En nuestra entrevista con Thorpe publicada la semana pasada, el cantante comentaba que, durante la grabación del videoclip de ‘Get My Bang’, hubo de enfrentar su imagen de «chico del Norte de Inglaterra» con la versión agresiva de él mismo que el vídeo requería. Parece que Thorpe se ha cansado de ser el chico mono del pop británico y en ‘Boy King’ ha querido dar rienda suelta a sus instintos más primarios. La pegadiza ‘Get My Bang’, el primer single del álbum, va precisamente sobre eso. «[‘Get My Bang’] reconoce que existen fuerzas oscuras y primitivas que nos caracterizan como especie y que la libido gobierna nuestros cuerpos», señalaba Thorpe. «Al fin y al cabo, nuestro propósito como especie es reproducirnos».
No hay nada malo en que un grupo masculino, como uno femenino, haga un disco sobre sexo sucio y primitivo. De hecho, ‘Boy King’ es un muy buen disco en este sentido. Producido por el gran John Congleton, ‘Boy King’ es una obra extrovertida pero sutil en el que las descargas de guitarra eléctrica, ese símbolo fálico que constituye el concepto del disco, nunca terminan de explotar, como tampoco lo hacen unas melodías de una gran inteligencia; y en el que los ritmos son apretadísimos, los sintetizadores elegantes y los lengüetazos guitarreros y efectos varios ocupan siempre el paisaje sonoro astutamente. ‘Boy King’ es un producto de estudio impecable y sofisticado, la mejor producción de la carrera del grupo con diferencia.
Las canciones acompañan. ‘Big Cat’, la del vídeo dirigido por el barcelonés Pablo Maestres, es brillante y la nitidez de sus elementos proporciona un paisaje ideal para su letra, en la que Thorpe se imagina como un gato salvaje, como un tigre más que como un minino doméstico con collar, hambriento de sexo. Es una sensualidad, de nuevo, primitiva la que expresa esta canción, pero Wild Beasts sabe cómo hacerlo con elegancia. Y si esta agresividad sexual encuentra espacio en ‘Boy King’, el grupo tampoco reniega en el largo de la belleza onírica que ha caracterizado
siempre sus mejores canciones. Por ejemplo, ‘Celestial Creatures’ es una producción mágica («¿qué quieres conmigo / eras una diosa y yo no soy nada»; lamenta en ella Thorpe) mientras ‘Dreamliner’ es otra de sus delicadas baladas, una canción preciosa y pura que concluye el disco con clase.Sin embargo, el sucesor de ‘Present Tense’ falla en varios puntos. La arrogancia masculina de ‘Eat Your Heart Out Adonis’, desde luego, tiene muy poco de irónica, lo cual ya la convierte en una canción cuestionable en su repertorio, mientras la letra depredadora de ‘2BU’ parece la pesadilla de todo paranoico… en el peor de los sentidos. ‘Alpha Female’, una de las canciones más potentes del disco, habla sobre ese perfil de mujer ambiciosa a la que la sociedad le ha negado siempre su feminidad, sin embargo, en 2016 esta defensa feminista suena pasada de moda. Por otro lado, ‘Ponytail’ contiene un gancho melódico distintivo como es esa voz apitufada, distorsionada y líquida que suena durante la totalidad de su minutaje pero el tema no es más que una variación débil de otros cortes anteriores mucho mejores.
La conclusión de Thorpe sobre la naturaleza sexual del ser humano dista notablemente del concepto que teníamos de Wild Beasts. ¿No era precisamente ese primitivismo masculino el que había que ridiculizar? Thorpe comentaba en nuestra entrevista que el grupo representa la broma misma que este ofrece al mundo, sin embargo, es cuestionable hasta qué punto el mundo necesita esto ahora mismo. La duda posa cierta sombra de hipocresía sobre Wild Beasts y, aunque ‘Boy King’ es un buen disco, me temo que el deseo del grupo de reflejar esa masculinidad, esa pose de grupo macho, en sus nuevas canciones, en sus directos y, en definitiva, en su nueva propuesta estética (visual y sonora) ha jugado más en su contra que a su favor. ¿No era precisamente el rechazo a esa norma lo que distinguía a este grupo del resto?
Calificación: 7,1/10
Lo mejor: ‘Big Cat’, ‘Get My Bang’, ‘Celestial Creatures’, ‘Dreamliner’
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