Después de haber publicado como Bell junto a Gunnar Olsen y Jason Nazary y de habernos hablado de su país Rusia en ‘Край’, Olga nos sorprende con un himno a la «randomness», en España una de las palabras favoritas de la generación Twitter, así, sin traducir, por lo gracioso de su sonoridad. Ajena a este doble sentido, Olga Bell nos ofrece en ella su aproximación a la música bailable, su entrega a los temas de 120 bpm, y es una celebración tan descarada de los momentos de comunión colectiva que su letra incluye un guiño a una canción dance de Arthur Russell, ‘Is it All Over My Face’ de Loose Joints.
La pena es que, pese a los experimentos de visitar clubs ella sola sin amigos para no perder detalle de lo vivido y oído, la pista de baile no la ha seducido lo suficiente como para dedicarle un disco entero. ‘Tempo’ es en realidad un álbum más para los museos de arte contemporáneo que para las carpas de los festivales de verano y, lo que es peor, a menudo cae en su propia «randomness». ‘Ritual’ con Sara Lucas es básicamente una canción suelta de Róisín Murphy entre ‘Overpowered’ y ‘Hairless Toys
‘, y no precisamente de las mejores; y, aparte de Chairlift, vienen a menudo a la mente las melodías de St Vincent (‘Regular’), Psapp y tUnE-yArDs en los momentos más jazz (‘Your Life is a Lie’) y los sintetizadores de la Björk de los 90 casi todo el tiempo. No en vano el disco está editado por su sello One Little Indian.‘Zone’ nunca llega a ser la aventura funky que promete, llegando a aburrir a pesar de su apuesta por la repetición, y a duras penas la segunda mitad de ‘Doppio’ y ‘Stomach It’ sí presentan desarrollos aventureros rescatables. Al final, ‘Randomness’ es la mejor canción por demasiada diferencia.
Calificación: 6,5/10
Lo mejor: ‘Randomness’, ‘Doppio’, ‘Stomach It’
Te gustará si te gusta: siglo 21
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