Biolay ha encontrado en Buenos Aires una pasión latente en la que se ha imbuido y que transmite en sus canciones en forma de un deseo exacerbado. El francés sorprende sobre todo cuando se abandona a los ritmos más calientes, de seducción más sutil. Como ‘Palermo Queens’, un tema sexy de “cumbia, rap y bum, bum, bum” interpretado junto a la actriz Sofia Wilhelmi, que debuta en la canción con el chispeante desparpajo que despliega en sus coros y recitados. Tan sugerente como ese baile despreocupado que Sofia y otra joven dedican en su vídeo a «Benjamín» en una azotea, a la luz del crepúsculo.
Kyle Craft será una estrella así que, cuanto antes os quedéis con su cara, mejor. El chico de 27 años, que creció cazando «serpientes y crótalos» en Shreveport, Louisiana, ha publicado un debut pensado para vinilo y con tintes de rock clásico en el que destacaba esta exuberante ‘Lady of the Ark’. Como gran parte de sus composiciones, está llena de referencias religiosas sobre el amor y la muerte pero sobre todo cuenta con un gran estribillo cambiante que Craft convierte en toda una subida y bajada de los cielos.
Mura Masa indica que aprovechando que A$AP Rocky pasaba en Londres un par de días y como quería que se tomara esta colaboración en serio, reservó el estudio 2 de Abbey Road dos días para que el rapero grabara sus versos. Dice que se lo “pasaron bien” en un sitio “tan legendario, resultando una experiencia muy surrealista”. Además, añade que el tema, que iba sobre un encuentro sexual vacío fue mutando a un lugar más “exótico” con el toque de “calypso y dance”. De hecho, era esta la producción idónea para todo el que se quedara con ganas de más después del gran disco de Jamie xx del año pasado.
«Con Dios me acuesto / con Dios me levanto / conmigo me callo / conmigo yo canto». Esto, repetido hasta la saciedad en portugués, es la mitad de la letra del hitazo de Sofi Tukker, que se acerca a los 20 millones de reproducciones en Spotify tras haber sido adoptado por un anuncio de Apple. Y no es esa repetición lo que termina de hacer de ‘Drinkee’ una de las canciones más mónguer -para bien- de los últimos meses, sino ese gracioso punteo de guitarra que dicen que salió en cuanto Sophie, el componente femenino del dúo sito en NYC, se colgó este instrumento. Ojo porque no es la única canción interesante de su EP.
Justin Lockey de Editors quería hacer un disco muy ruidoso con una voz femenina. Enroló en ello a Rachel Goswell de los resucitados Slowdive y Mojave 3, que a su vez embaucó a Stuart Braithwhite de Mogwai para tocar guitarras. Lockey, a su vez, implicó a su hermano James para tocar el bajo y el resultado era un disco interesante en el que destacaba este single que mezclaba shoegaze, cuerdas épicas, baterías rocosas, bajos cuasi-bailables, post-rock y dulces voces etéreas.
Suponemos que sin querer, los pamploneses Tremenda Trementina han construido un himno con un riff parecidillo al de ‘Feel So Close’ de Calvin Harris, que debería haber trascendido el mundo indie para sonar en todas las emisoras del país. Una nueva gran canción, esta vez celebrando la independencia tras una despedida, que se suma a un notable repertorio que ya contiene hits como ‘Sangre pop’, ‘Anfetaminas’ o ‘Gorilas’.
Si ‘Energía‘, el novísimo disco del colombiano J Balvin, no tenía ya suficiente atractivo con temas de reggaetón molón como ‘Ginza‘ o ‘Bobo‘, incluía también una colabo con Pharrell Williams, nada menos. El autor de ‘Happy’ no solo produce sino que además hace coros (en castellano) en esta canción verdaderamente irresistible, que justifica que el reggaetón esté marcando tanto el pop de nuestros días. “Este pari es un safari”.
El grupo formado por los insultantemente jóvenes hermanos D’Addario anticipó en el verano su álbum debut con ‘These Words’, una maravilla mutante que se deslizaba entre Tin Pan Alley, el southern rock, el glam y la ópera rock de Queen (su clip incluso tiene guiños al de ‘Bohemian Rhapsody’). Pese a su complejidad, esta canción deja instantáneamente sin aliento, con esos arreglos espectaculares (Jonathan Rado de Foxygen estaba metido en el ajo, claro) y un ingenio melódico pasmoso que hacen que, además, se pegue a la primera.
Aunque ‘Mystère’ es largo de más, el segundo disco de los franceses La Femme esconde una decena de pepinazos entre los que destaca por supuesto el medio psicodélico medio yeyé single principal, que podría haber interpretado tanto Marie Laforêt en su etapa rockera como por otro lado Marie et Les Garçons. Enormes desarrollo y progresión, muy adecuados para su directo que, como se vio en el FIB, es lisérgico.
Parecía complicado que Peter Björn and John pudieran volver a dar en la diana después de lo de «la canción del silbidito» que primero nos conquistó hace unos años y más tarde nos trajo por el camino de la amargura. Pero sí, la fresquísima ‘What You Talking About?’ era una de las canciones de la primavera para nuestra web. Desde su salida elogiamos la habilidad con que el trío sueco había dado con un gancho súper efectivo, y después lo complementaban con un vídeo ultra popero: una sucesión de planos que incluía WhatsApps, selfies, smilies y una suerte de fichas de parchís humanas.
Escuchar a Jenny Hval es como adentrarse en un diario secreto en formato audio: sus letras, así como el modo en que la artista las enuncia ante el micrófono, con una voz de apariencia frágil y cristalina que es capaz de poner los pelos de punta, son confesionales, íntimas, traten estas conceptos concretos como la anatomía humana o la sangre o abstractos como la muerte o el feminismo. ‘Conceptual Romance’ es un delicioso número de dream pop por momentos casi susurrado en el que brillan las deliciosas influencias tanto de Kate Bush como de Beach House. Ella la define como «una canción de amor para un vampiro atrapado en auto-oscilación erótica». «O tal vez sólo soy yo», concluye.
El último disco de Róisín es experimental en sonidos, dirección y recorrido, también su canción más accesible, ‘Romantic Comedy’, que se sirve de una base electrónica con motivos percutivos varios, pasajes electro sci-fi y pianos para contarnos la historia de un amor tan maravilloso que solo puede ser una broma. La canción es desenfadada pero el fondo musical es robusto y caótico y su final, con Murphy cantando en medio de una invasión de rayos láser mientras entona su mantra de «quiero que te partas de risa”, es simplemente espectacular.
Producida por Jeremiah Meece, ex miembro del proyecto de R&B alternativo The-Drum, ‘Loner’ es el primer tema 100% pop del álter ego drag de Michael Quattlebaum Jr. Por eso precisamente quiso que su letra tratara sobre la tristeza, la soledad, la ira y la ansiedad en la era de las redes sociales. Pero eso no hace menos irresistibles su puente (con ese “siento que voy a destrozar mi puto móvil, todos esos seguidores a mi alrededor”) y su estribillo, que cuenta con la maravillosa aportación vocal de la prometedora solista Jean Deaux.
