‘Hopelessness’ es un disco comprometido. Su título se refiere concretamente a la decepción de su autora con el gobierno de Barack Obama, en el que, como tantas norteamericanas y norteamericanos, depositó tantas esperanzas, para luego descubrir que no era oro todo lo que relucía, pero el título vale también como consideración general de un mundo totalmente abocado a la autodestrucción en el que Hegarty ha perdido todo atisbo de esperanza de salvación. Y no solo porque los Oscar no la invitaran a actuar a su última ceremonia pese a estar nominada porque su canción trataba un tema tan poco comercial como el cambio climático, es que los títulos de las canciones que conforman este disco (‘Drone Bomb Me’, ‘Execution’, ‘Violent Men’, ‘Why Did You Separate Me from the Earth?’) hablan por sí mismos.
La colaboración de Anohni con Hudson Mohawke surgió en ‘Lantern’, el último disco del productor escocés, que incluye una canción con Hegarty, ‘Indian Steps’. Mohawke cedió después a Hegarty las bases que no usó para su disco y Daniel Lopatin de Oneohtrix Point Never, con quien la autora de ‘I Am a Bird Now’ colaboró en 2010 (aunque ya eran amigos de antes), se sumó después para aportar su peculiar visión. La idea original de Anohni era hacer un disco inspirado en la banda sonora de ‘Queen Millenia’ de Kitarō, que Anohni adoraba de pequeña, pero el explosivo resultado final, un producto pop «con los dientes afilados», tiene mucho más que ver con Mohawke que con el compositor japonés.
A todas luces, ‘Hopelessness’ es un disco necesario, pues aborda en sus letras una variedad de temas políticos que, ni en un millón de años, hubiéramos oído en un álbum de pop de estas características de no haber sido a través de Anohni. ‘Drone Bomb Me’, la mejor canción del disco, es una lustrosa producción sobre una niña que ruega ser bombardeada con drones para reencontrarse con su familia muerta, mientras ‘4 Degrees’ combina vientos metal y ritmos bombásticos con una melodía heroica que narra la desatención por parte de ciertos sectores de la política estadounidense al problema del cambio climático. Por su parte, ‘Hopelessness’ refleja la angustia de una de esas madres de las que tan poco se habla, la de un terrorista. Las letras son, en su mayor parte, sencillos garabatos de diario diseñados para llegar a un público amplio, y lo cierto es que funcionan por esta misma razón.
Sn embargo, las canciones se quedan muy lejos de alcanzar el poder al que aspiran. La sensación general es que se nos ha querido vender ‘Hopelessness’ como un disco bailable preocupado por temas controvertidos, pero el álbum no es tan bailable, por no decir que no lo es en absoluto, mientras la calidad de sus canciones es a menudo muy cuestionable, hasta el punto de que varias de ellas, por ejemplo ‘Obama’, realmente suenan escritas en tres minutos o improvisadas in situ. Esta canción en particular, amelódica, pretende crear una atmósfera inquietante al mismo tiempo que destapa las vergüenzas del actual presidente de Estados Unidos («cuando fuiste elegido / el mundo lloró de alegría / ahora las noticias son que espías / que ejecutas sin juicio / y que castigas a los delatores», canta la artista) pero el efecto, en voz de Anohni, es incómodo y casi autoparódico.
Anohni ha asegurado en alguna entrevista que su intención con ‘Hopelessness’ ha sido empoderar a su público haciéndole bailar al mismo tiempo que reflexionar. ¿Cómo? Adaptando su mensaje al lenguaje de la música popular actual. «Beyoncé y Kanye han establecido el vocabulario contemporáneo para el modo en que nos comunicamos», ha dicho. «Lo que he hecho es utilizar algunas de las herramientas que se usan actualmente en la música popular y las he integrado con un mensaje más duro». La idea suena bien en papel, pero ‘Hopelessness’ está lleno de canciones muy bien producidas y con muy buenas intenciones a cuyas melodías, sin embargo, no les hubiera venido mal unas cuantas vueltas. Después de varias escuchas es prácticamente una proeza recordar cómo suenan ‘I Don’t Love You Anymore’, ‘Crisis’ o ‘Hopelessness’ y cuesta mucho imaginar que alguien vaya a morirse de ganas de volverlas a escuchar una vez haya terminado de oír el disco.
Aunque en ‘Hopelessness’, las joyas no se acaban en las dos primeras pistas. ‘Watch Me’, que parece una metáfora sobre el espionaje público de la administración Obama a través de la figura del padre de Anohni, es una canción deslumbrante, mientras ‘Execution’, más discreta, propone un atractivo momento de serenidad en contraposición con la dureza de su texto. Sin embargo, ‘Hopelessness’ cae muy rápido en el tedio, concretamente tan pronto como en la pista 6, ‘Obama’, y se recupera solo al final, con una delicada ‘Marrow’ que, sin estar mal, suena mejor sobre todo porque lo hace precedida por una variedad de canciones regulares, como el interludio ‘Violent Men’ o ‘Why Did You Separate Me from the Earth’, de forzada emotividad, que parecen solo idóneas para «hardcore fans». No es el mejor diagnóstico, desde luego, teniendo en cuenta que este disco ha sido escrito con el objetivo de llegar al máximo número de personas posible.
La idea tras ‘Hopelessness’ no solo es loable, es absolutamente necesaria en los tiempos que corren. Una pena pues, sobre todo tras los fantásticos adelantos que fueron ‘4 Degrees’ y ‘Drone Bomb Me’, que el producto final sea tan poco reivindicable. «Siento que me estoy arriesgando y estoy asustada», ha declarado la cantante. «Lo hago sobre todo con la esperanza de provocar lo mismo en los oyentes, que sean valientes y que se atrevan a caerse si han de caer». Es posible que ‘Hopelessness’ estimule cierta conversación, pero no lo hará a la escala que probablemente pretendía, y eso es porque el disco no cuenta con suficientes buenas canciones para lograrlo. El riesgo, en este caso, no ha sido suficiente.
Escúchalo: 6/10
Lo mejor: ‘Drone Bomb Me’, ‘4 Degrees’, ‘Watch Me’
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