Altamente incomprendida por la sociedad incluso a día de hoy, lo que conocemos como cultura hip-hop abarca cuatro disciplinas independientes entre sí, pero que surgieron en una época determinada y gracias a un caldo de cultivo muy específico: los MCs o maestros de ceremonias capaces de dominar el rap; los DJs y sus scratches; el break dance y el graffiti. Y como no podía ser de otra manera, estos son los cuatro elementos en los que se apoya Baz Luhrmann para dar vida a ‘The Get Down’, la serie de Netflix que estuvo a punto de dar al traste con la compañía
y que se inmiscuye en lo más hondo de un gueto afroamericano y portorriqueño para entender un poco más las raíces de la música callejera.Si eres fan de ‘Moulin Rouge’ estás de enhorabuena. ‘The Get Down’ tiene todos los defectos que a priori se asocian con Luhrmann y más. Para empezar, un capítulo de noventa minutazos que se transforma en un pastiche inacabable entre presentaciones de personajes, presentación de tramas e historias deshilachadas sueltas que -entendemos- el australiano ha incluido «porque sí». Eso sumado a una serie de números musicales que no vienen a cuento y en la cabezonería del director por salvaguardar la estética setentera por encima de todo da lugar a un inicio abrupto con actuaciones demasiado forzadas, súbitos cambios de escena y una sensación general de que te estás perdiendo algo (o todo). Por suerte, según corren los capítulos de esta primera parte, estos defectos se hacen cada vez menos palpables, dando paso a una serie con más cuerpo.
Si eres fan del hip-hop también estás de enhorabuena, pero menos. Luhrmann parece haberse acercado al mundillo con humildad, y se ha dejado asesorar por personajes presentes en la historia del hip hop para parir ‘The Get Down’. Grandmaster Flash no solo es un personaje, sino que también presta su conocimiento y parte de su historia a la serie (veréis bastantes paralelismos entre los ‘Furious Five’ de Grandmaster Flash y los ‘Fanstastic Four plus one’ que protagonizan la serie).
Así y todo, para los que esperábamos esta serie con ganas, ‘The Get Down’ supera por poco nuestras expectativas. Baz Luhrmann parece empeñado en presentarla constantemente como un bonito ejercicio estilístico, dejando en suspenso lo demás. Las actuaciones no son memorables, la trama está enrevesada en cientos de subtramas innecesarias y los números musicales a veces quedan deslucidos por la imperiosa necesidad de Luhrmann de contar demasiadas cosas a la vez. Allá donde el australiano nos conquistó en ‘Moulin Rouge’, vertebrando el guion a través de increíbles mash-up de música pop; aquí parece más concentrado en darle a la producción el toque setentero perfecto que en presentar un guion mínimamente elocuente. 6,5