Terroríficamente jóvenes, Louis Forster (sí, hijo de Robert de The Go-Betweens) y James Harrison empezaron a escribir canciones hace dos años, durante sus ratos después del colegio, en su Brisbane natal. Y en 2016, con tan sólo 16 años y el añadido de la baterista Riley Jones, han editado su álbum de debut en el sello Chapter Music de Melbourne. Entre los ganchos indiscutibles del largo, el riff de guitarra de este ‘Boyfriend’ y la respuesta que da la batería, conformando todo un himno que habla de la necesidad de conectar con algo como sea.
De las cenizas de Smith Westerns nació Whitney, y Mark Kakacek y Julien Ehrlich siguen reflejando en su música el más genuino pop rock americano, con reminiscencias de glam y country. En ‘No Woman’, la exquisita canción que abre su debut ‘Light Upon The Lake’, rehabilitan entre vigorosos arreglos de cuerda y viento el romanticismo del ideal beatnik de cruzar EEUU de costa a costa en carretera y, de paso, viajamos con ellos de Townes Van Zandt a Big Star, con paradas en The Moody Blues, el primer Neil Young o The Band.
El primer single de ‘Amiga’, el disco que el chileno Alex Anwandter publicaba en 2016, es un auténtico latigazo de disco pop hedonista, con unas texturas sonoras late 80s, muy Junior Boys. Sin embargo, tras la aparente invitación a olvidar los problemas bailando el fin de semana, su letra (refrendada por su vídeo) es todo un himno de orgullo proletario y gay, que denuncia la explotación laboral y la homofobia, casi institucionalizada en su país. “No quiero estar en llamas porque sí. Si tengo que prenderle fuego a algo, que sea a la iglesia y al congreso”.
El segundo single de ‘Glory’ es un número reggae pegadizo pero no empalagoso con un punto melancólico perfecto para el otoño; la suma de Tinashe al tema, además, ha sido todo un acierto, y el resto de sus componentes instrumentales (el cálido arreglo electrónico que conforma el esqueleto y fondo de la canción, sus eufóricos vientos metal) conforman la canción de Britney Spears más “cool” y apta para la radiofórmula actual que la cantante ha editado en años.
Aunque sea algo más conocido, Francis Starlite sigue siendo aún un artista minoritario. Sin embargo, su particular ingeniería sonora para las voces ha estado presente directa o indirectamente en muchos de los álbumes importantes de este año: Kanye West, Chance The Rapper, Bon Iver, Frank Ocean… De su álbum de debut nos quedamos particularmente prendados de ‘See Her Out (That’s Just Life)’, además de por ese riff de sintetizador tan memorable porque tiene una letra esperanzada, “un cambio a la vuelta de la esquina tras un periodo oscuro”.
Con un punto de vista hiperrealista, parece imposible salir indemne de este paseo por la cotidianidad brutal en una ‘Recto y quieto’ (podría ser “roto y quieto”) que es la más preclara y bonita oda a la masturbación masculina que se haya escrito nunca. Y encima, además de describir de manera preciosa los mecanismos mentales del autoerotismo, su melodía melodramática hace equilibrios entre placer y culpabilidad. Qué suerte que Gonzalo Marcos encontrara las ganas y los cómplices necesarios para que pudiéramos tener más canciones de El Palacio de Linares.
Warpaint no solo han logrado recuperar la frescura que se echaba a faltar en su disco homónimo anterior, sino además iluminar su propuesta con un halo de luz en su oscuridad habitual. ‘New Song’ es, a buen seguro, la canción más abiertamente pop de su carrera. Pese a que contiene todos los ingredientes que caracterizaban al grupo, como esas guitarras post-punk intrincadas, el bajo musculoso y cierto tono oscuro, lo cierto es que resulta un auténtico tiro gracias a sus melodías vocales inusualmente vigorizantes y luminosas.
Puede que la deriva artística de Die Antwoord no sea la que esperabas de un grupo apadrinado por el Sónar, pero su mundo feísta y perverso sigue fiel a sí mismo y entregando singles pegajosos como este ‘Banana Brain’, que devanea entre el drum&bass, el trance, el techno o el hip-hop. El vídeo dirigido por el propio Ninja junto a Terence Neale presenta a la cantante Yo-landi Vi$$er apañándoselas para dormir a sus padres para irse de fiesta de mala manera, entre reminiscencias al clásico de Jonas Åkerlund, ‘Smack My Bitch Up’ de The Prodigy.
Una metacanción en la que ambos cantautores bromean sobre la honestidad en el amor y la creación artística. Él arranca presentándose como un escéptico y ella responde en representación de los que creen en el azar. Pero para el que crea que la canción cae en los arquetipos amorosos de género, la cuestión se va tornando una comedia propia de Woody Allen y el cine de enredo. Él cae en cero coma, mientras ella pasa a ser la escéptica. Tras atender a la letra, volved a escuchar la música llena de parones, giros melódicos cuando se cambia de discurso y guiños humorísticos et voilà, una obra maestra.
Un pepinazo con el sello inconfundible de Trainor. No en el recubrimiento -se aleja del r’n’bubblegum que la hizo famosa- sino en el irresistible gancho. Ese es el verdadero talento de alguien que en realidad y fudamentalmente es una compositora de hits. A destacar el sesgo retro que esta vez mira hacia los años 00 e incluso al sempiterno ritmo “baggy” de los 90, que ya tocaba recuperar. Las letras siguen en la línea empoderadora de Trainor, que hábilmente ha detectado la veda levantada para un nuevo hit a base de “no, no, nos” diez años después de ‘Rehab’.
¿Ya no se hace buen rock? El primer single del segundo disco de El Lado Oscuro de la Broca, bajo la producción de Carlos Hernández (Triángulo de amor bizarro, Los Planetas, Viva Suecia), venía a demostrar que sí. La canción es un verdadero zarpazo, con unas guitarras saturadas que abruman tanto como ese «cuida a tus mayores, porque tienen miedo» y, sobre todo, con un estribillo de los que noquean y dejan huella. Ese «mirando al río que baja sucio, navega firme, prefieres no pensar» ha supuesto uno de los coros más célebres del pop estatal 2016, indispensable para seguidores de bandas como Disco Las Palmeras, Ornamento Delito, Disciplina Atlántico, etcétera.
Mucha gente pensará que AlunaGeorge se han vendido con este ‘I’m In Control’ siguiendo los parámetros de los que tristemente han terminado siendo sus mayores éxitos: la colaboración con Jack Ü (Skrillex y Diplo) y el remix de ‘You Know You Like It’ del colega de Diplo DJ Snake. Pero, la verdad, da igual. Este nuevo giro en su carrera no puede sonar más divertido y recordable desde la primera escucha. Además, está muy bien acabado y mantiene su sello en voces y efectos vocales. ¿Su último top 40?
