Repasamos la primera jornada fuerte en el Parc del Fòrum, con crónicas de LCD Soundsystem, Air, Kamasi Washington, John Carpenter, Vince Staples, Suede, Cass McCombs y unos Tame Impala que, apagón sonoro mediante, dividieron a nuestra propia redacción.
Entretenidos por el contundente tecno pop industrial de Mueran Humanos y, antes, por los impredecibles ritmos electrónicos de Olga Erez, llegamos con retraso al concierto que Algiers ofrecen en el escenario Heineken a partir de las 18 horas. Nada más aterrizar frente su espectáculo, sin embargo, el cantante del grupo, Franklin James Fisher, totalmente entregado a la pasión de sus canciones, ya suda por completo su camisa, lo que nos da una idea de la energía que desprende el grupo en directo, gracias, en parte, a la impresionante potencia pulmonar de Fisher, cuya voz es un espectáculo en sí mismo. Había mucha curiosidad por descubrir cómo el trío de Atlanta, compuesto por Fisher, el bajista Ryan Mahan y el guitarrista Lee Tesche, trasladaba al directo la imposible fusión de géneros de su sonido, que aúna post-punk, hip-hop de la vieja escuela y góspel en canciones de una sincera naturaleza política, esculpidas, a su vez, con sutil gusto. Este contraste benefició al grupo, que desgranó su recomendable álbum debut con tanta elegancia como energía, pero a su show le hubiera beneficiado un mayor enfoque en el componente visual de sus canciones, ni que fuera para darles contexto. Eso sí, ni ‘Remains’ ni ‘Blood’ iban a fallar de ninguna forma. JB.
En una tarde muy calurosa y con un sol abrasando sobre la explanada del Ray Ban, Cass McCombs no lo tenía muy fácil para conectar con el público y no pudo hacerlo. Comenzó como un martillo pilón con ‘Big Wheel’ y no se anduvo muy por las ramas: apenas tocó dos nuevos temas del inminente ‘Mangy Love’ (entre ellos, el precioso single ‘Opposite House‘, y el resto fueron temas tan conocidos y celebrados en su discografía como ‘Name Written In Water’ o ‘Love Thine Enemy’. Sin embargo, fueron versiones extendidas, entregadas a menudo (como en el caso del siempre emocionante ‘Dream Come True Girl’) a jam sessions que se vieron perjudicadas por un sonido deficiente, con los teclados y el bajo engullendo los intentos de McCombs por encantarnos con su guitarra. Le esperamos en otra ocasión más propicia. Raúl Guillén.
El ‘Night Thoughts‘ que se unía al nombre de los británicos Suede distinguía su actuación en el Auditori Rockdelux de la que se celebró en la jornada inaugural. Evidentemente, se trataba de esa presentación de la película que se filmó ex-profeso para su notable último álbum de la que habían hablado, que se proyectaba sobre una descomunal pantalla de proyección que cubría en primer plano todo el escenario. Mientras, la banda de Brett Anderson, desde la parte posterior de la pantalla (algo que solo descubríamos mediante una cuidada y selectiva iluminación) interpretaba el disco al completo, en perfecto orden de secuencia, y con una sincronía pasmosa (en ocasiones, el protagonista del film cantaba las palabras de Brett en las imágenes, algo realmente difícil de ejecutar). El resultado es de una interesante teatralidad, sobre todo porque la filmación es un dramón tremendo, a veces confuso, pero que se fusiona con la música perfectamente y propicia momentos realmente sobrecogedores (alternado con alguno que otro más aburrido, todo hay que decirlo). En cualquier caso, un espectáculo diferente e inesperado de la banda británica que da nuevo sentido a su álbum y que mereció la pena presenciar (la cantidad de gente que esperó fuera, en balde, que quedaran huecos libres en el graderío era enorme). Raúl Guillén.
