Jean-Michel Jarre y Niño de Elche arrasan y ANOHNI decepciona en Sónar

El directo anterior que conocíamos de El Guincho poco tiene que ver con lo que nos ofreció en las primeras horas de la tarde en Sónar este viernes. Si anteriormente se veía obligado a controlar samplers y demás artilugios tecnológicos y parecía sufrir por un alto grado de autoexigencia, lo cual se trasladaba al público, en la actualidad se le ve más relajado y además disfrutando. El formato banda con tres músicos de Extraperlo hace que un disco como ‘HiperAsia’, ligeramente cuestionado por su exceso de efectos vocales, en directo sea bastante más fácil de digerir. Como el día anterior en MadCool, no dejó ‘Cómix’ para el final, sustituyendo la parte de La Mala por la de uno de los percusionistas y de nuevo ‘Bombay’ sonó casi de cierre, justo cuando empezaba a llover otra vez (había parado cuando empezaba). Sr John.

Mikael Seifu es uno de los productores tecno más destacados de la actualidad y su set en SónarHall fue, sin duda, uno de los mejor vistos en la actual edición del festival hasta el momento. El músico etíope desplegó con tremenda elegancia sus densas y viscosas producciones en un directo recargado de efectos y, por momentos, muy próximo a la intensidad de Jon Hopkins y a la oscuridad de Burial, así como al misterio de Flying Lotus, a quien recordó también por su juego con los compases rítmicos poco convencionales. Artillería pesada no, lo siguiente la de Seifu, que combinó programaciones de una corpulencia monumental con paisajes amorfos e ingrávidos de una exquisitez soberbia, y aunó beats pedregosos, distorsión y ambientaciones especiales retorcidas hasta lo siniestro con enorme maestría tras los platos. Tan recomendable como suena. JB y Sr John.

Al británico Steve Goodman, conocido como Kode9 además de como fundador del sello Hyperdub, y entrenado en la escuela del drum’n’bas, el jungle y el dubstep, era el encargado de ponerse a los platos después de Jean-Michel Jarre. Pero por la tarde, en el Sónar Día, había ofrecido junto al alemán Lawrence Lek un show basado en un lujoso hotel automatizado. Los visuales eran más de drones en un videojuego de los 90 que de un edificio inteligente. Mucho mejor fue lo sonoro, con las bases dubstep como esqueleto. A pesar de abarrotar el SónarHall, la respuesta del público fue tibia. Su sesión nocturna no se quedó vacía, pero tampoco supo retener al escaso público, oscilando entre los extremos del futurismo y la oscuridad y sin levantar demasiada empatía antes de James Blake. Y eso que empezó con el grito de guerra de Gary Glitter y pinchó a Kelela. Tibio como el espectáculo de la tarde. Sr John.

La música, compositora y artista sonora Myriam Bleau sorprendió ayer en SónarComplex con su nuevo espectáculo audiovisual, ‘Soft Revolvers’. Fue una especie de DJ set sin platos ni mesa de mezclas. Bleau improvisó música a partir de la manipulación de cuatro gruesos «platos» de acrílico transparente con un cilindro introducido en el medio que actuaban como peonzas y que, con el movimiento, emitían luz y modernísimos sonidos electrónicos a medio camino entre el tecno abstracto y la música de baile. Bleau manipulaba estos objetos como si fueran vinilos con la diferencia de que eran estos, ayudados por un sensor de datos, y no una máquina externa los que producían sonido. Fue un espectáculo interesantísimo, si bien algo frustrante en partes por la rapidez con la que Bleau interrumpía el desarrollo de sus composiciones improvisadas una vez parecían estar tomando forma de composición completa, pero es lo que tiene la improvisación. En cualquier caso, un show que nadie debería perderse. JB.

La marihuana debería ser legal. Lo digo yo pero también lo dijo ayer Rebel MC, que actuó ayer bajo su alias Congo Natty y ofreció una buena sesión de reggae y jungle al sol. El músico inició su espectáculo con ‘Is This Love?’ de Bob Marley, a la que siguió otro clásico del músico, ‘Could You Be Loved’, para entregarse justo después a los adrenalíticos ritmos jungles que pueblan su último disco, ‘Jungle Revolution’. Y de revolución habló Rebel ayer también. «Estamos aquí por la revolución», expresó. «No creemos en los políticos, amamos la música y amamos la vida». Muy bien dicho. JB.

Un sonriente Danny L Harle pinchó desde la cabina de SónarVillage varios de sus mejores temazos, entre los que incluyó ‘Ashes of Love’ con Caroline Polachek, que no me convencía antes de ver en vivo y ahora me encanta, y ‘Super Natural’, su nuevo tema con Carly Rae Jepsen (aún inédita) a quien recordó también en una remezcla híper azucarada de ‘Call Me Maybe’ (sí, esto era posible). Triunfó su gran hit, ‘Broken Flowers’, pero la selección de Harle fue divertida de principio a fin y el músico se mostró, en todo momento, tan adorable y achuchable como efectivamente parece en sus fotos de Instagram. «Huge Danny» en toda su esplendor. JB.