Hay tal cantidad de pelotazos en el debut de Las Bistecs que elegir uno implica un largo debate. ¿El electro machacón de ‘Caminante’? ¿La parodia social de ‘Señoras bien’? Mientras algunos decían que lo mejor de ‘Oferta’ ya lo habíamos escuchado a lo largo del año presente o el pasado, enseguida despuntaba en número de escuchas este totalmente nuevo ‘DJ Bicha’, que funciona como sátira del mundo de la modernidad y de los efectistas truquitos del trap. En el punto de mira, una DJ que a pesar de la fama, de lo que goza es de estar en chándal («Pero ella al fin y al cabo es de L’Hospitalet / Y le gusta más un chandal que la vida de jet set»). ¿No es «Ya lo decían los Soca Boys / Follow the leader and make some noise» uno de los mejores estribillos del año?
«Me envolveré a tu alrededor donde nadie pueda encontrarnos», canta Alaina Moore, anhelante, a su esposo, Patrick Riley, en ‘In the Morning I’ll Be Better’. «Te esconderé del mundo hasta que seamos olvidados». Tennis son el pop blanco de los 70 personificado y su nuevo single es una de sus mejores canciones y de las mejores canciones de 2016, un número de melodías elegantes en el estilo de Gilbert O’Sullivan, aderezado, no obstante, con guitarras distorsionadas tipo shoegaze, que suena a clásico perdido de la época. «Nos sublimamos», canta el dúo, y con ellos, su sonido.
Unas silban en sus hits y otras besuquean: lo hizo Holly Valance en ‘Kiss Kiss’ en 2002 (una versión del cantante turco Tarkan) y lo ha hecho Dua Lipa este año en ‘Blow Your Mind (Mwah)’, un tema de pop electrónico que combina la contundencia de su base con una actuación vocal de Lipa entregada y melodiosa y un estribillo totalmente desenfadado y fresco. «Dime que estoy loca, no me puedes adiestrar», canta. «Dime que he cambiado, pero soy la misma de siempre». Francamente irresistible.
Una de las composiciones más llamativas del segundo disco largo de Doble Pletina es ‘Electrobolero’, un tema cantado por Marc Ribera Grossberndt, tan apasionado y sufrido que podría haberlo entonado Rocío Dúrcal o Sara Montiel, y en el que no falta una producción electrónica aportada como por Hidrogenesse, con quienes no en vano han terminado trabajando recientemente en una adaptación de otro tema, ‘Nada’. Este ‘Electrobolero’ es muestra de su versatilidad como autores y nadie hubo de perderse el modo en que convirtieron su vídeo en un gag con asesinato sobre la marcha de su batería Cati y su sustitución.
El sencillo de ‘The Altar’ es un tortuoso número de sonido opresor, que capta perfectamente lo que nos quiere contar Banks. Ella misma define la letra como «una entrada de diario» en la que habla de un amor del que quiere escapar, pero que aún la mantiene enganchada por el componente sexual. La mención a sus propios “muslos” no puede ser más gráfica y funciona a la perfección.
El primer single oficial de Presumido (Tarci Ávila y Nacho Dafonte) promete grandes cosas para el dúo gallego. Estamos ante una gran canción pop de cuidada producción electrónica, oscura pero no opresiva, y de melodía hermosa y espectacular, de las que se recuerdan a primera escucha, que nos cuenta una emotiva historia de amor capaz de trascender dimensiones. «Te espero en el jardín de mi habitación, plantando rosas negras en mi colchón», evoca el grupo, «y qué más da si estás allá y yo en el mundo de verdad, aún te siento respirar».
EL primer single de ‘Last Year Was Complicated’ de Nick Jonas era una colaboración con Tove Lo producida magistralmente por Mattman & Robin sobre el modo en que la vulnerabilidad humana afecta a nuestras relaciones amorosas. La química entre ambos intérpretes incluso trascendía la cursilada de su estribillo, que reza que «»espacio» es solo una palabra que inventó alguien que temía acercarse demasiado». Esta química puede ser real o ficticia, pero ambos funcionan juntos incuestionablemente tanto en ‘Close’ como en su vídeo, y el resultado es un hit por el que tanto Nick como Tove han de estar orgullosos.
Que James Blake haya llamado precisamente a Bon Iver, rey de las cabañas, para entonar una canción sobre bosques que han de arder para regenerarse no es sólo una anécdota para que esbocemos media sonrisa. Más allá de su ceremonial y precioso inicio, ‘I Need a Forest Fire’ es una excelente composición, en la que el sample “another shade, another shadow” sirve de guía para construir una de las mejores canciones de 2016 y una de las de Blake más identificables y recordables.
Otra de las grandes canciones de desamor compuestas por Modelo de Respuesta Polar que pasan olímpicamente de la repetición cansina de un estribillo o de la creación de una épica de laboratorio, es esta preciosa ‘Dos amigos’ que, poco a poco, sabe ir construyendo sus ganchos. Desde la parte «apenas me has rozado el corazón / aquello volverá, si ha de volver» a los entregados coros finales pasando por su sección instrumental, una maravillosa composición que seguro habría gustado a su admirado Antonio Vega.
¿Por qué Santigold no está recogiendo los fans que M.I.A. está perdiendo con sus últimos sencillos, flojos, repetitivos, decepcionantes? Desde luego lo merecería y para muestra este machacón, explosivo y circense ‘Banshee’ que sí sabe hacer de la repetición de esos «come on» toda una virtud. Una colorida y divertida producción de John Hill y Patrik Berger, además con los coros prestados de varias cantantes muy bien traídas, entre otras, Charli XCX y MNDR.
En 2016, Chance the Rapper ha editado uno de los discos más importantes de la era del streaming: el magnífico ‘Coloring Book’ ha sido el primer disco únicamente disponible en streaming en alcanzar el top 10 en Estados Unidos y en ser nominado a un Grammy, y lo mejor de todo es que el rapero ha conseguido todo esto por su cuenta, sin la ayuda de una discográfica. ‘No Problem’ relata su desprecio a las cárceles creativas que son los sellos y es profundamente representativa de este disco de hip-hop y góspel que tanta calidad contiene.
Como una polilla ante una llama se siente Caroline Polachek en la canción más pop del último disco de Chairlift, precisamente titulado ‘Moth’, «polilla». Es la historia de un desengaño: Polachek se ha enamorado de un hombre, incluso se ha creído sus cartas de amor, pero este ha terminado haciéndole daño porque no sentía lo mismo. La historia que nos cuenta ‘Moth to the Flame’ contiene un fondo de ansiedad pero la forma a través de la cual Chairlift la desarrolla es de diversión y desenfado. «Es ese tipo de hombre, mamá», lamenta Polachek en la canción, pero ‘Moth to the Flame’ es puro ritmo».