Lo del ¡cuádruple! solape mortal en la franja de las 20-21 h del jueves fue de traca. A la misma hora, más o menos, se apelotonaban Daughter, Empress Of, Kamasi Washington y Destroyer. Opté por Dan Béjar, que ofreció un concierto espectacular; él en su papel de crooner ensimismado y arrastrado, acompañado de una banda fulgurante, donde destacaban especialmente los vientos (un trompeta y un saxo) que elevaron unas canciones ya de por sí álgidas. El concierto estuvo muy centrado en ‘Poison Season’ y Béjar sólo dedicó una mirada al pasado pre-‘Kaputt’ (‘European Oils’). Quizás se echaron de menos las voces femeninas (especialmente en ‘Song for America”), quizás ‘Kaputt’ sonó un punto descafeinada… pero esos pequeños defectos se iban compensando con ejecuciones portentosas: abrir con ‘Chinatown’, hacer de ‘Dream Lover’ algo aún más arrebatador, agigantar ‘Forces From Above’, ‘Times Square’ o ‘Midnight Meets the Rain’ y, lo mejor, cerrar con un enorme ‘Bay of Pigs’ que sostuvo la tensión de la original. Grande, Béjar. Mireia Pería.
El concierto de Kamasi Washington en Auditori Rockdelux fue una de las grandes cumbres de la jornada de ayer. El saxo y su banda, compuesta por un trombón, dos baterías, un contrabajo, la voz (y bailes esotéricos) de Patrice Quinn y dos teclados (uno con vocoder incluido), sin olvidar la aparición esporádica de instrumentos adicionales, dieron una lección de maestría jazz en un concierto emocionante de principio a fin que alcanzó su mayor cumbre en la primera canción, especialmente a partir del solo de trombón de Pat Thomas, cuando la banda mostró una sinergia absolutamente sublime que no se volvió a ver de la misma manera. Aún sin ser su propuesta lo más innovador que se ha visto en cuanto a jazz se refiere, el concierto de Washington, muy animado en la parte más funky del set, fue de los que se recuerdan y dejó varios solos memorables, aparte de los de Washington y Thomas, el de contrabajo arqueado de Miles Mosley y el solo compartido de los dos baterías, Tony Austin y Ronald Bruner, que impresionaron, especialmente el segundo, con su habilidad a los platillos. Dominó el volumen y, sobre todo, la musicalidad más abrumadora que dejó solo un instante de desconcierto en el momento vocoder de ‘Giant Feelings’, con un Brandon Coleman al teclado entregado pero que no emocionó. Aunque, con todo el Auditori de pie al final del show, no es que importara demasiado. JB
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Vince Staples, felino y flexible, sexy y poderoso, sobriamente vestido(camiseta blanca y tejanos oscuros), desplegó todas sus muestras de poderío vocal y físico. Sin alharacas, con un eficiente DJ detrás, se manejó a su antojo, con unas tablas y una suficiencia insultantes. En la pantalla se iban sucediendo su nombre, gigante, con imágenes turbadores (droga, dinero). Pero Vince, como demuestra en ‘Summertime 06‘, va más allá del tópico de rapero de barrio chungo con un discurso austero, efectivo y ajustadísmo. Demostró un dominio brutal sobre el público (si decía “Hands up!”, todos estábamos manos arriba), nos arengó contra la policía (“Fuck the police!”, se dedicó a hacernos gritar) y se permitió el lujo de dejarse querer por las masas. Un enorme set rematado por el gran sonido del que disfrutó en el Pitchfork. Mireia Pería.
Los franceses Air andan celebrando sus 20 años de existencia con la edición de un vasto recopilatorio y una serie de conciertos como el que presenciamos ayer en el escenario H&M de esta edición de Primavera Sound. Nicolas Godin y Jean-Benoît Dunckel se hacían acompañar por un teclista y un batería que, junto a ellos, interpretaba su repertorio sin pregrabados. En el apartado visual, unas curiosas pantallas LED con acabado espejo que les rodeaban en escena ofrecían, cuando se ponía el sol, unos bonitos reflejos y efectos de color, perfectos para sus canciones de pop delicado y sintes analógicos. Su gran «pero» fue un setlist algo extraño, que olvidaba por completo sus últimos álbumes y se centraba exclusivamente en sus primeros discos. Pese a la indudable belleza de ‘Cherry Blossom Girl’, ‘How Does It Make You Feel’, raramente lograron enardecer al público, quizá por un sonido algo débil. Alguno me dirá que, bueno, Air son un grupo reposado y que era lo previsible. Pero la recta final del concierto, enlazando ‘Sexy Boy’, ‘Kelly Watch The Stars’ y una prolongada versión de ‘La Femme D’Argent’, emocionó y demostró que otra secuencia podría haber hecho cambiar la cosa. Raúl Guillén.
