‘Burn The Witch’, dirigido por Chris Hopewell (autor de otro vídeo del grupo, el premiado ‘There, There‘), es casi un mini-remake, un destilado de la película escrita por Anthony Shaffer (‘La huella’, ‘Frenesí’) y dirigida por el oscuro Robin Hardy. Mediante el uso de la animación stop-motion y con una estética que recuerda a programas infantiles británicos como ‘Pat el cartero’ o ‘Trumpton’, Hopewell reproduce el ambiente siniestramente costumbrista del filme y sintetiza su argumento: la llegada de un funcionario gubernamental a un pequeño pueblo, la visita y descubrimiento de sus insólitas costumbres paganas (aparece hasta uno de sus bailes rituales, el de las espadas), y el final, con la aparición del imponente y ya icónico «hombre de mimbre».
Si nos fijamos en la carrera videográfica y musical de Hopewell y Radiohead no resulta raro que hayan puesto su mirada en esta inclasificable película de terror de la Hammer. Y no solo por su fascinante estética, su provocador discurso contracultural o su estimulante trasfondo antropológico, sino también por su hipnótica banda sonora. ‘El hombre de mimbre’ es casi un musical, un filme lleno de memorables canciones folk escritas por Paul Giovanni e interpretadas por el grupo Magnet, formado ex profeso para la grabación de la banda sonora. Alguna como la erótica ‘Willow’s Song’ ha sido versionada y sampleada en multitud de ocasiones (Doves, Seafood, The Go! Team, Isobel Cambell, Pulp…), aunque la que más fortuna hizo fue la de Sneaker Pimps
, que utilizó Amenábar en ‘Abre los ojos’ (1997) y más tarde Eli Roth en ‘Hostel’ (2005).Pero como ha revelado recientemente una de las animadoras del vídeo, Virpi Kettu, ‘Burn The Witch’ también esconde un mensaje de denuncia política. En consonancia con el conocido activismo de Thom Yorke, el vídeo se puede ver también como un comentario simbólico sobre la actual situación de los refugiados en Europa, una llamada de atención, quizás menos incendiaria de lo que supongo esperaban (tanto cripticismo no ayuda), acerca de una hipotética “caza de brujas” que culpe a los musulmanes de todos los males de Occidente y los acaben “quemando” en una hoguera de incomprensión e intolerancia.