Dolidos por el bajón, dadas las altas expectativas, del segundo disco de The Last Shadow Puppets, quizá no apreciamos lo suficiente algunos de sus hallazgos. Pero el tiempo y actuaciones en vivo como la del Primavera Sound 2016 han enfriado los ánimos y dejado percibir que ‘Aviation’ y ‘Miracle Aligner’, especialmente esta, son grandísimas canciones. Su vídeo, además, ponía boca arriba que la baza de playboys decadantes y socarrones es una manera de ridiculizarse a sí mismos. Especialmente cuando estos dos «tigres» han contado con la ayuda de una mujer, Alexandra Savior, para escribir esta canción.
La nueva canción de Manel es un éxito por partida triple. En primer lugar, ‘Sabotatge’ es bailable y eufórica, ideal como primer single, asegurando grandes momentos de diversión en sus conciertos; en segundo lugar, su sonido es una renovación total para Manel, marcadamente más electrónico, en tanto que africanizado; y, por último, ‘Sabotatge’ es, a pesar de los cambios, tan distintivamente Manel como siempre. Jake Aron, sin duda, ha sabido sacarles un brillo especial.
Pese a que se le enmarque, por razones evidentes, en el auge del trap español alumbrado en Youtube, Dellafuente no se conforma con esa etiqueta ni se rige por los códigos habituales del rap. El Chino, un chico granadino de un barrio humilde pero con un personal flow, ya demostraba en sus primeros mixtapes y en su debut oficial ‘Azulejos de corales’ que sus miras son mucho más amplias y que él prefiere denominar su propuesta como música urbana. Música de y para la calle. Un ejemplo era este enorme sencillo, no la mejor muestra de su versatilidad estilística, pero sí de su grandeza melódica y del interés por lo social -«por la calle»- de sus letras, con una pareja como protagonista asediada por un desahucio, para la que, al menos, se plantea la esperanza.
«Lo que imaginamos / y en lo que nos hemos convertido», lamenta Dave Longstreth de Dirty Projectors en su nuevo single, «lo seguiremos separando / y mantendremos tu nombre». La balada post-separación de Longstreth, que empieza con campanas de boda, es emotiva y pura, pero también experimental en sonido: es la primera vez que el grupo se entrega por completo a la electrónica y la paciente base de ‘Keep Your Name’ contiene ángulos y artistas afilados, pero lo que destaca aquí de la canción es su arreglo vocal, que hace sonar a Dave varios tonos por debajo, cual androide llorón, y a sus coros femeninos varios por encima, además de acuchillantes. El resultado es una balada de las que definen un tiempo.
Cada miércoles escuchamos varios temas de reggaetón que aparecen en la lista de singles española. Muchos de ellos están trufados de un machismo muy duro de roer contra el que ya nadie ni se molesta en protestar. A su lado, el vallenato de ‘La bicicleta’ suena fresquísimo, no sólo porque al menos cante una chica, sino también por esa guitarra que no, no es la de ‘La Isla Bonita’, pero funcionaría por su cuenta sin el ritmo latino; una melodía preciosa en el estribillo, y un final a cargo de Shakira realmente divertido.
Kaytranada es un historiador de la música afroamericana: su estilo absorbe géneros, desde el R&B al house pasando por el jazz o el trap, y les da una vuelta experimental que resulta fascinante. ‘Glowed Up’ con Anderson .Paak es un ejemplo de sus mejores trabajos, una composición doble -son dos canciones en una- que se desenvuelve con paciencia y sensualidad, la primera a través de ritmos trap acuáticos en la línea de Future y la segunda a través de bases de free jazz suave. Es «badass», que dirían en Estados Unidos, pero sin escándalos, con gusto y sensibilidad.
El último disco de Extraperlo se titula ‘Chill aquí’ y «chill» es lo que contiene, pero solo en lo musical, como en este fantasioso ‘Algo distinto’ que fusiona pasajes melódicos Balearic perfectos para tomarse un cóctel durante un atardecer en Ibiza con motivos de electro cósmico y sugerentes «grooves» disco. El tema evoca imágenes de absoluta tranquilidad veraniega, sin embargo, su texto nos habla de una decepción: «esperaba tanto de esta ciudad», lamenta el grupo, que solo encuentra «algo distinto» en esa persona especial. No tiene por qué ser suficiente, pero ‘Algo distinto’ ve el vaso medio lleno, vislumbra esperanza en el desasosiego, y a ese rayito de luz suena esta estupenda canción.
Alternando la aceptación de su próximo final (“Hineni, I’m ready my Lord”) con un deliciosamente chulesco “you want it darker, we kill the flame”, Leonard Cohen canta verso tras verso en ‘You Want it Darker’ de manera maravillosa y desafiante. Gran labor de su hijo Adam la de darle a esta canción ese ambiente oscuro e inspiradísima idea la de incluir al Coro de la Sinagoga Shaar Hashomayim de Montreal, que dota a la canción de un tono solemne, trascendental pero también de una extraña oscuridad.
La primera, en la frente: «Entra la luz del día por la ventana, y lo de anoche estuvo bien pero ahora sobras en mi cama». Rusos Blancos citaban como influencia en este segundo single de ‘Museo del Romanticismo’ a Pale Saints, a The Housemartins y a Prefab Sprout, y musicalmente era muy efectivo, si bien lo mejor es que en este largo Manuel Rodríguez ha vuelto a probar que es un letrista totalmente preclaro en lo que se refiere a folleteo con o sin amor entre adultos de cualquier género de 20 a 50 años, aproximadamente. Su target comercial, sin duda, es brutal.
‘Geometría polisentimental’ empieza hablando vagamente de una imagen para continuar por laberintos, esquemas, cuadrados, esferas, triángulos o cilindros. La cumbre de la letra, sin embargo, llega cuando Alaska canta sobre diseñar “un poliedro intuitivo, un circuito racional que nos ayude a congelar, direccionar el momento”. La gran melodía compuesta por el grupo y la acertada producción de Guille Milkyway, elegante pero con ese punto petardo que esperamos de Fangoria y con bien de campanillas en la mezcla es mucho más fácil de entender, e imposible luego de olvidar.
Este año, Dee Dee de Dum Dum Girls ha sacado un disco sola inspirado en los primeros ídolos de su infancia, Madonna, Janet Jackson y Debbie Gibson. El sencillo de adelanto, ‘X-Communicate’, sonaba más bien a un cruce entre Saint Etienne, Blondie y New Order, pero era igualmente un número infeccioso, de estribillo carismático y desarrollo trepidante cuyo único defecto era no haber salido en el momento adecuado, en los ochenta, para ser el hit que merece.