Acto seguido a Air, en el escenario Heineken situado justo enfrente, Explosions In The Sky se esmeraban por desentrañar sus preciosas madejas de guitarras, extenderlas y volver a concentrarlas en un amasijo que, en ocasiones, explotaba en el cielo (su nombre, desde luego, es una magnífica manera de describir su sonido). Aunque congregaron un buen número de público, mucho de él era residual, que solo hacía tiempo a la espera de Tame Impala, si bien el estratosférico final con ‘Your Hand In Mine’, ‘Disintegration Anxiety’ y ‘The Only Moment We Were Alone’ les sirvió una merecida ovación de toda la pista. Este show, desplegado en el Auditori, podría haber estado en el podio de esta edición. Raúl Guillén.
El concierto de Tame Impala de anoche fue controvertido en JENESAISPOP. A quien esto escribe le pareció que muchas canciones carecieron de la fuerza y emoción de sus versiones de estudio, mientras a otros compañeros les encantó tanto el setlist como la forma de ejecutarlo. En lo que estamos de acuerdo, eso sí, es en que el sonido fue nítido y espectacular, al menos, hasta que se esfumó, literalmente, en la mismísima cumbre de ‘Eventually’. Aquello fue una cortada de rollo total. El grupo hubo de abandonar el escenario por problemas técnicos y regresó, unos seis minutos después, para reanudar la canción exactamente por donde la había dejado. A pesar de este incidente, el grupo demostró que tiene canciones para parar un tren. En serio, si este no es uno de los grupos clave de nuestra generación, no sé cuál lo es. Seguidas sonaron ‘Let It Happen’, ‘Mind Mischief’, ‘Why Won’t They Talk to Me?’, ‘The Moment’, ‘Elephant’ (en versión extendida), ‘Yes I’m Changing’… y todavía le quedaba a la banda por tocar ‘The Less I Know the Better’ y ‘Feels Like We Only Backwards’. Curiosamente, ‘Cause I’m a Man’ no hizo acto de presencia en el repertorio, pero no se puede decir que se echara de menos entre tanto temazo. JB.
Lo de John Carpenter es una de esas apuestas que a veces añoras en el PS. Conciertos sorprendentes, originales y poco convencionales. De todo eso tuvimos lo que quisimos y más. Sinceramente, no sabía muy bien que me iba a encontrar y lo que vi superó mis (inciertas) expectativas. Una bandaza dirigida por Carpenter, de pie ante su sintetizador derrochando toneladas de actitud: de riguroso negro, gafas de sol, pelo largo y blanco, mascando chicle e incluso tocando con una mano en el bolsillo… Mientras, en la pantalla iban pasando imágenes de sus películas. Carpenter desplegó todas esas bandas sonoras imaginarias (‘Lost Themes’ I y II) o reales (‘Están vivos’, homenaje a Ennio Morricone interpretando la intro de ‘La cosa’…). AOR, progresivo, sintetizadores efectistas, bajos inhumanos… y el concierto más divertido, excitante y diferente que recuerdo en tiempo. Mireia Pería.
Como anticipaba el concierto exclusivo en el Teatre BARTS que ofrecieron el pasado martes, LCD Soundsystem están en plena forma. Diría, incluso, que este regreso llega en su plenitud. La solidez de la banda es pasmosa, y James Murphy se muestra como un frontman contundente y seductor, cantando inmejorablemente. Y, claro, también está el carisma como-quién-no-quiere-la-cosa de Nancy Wang. Con un repertorio calcado al que nuestro compañero Sergio del Amo presenció hace pocos días, no cabía la sorpresa, sino simplemente bailar, bailar y corear como descosidos en esta fiesta a la que sólo le faltó que el sonido, extraordinariamente nítido, fuera más potente para que a mitad de explanada no nos quedáramos medio huérfanos. Eso sí, cabe destacar la espectacular calidad de las pantallas y la realización, que ayudaron a que la experiencia, desde lontananza, fuera más que digna. Raúl Guillén.
Imágenes cedidas por Primavera Sound.
Créditos:
LCD Soundsystem y Tame Impala: Eric Pàmies
Vince Staples: Dani Cantó
Kamasi Washington: Santiago Periel
John Carpenter y Cass McCombs: Xarlene