Niño de Elche ha pasado de ser la sorpresa del año pasado, tras el brutal éxito de ‘Raverdial’, a tener la responsabilidad de igualar, como mínimo, tal afrenta. A Francisco Contreras, o lo que es lo mismo Niño de Elche, se le ve que le gusta el show, él es un show en sí mismo y además lo transmite. Contando de nuevo con Los Voluble -sumándose para la ocasión Pablo Peña (Pony Bravo) y el guitarrista Raúl Cantizano-, la idea esta vez era ubicar el Mediterráneo como un cruce de caminos cultural y como cementerio actual de personas anónimas, víctimas de la hipocresía migratoria. El resultado, en el que se incluyen cantes y escritos fue una verdad incómoda en toda la cara, un espectáculo más doloroso que ‘Raverdial’, que supuso algunos abandonos de una sala llena. Ya casi al final llegó el balón de oxígeno con la vena queer y una canción que podría titularse ‘Ese Hombre’ o ‘Es el amor’, y vídeos donde aparecía el activista LGBT Ocaña (José Pérez Ocaña). Chapeau por Niño de Elche. Sr. John.

Un rato en Underground Resistance presents Timeline era revitalizante por su onda house sobre saxofón casi hasta el final, cuando dejaron de tocarlo. Ese buen rollo de felicidad colectiva traía el recuerdo de los discos de Incognito. Gran error no incluirlos en nuestra selección de recomendaciones a pesar de estar recomendados en nuestros foros. Mea culpa. Con estas nos fuimos a John Grant, que nada más aparecer nos dice que está encantado de estar en Barcelona, en perfecto castellano, y que vamos a mover el culo un rato a pesar de que hablemos del amor. Una pena que no hubiese más público al inicio (aunque sí terminó con gran aforo). Y aunque sea trivial decir que iba vestido con gorra, camiseta y pantalón, en negro riguroso, hizo mucho por el show verle bailar despacio todo el rato de un lado a otro del escenario -salvo cuando tocaba los teclados- con la serenidad de comulgar perfectamente con una banda a la que hay reconocer el mérito de destacar la voz de Grant por encima de todo. Él habla de amor y el público, interrumpiendo antes de que acabe algunas canciones, aplaudiendo y jaleando. ¡Lo sentimos! Sr John.

Santigold centra su espectáculo en el concepto de consumismo voraz que enmarca su nuevo disco, el recomendable ’99¢’. En pantalla pueden verse proyecciones en un 3D rudimentario en las que Santigold vende productos o aparece bailando en supermercados, y en el escenario, la verdadera Santigold alterna looks de cantante de girl group con looks de cantante de hip-hop mientras sus dos bailarinas sujetan carteles de «se vende oro» con la gracia de unas azafatas del «1 2 3». Por suerte, en directo, las canciones de Santigold suenan completamente impecables, especialmente ‘You’ll Find a Way’, que abre show en una espectacular encarnación electro en lo que ha de ser una de las mejores aperturas en un concierto de pop que he visto nunca. La artista, sin embargo, permanece siempre en un extraño segundo plano dominado por sus propias canciones, que, desde luego, llaman más la atención que ella, cuyo dominio del escenario es pobre aunque, vocalmente, en ningún momento falle. Entre los cortes rescatados, destacaron la sugerente ‘Big Boss Big Time Business’, así como una ‘Creator’ que sigue sonando igual de bien que siempre y para la que subió a parte del público al escenario, y la batucada que precedió al tema final, ‘Can’t Get Enough of Myself’. Repite hoy. JB

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A Jean-Michel Jarre, acompañado de dos percusionistas, le encontramos cercano, recortando distancias constantemente con el público por lo apasionante que resultaba comprobar su dedicación a la reproducción de melodías sintéticas, ejecutadas como siempre le han gustado: con un alto desarrollo tecnológico para que no quepa la menor duda de que nada está sujeto a la improvisación. Y lo más importante, el estreno de su espectáculo logró consolidar no solo su figura como pionero dentro de la música electrónica, sino también en cuanto a la importancia de la parte visual. El resultado es entrañable: es inevitable admirar a un artista entregado a su causa sobre infinidad de teclados -con la misma postura tan vitalista que hace décadas caracterizaba a Nacho Cano de Mecano-, engrosando esa lista de artistas que se parapeta detrás de su teclado como Chris Lowe (aunque también nos deleitó con una guitarra). A diferencia de lo que opina mi compañero Raúl Guillén, sus dos últimos trabajos no le hacen justicia, esto me hizo venir con poca ilusión -si bien de las que tocó, se celebraron la canción de Peaches y la de Pet Shop Boys-, pero viendo su teclado de luces o esas cortinas de leds, piensas que ha sido un honor para el festival y para los que allí estuvimos asistir a uno de los conciertos de una leyenda que vive como un erudito sólo por y para su pasión. Sr. John.