Una de las maravillas que esconde el segundo disco del hombre orquesta Joe Moore es este ‘When I Lost You’ que se pregunta por qué el mundo sigue su curso cuando hemos perdido lo que más queremos. La letra podría contener guiños a Hal David, letrista de Burt Bacharach, en esos «raindrops keep on falling» y «birds they keep on singing», mientras el rasgueo de guitarra y la voz de Maddie Dobie están más cerca de los patrones estéticos del indie pop de finales del siglo pasado de Labrador, Saint Etienne o, por supuesto, el propio sello Elefant.
Desde un enfoque minimalista en los arreglos, compuestos por poco más que una caja de ritmos protagonista, una guitarra y un piano, ‘Augustine’ es una composición pop magistral que remite con naturalidad a los ochenta de ese Michael Jackson que aparece sonriente en la portada del álbum, pero desde un ángulo de contemplación materializado en la preciosa melodía del estribillo. En su vídeo el artista nos sitúa directamente en el Stonewall Inn del barrio Greenwich de Nueva York donde se originaron las protestas del Orgullo Gay.
Es casi un prodigio construir una melodía como la de ‘El Último Deshielo’ -¿nadie más imagina a Jeanette cantando “Qué penoso es / Verte así otra vez / Prefiero estar por ti / Verte sonreír”?- y que ésta consiga sobresalir por encima del reverb, el ambiente denso y los teclados de la forma en la que lo hace. Una de las grandes canciones del último disco de Odio París. ¿Cuántas van ya?
Andy Shauf ha situado su nuevo disco en una fiesta en la que los personajes sufren por quien no llega, por quien se burla de sus sentimientos, por quien no les hace caso o incluso mueren sin que el resto se dé cuenta. El corte ‘The Magician’ no era el más impresionante por su narrativa, pero sí uno de los más accesibles y por tanto adecuados para presentar el disco. En él, Andy Shauf, con su bonita voz engolada y un gran contraste entre cuerdas y guitarras eléctricas, detalla el juego de trucos y engaños del que oculta su verdadera naturaleza y sentimientos para sobrellevar la fiesta. «¿Te das cuenta de que es mucho más fácil cuando lo haces desaparecer?».
Después del inesperado pelotazo de ‘Uptown Funk’, la noticia no es que ’24K Magic’ sea un sucedáneo de esa canción. ¿Alguien esperaba menos? ¿Cuántos singles se parecen a sus precedentes más exitosos? La noticia es que es igual de buena. Mars, ahora sin Mark Ronson pero sí con Shampoo Press & Curl y The Stereotypes, ha compuesto un número retro totalmente molón, ágil y pegadizo desde el segundo cero, a medio camino entre la sensualidad de Prince & the Time y el “groove” del ‘More Bounce than an Ounce’ de Zapp, que contiene ganchos incontables y cuenta con una producción impecable.
Dos cosas deja claras ‘We Got Game’ desde el principio: una, que es una gran canción bailable de producción exquisita y sofisticada, y dos, que representa bien el carácter político de todo el disco reciente de The Radio Dept. «Hay una decisión que tomar / nunca nos caracterizamos por desobedecer a ciegas / Hagamos ruido, no nos apaguemos / desandemos los pasos de los millones que han venido antes que nosotros». El tema saquea levemente el gran clásico de Inner City, ‘Good Life’ (hay cita a Paris Grey), y los aires de los Pet Shop Boys de la era ‘Actually’ para construir un pegadizo himno de baile que es, a su vez, una arenga a la responsabilidad de los votantes a la hora de escoger gobierno.
El primer single de ‘Wild Things’ es una canción de 10 sobre 10 y suena tan fresco que parece el hit de una debutante “one hit wonder”, pero nos confirma que Phillipa Brown ya no es ni lo uno ni lo otro. Ladyhawke dedica esta “canción de amor” a su mujer y en su vídeo vemos a la dependienta de un videoclub satisfaciendo su interés bisexual. Un himno alternativo para el Orgullo de los que se recuerdan.
Un trasfondo instrumental cargado de tensión que recuerda a temas recientes como ‘We Real Cool’ sirve a Nick Cave para cantar lo que parece una elegía a su hijo Arthur, que cayó de un acantilado de manera inexplicable, cerca de su casa en Inglaterra. El australiano no esquiva el recuerdo de esa terrorífica figura final para un adolescente, pero recita también otras imágenes de personas que, igualmente, mueren o están a punto de morir en muchos otros rincones del mundo. Porque, lo más doloroso de esa muerte, más que la pérdida, es el olvido: “Eres un vago recuerdo en la mente de tu creador”, canta. El olvido como coraza, o como secreta venganza. El extravío como una amenaza, un temor a que se materialice, que ya le acompañará para siempre. Espeluznante.
«Tú ya estuviste destrozada antes de conocerme, si se te fue la luz, no culpes a nadie que tengas delante». La depresión es un tema común en las canciones de Gerard Alegre, pero ‘Antes de conocerme’ es particularmente emocionante, una canción de «guitar pop» ochentero de tamaño monumental y punteos luminosos en la línea de The Cure que mira adentro pero aspira al cielo.
El último hit ochentas de Tegan and Sara es su más «radio-friendly» hasta la fecha, pero también es una composición ambigua sobre la relación de su autora, Sara, con su último interés romántico, que mantiene una relación paralela con un chico. «Ya no quiero ser más tu secreto», cuenta en la letra. «Me tratas como a tu novio pero confías en mí como en tu mejor amiga». Sara ha explicado que la canción va sobre el miedo de esta chica al compromiso de pareja, no sobre su miedo a salir del armario, pero lo mejor es que todo es rabiosamente pop y queer al mismo tiempo, y no en el sentido de ‘I Kissed a Girl’ sino en el bueno.
Anthony Gonzalez no se lo ha puesto fácil a sus seguidores después de arrasar con ‘Midnight City’. Pero después de la caprichosa -aunque también interesante- ‘Do It, Try It’, entregaba este fantástico ‘Go’ con la cantante francesa Mai Lan, lleno de guiños estílisticos y detalles (saxo, funky, disco, solos de guitarra eléctrica) y del que lo mejor que se puede decir es que en varios puntos recuerda a ABBA. ¿Y cuánta gente en 2016 quiso sonar a ABBA?
Domino ha respaldado el proyecto de Aaron Mine, que con los coros de su novia y un arsenal de sintetizadores, ha construido un disco de synth-pop ochentero, pero ojo, también apto para seguidores de The Postal Service o incluso Beach House. Hay angustia en sus melodías y un fondo tristón en los teclados, como es el caso de este tema en el que Porches quiere escapar de la ansiedad que le genera su apartamento de Nueva York para integrarse en el mundo exterior. Su lánguida toma vocal nos indica que, tristemente, no lo logrará.
