino una única secuencia de 38 minutos de duración (en la que han colaborado, además, Dan Deacon, Jason Willett de Half Japanese y miembros de Horse Lords y Needle Gun), queda claro que el dúo sigue empeñado en que se les siga considerando los más raritos de clase.
Sin más dilataciones, lo mejor es cerrar los ojos, subir el volumen al máximo y dejarse llevar por esta propuesta. En los primeros minutos la ya mencionada lavadora se emplea como un instrumento de percusión, trayéndonos una pseudo batucada metálica de regusto tropical que incluso hasta se podría bailar. Y lo mismo puede decirse de los minutos finales, en los que las texturan se endurecen tribalmente generando una suerte de techno primitivo amenazante con cierto regusto drum’n’bass. Ida de olla, por supuesto, pero aún lo es más ese bloque central en el que esta pareja de alquimistas da rienda suelta a su personalidad más IDM aglutinando todo tipo de sonidos y efectos mediante clicks and cuts.
Puede que en un principio desconcierte un poco, pero con el paso de los minutos el oyente se ve atrapado en un centrifugado hipnótico que, aunque sólo sea una vez, todo el mundo debería escuchar. La música se puede encontrar hasta en los objetos más insospechados.
Calificación: 7/10
Lo mejor: los primeros y los últimos minutos de esta secuencia de 38 minutos
Te gustará si te gustan: Matmos, la IDM y todos aquellos geniecillos de la electrónica que generan sonidos de forma atípica
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