El concierto de ANOHNI en SónarPub empezó a las 23.15, la hora indicada en la página web del festival, y no a las 22.50, la hora indicada en el libreto oficial que, lo que indicaba en realidad, era la hora a la que empezaba a proyectarse en la pantalla del escenario un vídeo de Naomi Campbell bailando en el set de ‘Drone Bomb Be‘, tan largo e innecesario que propició el abandono de una buena parte del público, además de pitidos y abucheos. Muy cara le tiene que haber salido Naomi a ANOHNI para creer que tenerla ahí bailando, haciendo posturas y poniendo morros durante quince larguísimos y aburridísimos minutos en los que no ocurre absolutamente nada, es una buena idea. Al margen de esto, el espectáculo de ANOHNI en presentación de ‘Hopelessness‘ de anoche sirvió para destapar completamente, si es que hacía alguna falta, las carencias de este disco, que son las canciones, concretamente las que no son ni ‘4 Degrees’ ni ‘Drone Bomb Me’ ni ‘Watch Me’, que, como era de esperar, fueron tan llamativas como lo son en disco. Las producciones de Daniel Lopatin y Hudson Mohawke, interpretadas por dos músicos diferentes, ganaron enteros en directo, incluida la de ‘Obama’, espectacular para lo que es la canción, pero las melodías de esta obra de ANOHNI siguen dejando mucho que desear y ni siquiera los vídeos de mujeres de distinto origen proyectadas durante la interpretación de las mismas lograron mantener el interés de un público distraído que solo quería ser entretenido. Una decepción, excepto para la persona responsable de nuestro Instagram. JB.

Tras el concierto de ANOHNI apetece bailar un poco, por lo que Four Tet, que se encuentra tras los platos en el escenario SónarCar, viene muy bien, como me hubiera venido en cualquier momento de la noche porque pinchó durante siete horazas. Como esperaba, Kieran Hebden pincha con la misma elegancia que produce y su selección de temas resulta bailable a la par que envolvente al mismo tiempo que alterna ritmos tecno con otros más bien house y con alguna que otra concesión disco. Muy recomendable, también, por cierto, el set de NOAIPRE, el proyecto unipersonal de Rohe Rodríguez, que actúa justo antes de ANOHNI y destaca por su versatilidad. El coruñés despliega con desenvoltura su catálogo de ritmos grime, algunos oscuros, otros más fluorescentes, combinándolos con otras cosas más inesperadas como reggaetón. Lejos de desconcertar, la mezcla es de lo más divertida. JB.

El set de James Blake tuvo sus altibajos. El inglés presentó las canciones de ‘The Colour of Anything’ con dignidad y acompañado por un sonido espectacular que hizo vibrar toda la sala. Empezó y terminó su concierto, eso sí, desde el pasado, con una infalible ‘Life Round Here’ y una preciosa ‘The Wilhelm Scream’, respectivamente, y Blake se mostró en todo momento tímido pero seguro, especialmente de sus capacidades vocales, por ejemplo en temas como ‘Choose Me’. Tenía mis dudas sobre Blake en este aspecto, pues nunca me ha parecido un vocalista brillante, pero cumplió. Tampoco estuvo mal la selección de temas extraídos de ‘The Colour of Anything’ y ‘Timeless’ brilló con especial intensidad, mientras que de ‘Modern Love’ Blake desarrolló una versión contundente, nada delicada y con bastante bombo que funcionó bien. Mi problema con el concierto empezó a la mitad, cuando Blake decidió convertir su espectáculo en una especie de rave anónima en la que sus bonitas canciones quedaron a un segundo plano. Con la de canciones que tiene el disco que no presentó. ¡Para eso me quedo en la sesión de Four Tet, Blake! Por suerte, no olvidó ‘Retrograde’, que precedió a ‘The Wilhelm Scream’ y recordó, de paso, por qué Blake y no otra persona fue anoche el cabeza de cartel indiscutible de Sónar, con la excepción, por supuesto, de Jean-Michel Jarre. JB.

Programar un directo a las cuatro de la mañana no suele ser lo corriente, a estas horas lo mejor es abandonarse al baile sin pensar en el día después. Pero lo que se antoja una aventura arriesgada, para la organización tiene su punto si se trata del danés Kölsch. Un toque de distinción frente a las prolíficas sesiones de dj’s porque el productor, en nómina del sello Kompakt, lleva editados dos álbumes bastante recomendables. Rune Reilly Kölsch nos sometió a un fascinante juego de tech-house sustancioso en melodías melancólicas y acompañado de secuencias visuales ¿coloristas? que asegura solo se podrán disfrutar en citas muy puntuales este verano. Una bocanada de aire fresco cuando empieza a espesar el ambiente y el cansancio hace mella, dejando un excelente sabor de boca para continuar… ¿un poco más? Sr. John.

Fotos Jean-Michel Jarre, ANOHNI: Ariel Martini para Sónar.
Foto Niño de Elche: Bianca di Vilar para Sónar.
Foto Santigold: LeafHopper para Sónar.

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