Una de las grandes producciones conducidas por una guitarra acústica de este año era esta de Kevin Morby, capaz de transmitir no solo con su escalofriante sucesión de acordes o con sus vientos y coros góspel, sino con su contenido. El músico lo dedicaba a Eric Garner, el hombre afroamericano que fue asfixiado en 2014 por un agente de la policía de Nueva York, y lo presentaba con un vídeo lleno de triste humor, en el que un hombre en su lecho de muerte revive y tiene una última oportunidad para hacer el tonto por el hospital. «I have seen but I can’t see him no more». Agridulce como su propia melodía.
El día de lanzamiento de la nueva colaboración entre Calvin Harris y Rihanna era el momento perfecto de recordar el día de lanzamiento de ‘We Found Love’ y lo desacertadísimos que, en general, estuvimos al valorar el que sería uno de los mayores hits de ambos en todo el mundo. Casi cinco años después, ‘This Is What You Came For’ se moderniza lo justito y, a duras penas, encontramos en las distorsiones vocales de su estribillo y en su producción muy ligeramente más sutil una prueba de que el tiempo ha pasado. Con todo, estamos ante un nuevo hit despreocupado y efectivo que sumar a la discografía de Calvin.
El africanismo tenía que alcanzar el éxito masivo en USA a través del rap. Lo cierto es que la conexión entre el hoy exitoso «dembow» y la cultura tradicional africana es tan evidente como plasma ‘One Dance’. Drake y su equipo volvían a dar de lleno en la diana exprimiendo un pequeño hit discotequero de la británica Kyla y aplicándole, con clase, esas guitarras afro tan apropiadas. La cosa funciona a la perfección.
A Polly Jean le bastaron dos minutos de canción para cabrear a medio Washington el pasado mes de marzo: ‘The Community of Hope’ habla sobre la decadencia de un distrito de esta ciudad, el 7, incluso la de la organización del mismo nombre que se dedica a ayudar a las familias en materia de pobreza, educación, salud y vivienda, cuyo trabajo Harvey analiza en la canción y en su vídeo. El tema habla de Washington como una ciudad de «zombies» y «drogas» y su línea final bromea sobre la promesa de construir un centro comercial Walmart en 2011 como esperanza para la ciudad. Una metáfora de la humanidad devorada por el capitalismo convertida en canción pop: nada más punk que esto.
Este año, Espanto presentaba su gran nuevo disco con el fantástico ‘Atravesado por el rayo’, un número de pop electrónico con fondo melódico medieval sobre una persona que camina por el bosque buscando a su amado pero es “atravesada por un rayo” y muere. “Los perros asustados me habían avisado”, canta Teresa, “yo no quise volver porque iba en busca de mi amor / el rayo me vistió de fuego / elevándome hacia el cielo hacia una nueva dimensión”. Gran hallazgo, el del dúo de Logroño, el de tratar la muerte con total naturalidad e incluso sentido del humor.
Cuando vimos a la banda londinense interpretar esta canción en el último Festival de Benicàssim lo tuvimos clarísimo: esta era una de las canciones alternativas de este verano. Y eso que ni siquiera había sido elegida como single de su estupendo segundo álbum, ‘Brilliant Insanity’. La clave está en su potente indie-rock, que contiene la chulería de Oasis, las guitarras de los Manic Street Preachers, la elegancia de Franz Ferdinand y el aire de superioridad de Pulp. Todo ello producido después de la existencia de Everything Everything y Wild Beasts. Un pequeño nuevo clásico perdido.
¿No veis lo divertida que es ‘Perfect Illusion’? ¿No os dais cuenta de que ese precoro hecho estribillo no se va a ir de vuestra cabeza? ¿No veis que Gaga ha sabido entender que lo próximo es la estética ochentera de ‘Stranger Things’? ¿Que ella se mira en Doro Pesch, en las Runaways? ¿No veis que al final Mark y Kevin subieron, ya con unas cañejas en el cuerpo, para dejar su cosita en el tramo final? ¿No es enternecedora esta Gaga tan macarra? ¿No es simpático que la canción dure 3:01, como diciendo “si me sale del toto, me planto en Eurovisión”? Joder, qué bien que estés de vuelta, Germanotta…
Sold outs por doquier, festivales, colaboraciones, beefs, hits sueltos, discos… Han pasado tantas cosas en el entorno Agorazein y C.Tangana este año que ‘100k pasos’ parece haber estado ahí dos o tres años. Pero corría el mes de enero cuando salía como perfecto medio tiempo de superación y optimismo, en un híper natural Spanglish, y poniendo algo más que un grano de arena a todo el éxito que han tenido colectivo y cantante durante todo 2016. Gran producción, tamaño internacional, de Royce Rolo.
Charli no ha decepcionado con su nuevo single, un número bombástico que aúna hip-hop con otra de esas melodías chicle que Aitchinson es experta en componer y en el que la cantante encuentra un buen balance entre su lado agresivo y su lado más melódico y empalagoso, no sin un puntito de experimentación. En definitiva, aparentemente el mejor adelanto posible para su próximo disco PC Music.
Este tema de Radiohead empieza como un single de Owen Pallett y parece un single de Björk durante la segunda estrofa. Sin embargo, sabemos que estamos con los de Thom Yorke indudablemente por la inconfundible voz de este y por la letra de tintes conspiranoicos marca de la casa. No es ‘Burn the Witch’ un sencillo equiparable a los mejores de su discografía, pero sí lo suficientemente intrigante como para que despertara las ganas de escuchar el nuevo disco de Radiohead, que ha terminado asombrando.
‘Medusa’s Outhouse’ era la más hermosa de todas las canciones del último disco de Cass McCombs, una espiral de melodía dorada y balsámica, la única que recupera aquel memorable falsete de ‘County Line’, y otro clásico instantáneo en el canon del artista. El solo y arreglos de guitarra de Blake Mills (que ha colaborado con desde Lucinda Williams a Sky Ferreira) resulta realmente sublime, como lo es en general la detalladísima instrumentación y paleta sonora de todo el álbum: sonidos secos de caja Supraphonic, guitarras de exquisitos timbres e infinitos matices, cascadas de notas de piano, ecos y producción cinemascópica. Como colofón, el vídeo porno, con el que quería retratar la humanidad que hay detrás de esta industria. «Somos tanto una metáfora de Hollywood como el vídeo lo es de Hollywood o incluso de la composición de canciones».
«Asómate a la ventana» es una invitación brutal, pues promete al oyente un mundo desconocido y, por lo tanto, terrorífico. El mundo que evoca León Benavente en ‘La ribera’, sin embargo, ya nos lo conocemos: «qué miedo que tengo / aquí la cosa está que arde», canta, «por increíble que parezca / no hemos tenido bastante». ‘La ribera’ es un himno de desprecio a la riqueza como medio para hallar la felicidad, pero qué queréis que os digamos: la canción vale su peso en oro.
