Meghan Trainor / Thank You

Personalmente, compraba el acierto de la jovencita Meghan Trainor en ‘Title‘, su álbum de debut. Tomar sonidos clásicos del doo-wop y el ska y hacerlos sonar contemporáneos sin maltratarlos, y además convertirlos en un éxito mundial no está al alcance de cualquiera. Y esta post-adolescente, orgullosa además de lograrlo sin poseer el aburrido canon físico de una artista de pop al uso, lo logró con una soltura casi insultante. Me pregunto cuántos productores musicales la han admirado y odiado por igual desde la irrupción de ‘All About That Bass‘.

La cantante de Massachussets no ha dejado enfriar su cena y, pocas semanas después de recibir el Grammy 2016 a la Artista Revelación, lanzó ‘No‘, el primer single de ‘Thank You’, su nuevo álbum, y lo cierto es que lo volvía a lograr, la tía. Esta vez, disfrazada de una producción urban típica de los tempranos 2000 (Destiny’s Child, Britney o NSYNC en la mente), Trainor volvía a colar una melodía ragtime que podría sonar en un maltrecho club de jazz de una metrópolis norteamericana post-Gran Depresión.

Y es que la música negra de los 70 hacia atrás continúa adherida tanto a su portentosa voz como a sus composiciones, y en buena parte del disco le sirven para brillar: la bobalicona ‘Dance Like Yo Daddy’ y ‘Watch Me Do‘, por seca que suene su base, son explícitos homenajes a James Brown; tras ese bajo, que rebota como si lo hubiera ideado SOPHIE, la irresistible ‘Me Too‘ tiene un claro poso góspel; al igual que ‘I Love Me‘, un animoso dueto con el también revivalista Lunchmoney Lewis, o la canción dedicada a su mami (que hace un cameo), ‘Mom’; y tanto la estupenda ‘Better’ como las más flojas ‘Woman Up’ y el extra ‘Friends’ (que vampiriza descaradamente ‘No Woman No Cry’), recogen cálidos ecos jamaicanos.

Hasta ahí, lo bueno de ‘Thank You’ (un «gracias» que Trainor dirige a los fans que la han aupado hasta su estatus actual). Lo malo llega al comprobar que Meghan y su nuevo productor, Ricky Reed, buscan, insólitamente, sonar a otras cosas y desprecian esa marca propia. Ocurre, precisamente, con las canciones más flojas del disco: ‘Champagne Problems’, en un patético intento de LeanOnizar

un tema bastante insulso de por sí; ‘I Won’t Let You Down’, una canción muy random con arreglos arábigos que deben pretender epatar, o algo; o ‘Kindly Calm Me Down’, una balada que no se la habría guardado Sia ni después de haberla rechazado Adele.

Con esos números contados, Meghan y su equipo tiran por la borda casi todo lo potable que logran en el resto del álbum, conformando un batiburrillo en el que bonitos medios tiempos como ‘Hopeless Romantic’ o ‘Just A Friend To You’ (¿en serio un ukelele en 2016?) se diluyen sin pena ni gloria. Y así las cosas, a perro flaco todo se le vuelven pulgas: está bien que, en un mundo pop hipersexualizado como el actual, haya una artista como ella, cuyas canciones sean tan blanquitas que no tengas miedo de que tu hija pequeña las lea traducidas. Puede que, incluso, le inculque alguna que otra idea bonita. Pero es que, empoderamiento femenino aparte, estos textos sobre quererse mucho a sí misma, reírse de los problemas del primer mundo, ser amiga de sus amigos, tener la mejor mamá del mundo y demás, resultan más empalagosos que un telemaratón del Club Disney. ¡Es que no se le atisba ni el menor atisbo de picardía, a la pobre!

Calificación: 5,8/10
Lo mejor: ‘Me Too’, ‘Better’, ‘No’, ‘I Love Me’
Te gustará si: te gustó ‘Title’ y no hacías ascos a Hannah Montana.
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Publicado por
Raúl Guillén