Corinne Bailey Rae / The Heart Speaks In Whispers

Seis años después de ‘The Sea’, todavía he de escuchar una canción sobre la muerte tan bella como la que halló Corinne Bailey Rae en ‘I Would Like to Call It Beauty’. Me atrevería a decir que los primeros veinte segundos de esta canción son la cumbre de su carrera. La cantante, que perdió, y me quitaré esto de encima ya, a su marido en 2008 a causa de una sobredosis accidental de alcohol y metadona, sin embargo y por suerte, pasó página hace tiempo y vuelve a estar casada, vuelve a ser feliz y su nuevo disco, ‘The Heart Speaks In Whispers’, es un luminoso reflejo de esto.

La autora de ‘Put Your Records On’ produjo el álbum junto a su marido a medias entre su estudio casero en Leeds y Los Ángeles, donde Bailey planeó quedarse una semana y terminó quedándose siete meses fascinada por la «escena alternativa de artistas negros bohemios» que hacen piña allí, conformada por músicos como Flying Lotus, Thundercat o el saxofonista Kamashi Washington, «todos estos artistas que orbitan alrededor de Kendrick Lamar», indica la cantante. ‘The Heart Speaks In Whispers’ es un disco sobre las mariposas de un primer amor y sobre la «transformación de la oscuridad en luz», algo que expresa muy bien su giro psicodélico, expertamente desarrollado junto a las hermanas Strother de KING en el primer single del álbum, ‘Been to the Moon’, que aparte de recuperar el arte de la coda jazz, es una composición magistral sobre un amor que siempre ha estado ahí; así como en temas tan ensoñadores, esponjosos y caleidoscópicos como ‘Green Aphrodisiac’, pura sensualidad marca Marvin Gaye, o ‘Horse Print Dress’.

Como es habitual, sin embargo, donde Bailey brilla más en ‘The Heart Speaks In Whispers’ es en las canciones más íntimas y ‘Hey, I Won’t Break Your Heart’, que no en vano ocupa la pista 2 del álbum, es una de sus melodías más delicadas y hermosas. De hecho, varias de las canciones más intensas del disco son las menos inspiradas, como ‘Stop Where You Are’, que parece un reducto de Coldplay; o ‘Tell Me’, que pese a la densidad de sus ritmos y paisajes, tiene cierto halo eurovisivo y no para bien. Tampoco evita ‘Taken by Dreams’ ir más allá del relleno. Pero Bailey y su precioso hilillo de voz, tan frágil como dotado de experiencia, cautivan como siempre desde la introspección en números como el soul clásico ‘Do You Ever Think of Me’?, la nana final ‘Night’, sobrecogedora, o la preciosa canción de regalo ‘Push for the Dawn’, que cierra la edición de lujo del álbum con una atmosférica coda jazz totalmente evocadora.

Pese a los muchos aciertos del álbum, cabe lamentar que esa unión de almas musicales bohemias que Corinne experimentó en Los Ángeles no haya dado para un trabajo más experimental y arriesgado. Una década después de su álbum debut, que vendía 4 millones de copias entre 2006 y 2007, sin embargo, la evolución de Bailey es evidente y digna de elogio. No es tan fácil hacer un tercer disco que no solo renueve el sonido de un artista sino que, a su vez, contenga algunas de sus mejores canciones. Y ‘The Heart Speaks In Whispers’, en su fusión de inocencia y melancolía, lo consigue, añadiendo a su vez un punto psicodélico que le sienta como un guante a la voz de Corinne, con ornamentos o sin ellos, desde hace mucho tiempo ya una de las más bonitas del R&B actual. Que nos siga bendiciendo.

Calificación: 7,4/10
Lo mejor: ‘Been to the Moon’, ‘Hey, I Won’t Break Your Heart’, ‘Green Aphrodisiac’, ‘Night’
Te gustará si te gusta: Minnie Riperton, Al Green, Alicia Keys, John Legend
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Publicado por
Jordi Bardají