El primer single en solitario de Amber Coffman de Dirty Projectors no es una canción soul al uso. Melódicamente sí estamos ante una composición hermosa y atemporal, interpretada con el gusto agridulce al que Coffman nos tiene acostumbrados, pero el tema contiene coros “vocoderizados” y presenta una producción cruda, casi sin efectos, que nos recuerda al trabajo del grupo de donde viene Coffman, que siempre ha tenido un punto primitivo y puro. Una gran canción, en cualquier caso, cuyo hermoso estribillo te encontrarás cantando antes de que esta termine.
Aunque en primera instancia parecía un single holgazán en la estela de dance noventero del principal sencillo de su disco anterior, ‘Vocal’, y por tanto de su sonido en el trendsetter ‘Introspective’ (1988), ‘The Pop Kids’ se ha crecido con el tiempo. Estamos ante un recuerdo, con el punto de nostalgia justo, de los días en que la música lo es todo para ti. Una dulce post-adolescencia en la que uno estudia «biología» y otro «historia» -no es una composición autobiográfica- y donde lo que une es la pasión por la música pop y la creencia de que el «rock está sobrevalorado» («We were young but imagined we were so sophisticated / Telling everyone we knew that rock was overrated»). Toda una metáfora sobre su propia carrera y un regalazo y homenaje para sus seguidores.
Más acertado imposible el «comeback» de Papa Topo, que adelantaba su primer largo con un ‘Ópalo negro’ cautivador, de sonido italodisco clásico y melodías majestuosas, lleno de frases memorables tanto melódicas como líricas («en el jardín de los geranios, cae la lluvia sin descanso, hoy pagarás por tus agravios, por tu orgullo y vanidad») que componían un incuestionable clásico moderno sobre el desamor.
Juventud Juché es el perfecto ejemplo de grupo surgido del underground-underground que no por ello pierde el contacto con la realidad. La banda es capaz de ser fiel a sí misma entregando temas tan certeros como este tiro de punk agitadísimo en el que estrofas y estribillos alienantes son magistrales, pero nada a la altura de la gran coda final, uno de los mejores momentos musicales de todo el año: «¿Cómo volver a ser yo / más si no recuerdo ya en qué ocupaba el tiempo cuando tú no existías? / Siempre veo motivos para dejar todo atrás y que mis errores sólo sean culpa mía». Atentos a la transformación de «errores» en «aciertos» a medida que se suceden las repeticiones.
En un panorama pop saturado por el R&B y los ritmos tropicales, Tove Lo ha sacado un single directamente house, producido por sus habituales The Struts, que proporcionan una producción voluptuosa y radioactiva tan sugerente para la pista de baile como idónea para la distintiva voz de la sueca, que interpreta su melodía gélidamente. Una canción rara, en definitiva; un rompepistas sutil de los que no hay tantos actualmente. Pero Tove Lo es un talento raro.
Imponente pepino el que se ha sacado de la manga este año el productor KDA junto a Tinashe, que se sirve de un beat apisonador, casi tribal pero lustroso y minimalista totalmente irresistible, de un gancho instrumental melódico tan sutil como infeccioso y de una parte vocal que conquista sin excesos ni florituras. Una colaboración como Dios manda de dos artistas que sirven recíprocamente su visión. Clásico.
Solange ha hallado en ‘Cranes in the Sky’ un clásico de R&B para la historia: sobre un ritmillo hip-hop y un paisaje ambiental melancólico que cautiva desde el principio, la cantante despliega una melodía preciosa que se desarrolla contemplativamente, como contempla esta su vida desde la depresión en una letra que habla sobre evitar la tristeza -en cualquiera de sus formas- ahogándola en placeres superfluos. ¿La guinda del pastel? Una interpretación vocal de Solange magistral, emotiva y sincera: la única que merecía esta maravillosa canción.
‘Podría ser peor’ es como el reverso oscuro de ‘La revolución sexual’. Para subrayarlo, la fórmula hi-NRG (puente en progresión, subidón en el estribillo) está atenuada, despojada de efervescencia. Así encaja, de manera inmejorable, una letra triste, lúcida y amarga (muy en la línea de las de Fangoria, por cierto), en la que hasta Guille canta con queda resignación (aunque se rompa un poco en el estribillo), en contraposición a la exaltación que parecía recorrerle en ‘La Polinesia Meridional’. Otro himno memorable, perfecto para llorar en la discoteca.
El álbum debut de Shura confirmaba su viraje hacia el sonido de la radiofórmula de los 80 que prometía su gran primer single, ‘What’s It Gonna Be?’, un número pegadizo y anhelante, deudor de los Fleetwood Mac de ‘Tango In the Night’ y poseedor de un estribillo que suena como el subidón de emoción del primer amor adolescente. Nostalgia hecha con respeto, amor y frescura de parte de unos de las grandes promesas del pop británicas del momento.
Si ha habido un éxito inesperado este 2016 ese ha sido el de ‘Cheap Thrills’ de Sia y no solo porque haya devuelto a Sean Paul a las radiofórmulas de todo el mundo, que también, sino porque ha superado incluso a ‘Chandelier’ en ventas y streaming y ha sido una de las mejores canciones de 2016 para casi todo el mundo (primer número 1 de Sia en España, por cierto). Su ritmillo caribeño, su estribillo pegadizo pero sutil y su letra sobre encontrar placer en las cosas más mundanas de la vida son los factores que han convertido los «placeres baratos» de Sia en un clásico.
La visión de Flume radica en la experimentación desde el maximalismo: sus producciones electrónicas son bombásticas, salpican, explotan, vuelan; pero también son profundamente melódicas, por eso, su «future bass» con ramalazos de R&B y house, entre otros estilos, es un éxito. Ninguna otra canción de su repertorio representa su estilo mejor que ‘Never Be Like You’ con kai -aunque ‘Say It’ con Tove Lo se le queda cerca-, un tema de ritmos agresivos y sintetizadores robustos que palpitan con ímpetu y contrastan con la delicadeza del fondo melódico instrumental y la melodía vocal de kai, que tan bien encajaría en otros estilos. Una gran canción de 2016 que refleja el progreso de su estilo y su buen estado actual.
En el año en que el R&B y los sonidos tropicales han dominado las listas de éxitos, Ariana Grande ha triunfado, sí, con una canción reggae, ‘Side to Side’, pero también con este trallazo dance con campanitas que nos conquistaba gracias a una composición instrumental decididamente EDM por parte de Max Martin e Ilya y a un estribillo espectacular que contiene un gancho tan irresistible como acertado («a little less conversation / and a little more touch my body») que puede que cite a Elvis y a Mariah o no, pero que es tremendo.
Este año, ANOHNI, Oneohtrix Point Never y Hudson Mohawke han hecho un disco de pop sobre temas profundamente incómodos como la guerra, el espionaje gubernamental, el cambio climático o las peores políticas de de Barack Obama. La mejor canción del álbum, ‘Drone Bomb Me’, es una producción lustrosa que nos sitúa en la guerra y cuenta la historia de una niña que ruega ser bombardeada con drones para reencontrarse con su familia muerta. Una canción valiente que describe una realidad terrible de la manera más hermosa posible y demuestra que la canción política más combatiente e incómoda y la vanguardia musical son conceptos perfectamente complementarios.
El primer single del exitoso ‘Love & Hate’ es un eufórico blues minero con palmas, infecciosos ritmos funk que atrapan a la primera y un juego de melodías vocales espectacular que evoca emocionantes imágenes de unión y alegría frente a un mundo hostil. La irrupción de su primer estribillo, así como ese coro masculino que emerge efectivamente como de una mina a partir del minuto 3.06, no pueden ser más valiosos.
‘Frankie Sinatra’ resulta muy divertida y también sorprendente, esta vez amparándose en un calipso de Wilmoth Houdini, en una base que parece de Cypress Hill y en un interludio de ‘My Favourite Things’ de ‘Sonrisas y lágrimas’. Una fusión de géneros la de ‘Frankie Sinatra’ que va desde el easy-listening al hip-hop pasando por el dancehall y casi todo lo que hay en medio que contiene una letra con grandes momentos entre su mención a la felación en público de Danny Brown (que colabora en el tema), el alcohol, las drogas o M.I.A.
El que ha terminado siendo el single principal de ‘My Woman’ era una gran canción de rock noventero sobre el deseo de Olsen de retomar una relación destructiva. «Deja de hacer como si no estuviera aquí / cuando es evidente que no me voy a ninguna parte», canta. «Si me pierdo de tu vista, mira otra vez alrededor / sigo aquí esperando a ser encontrada». Ella sabe que el dolor definía esa relación, pero no puede luchar contra sus impulsos. «Cállate, bésame y abrázame bien fuerte», insiste. «Cállate, bésame y abrázame bien fuerte».
Triángulo de Amor Bizarro nunca estuvieron muy acertados con el nombre de la banda, ni en cuanto a estilo ni en cuanto a la traducción correcta de aquel ‘Bizarre Love Triangle’ de New Order, pero al fin se han ¿reído de sí mismos? y han presentado una canción en la que suenan al grupo autor de ‘Blue Monday’ (también a Joy Division y The Cure en punteos, bajo y teclados) y en la que desatan toda su energía a través de unos vigorosos desarrollos de guitarra eléctrica y la presencia de unos luminosos teclados.
’33 «GOD»‘ es una composición preciosa con pianos, órganos sintetizados, voces alienígenas y la bonita actuación vocal de Justin Vernon, como siempre acompañada de autotune, además de una fusión de electrónica y baterías que parece inspirada en el grupo favorito de Vernon, Poliça, pero destaca también por sus samples de Paolo Nutini y Lonnie Holley, improbables pero muy bien integrados.
El primer adelanto de ‘Oh No’ era un número de «footwork» caliente, saltarín, hipnótico y absolutamente irresistible que debería sonar en todas las discotecas del mundo desde el momento en que salió, especialmente por la parte en que Lanza abandona el micrófono para otorgar todo el protagonismo a una base (sampleada de ‘Ndzi teke riendzo’ de Foster Manganyi) que, a través de una suma progresiva de ritmos, sacudidas y samples, produce un subidón brutal y, en definitiva, un momentazo sonoro que es puro hedonismo à la Nueva Orleans.
La canción que abre ‘The Life of Pablo’ se titula «haz de ultraluz» y es góspel. Es una canción espectacular, arrolladora, construida a partir de una base rebobinada y en la que destaca el verso de Chance the Rapper, el mejor que ha hecho nunca, que alterna referencias a Dios con otras a su natal Chicago y que es un ejercicio magistral en “flow” e intensidad emocional nada impostada y totalmente escalofriante. No os perdáis la monumental presentación del tema con West, Chance, Kelly Price, The-Dream, Kirk Franklin y un coro góspel en Saturday Night Live.
El primer adelanto de ‘I See You’ es una canción que halla a The xx cómodos en un nuevo vestido más electrónico, que se atreve a samplear a Hall & Oates en su «estribillo» y a sumar una base ligeramente más bailable que en anteriores ocasiones pero que es totalmente The xx en la hermosa serenidad de su melodía e interpretaciones, en el espacio galáctico de sus evocadores paisajes de sintetizador y en la sensibilidad minimalista con la que todos estos elementos formulan una canción, en una palabra, preciosa.
Este año, Pablo Díaz-Reixa ha editado un disco polémico, tan fascinante para muchos como repulsivo para otros, que no podría resultar, sin embargo, más 2016. Su número más accesible -quizá por eso presentaba el disco- era esta colaboración con La Mala Rodríguez que combinaba ritmos grime con un pasaje vocal sin apenas giros melódicos y arreglado con un Melodyne exagerado que El Guincho aprovecha para desahogar la inquietud experimental de sus rimas sobre la cultura del cómic. Rodríguez, por su parte, nos habla de amor, de sensualidad y de atracción en una sección integrada con maestría y que lleva la canción a la perfección.
«Antes de morir quiero el cielo, el ciento por ciento», suplica C.Tangana en el dancehall de ‘Antes de morirme’ con Rosalía, una producción sofisticada de Alizzz que reproduce la fórmula de ‘Work’ de Rihanna y Drake con exacto atino melódico y letra en español y resulta en un clásico igual de seductor. «Antes de que muera yo, quiero follarte hasta borrar el límite entre los dos», sigue suplicando Tangana hasta que Rosalía replica: «antes de morirme, volver a nacer / antes de morirme, mátame». ¿Cuándo ha sonado la muerte tan apetecible?
Daft Punk esta vez se han dedicado a hacer de ‘Starboy’ un tema de techno-pop ochentas, oscuro y urbano, especialmente en el estribillo (los coros vocoderizados y ese piano nocturno le otorgan una atmósfera perfecta); elementos sencillos pero terriblemente efectivos, para construir una pieza mucho más pop y bastante menos r&b. Un hitazo cautivador desde la primera escucha, resumiendo. Quizás estemos otorgándole demasiados méritos a los franceses, pero ‘Starboy’ recuerda un poco a ‘Stranger Things’: un estupendo y adictivo ejercicio de nostalgia ochentera que resulta, a la vez, rabiosamente contemporáneo.
Al margen de su espectacular producción, que puede definir este y otros años venideros, ‘Formation’ no es solo una canción, sino también un texto musical complejo donde letra e imágenes se funden en un abrazo tan profundo que sus partes prácticamente no pueden comprenderse individualmente. Los temas que se tocan son tantos y tan variados que da vértigo. Por supuesto, el enclave de ‘Formation’ es Nueva Orleans; su contexto, el huracán Katrina y sus devastadores efectos en la comunidad afroamericana, pero Beyoncé aprovecha este contexto para reflexionar sobre otros asuntos como el feminismo, el racismo, la pobreza, la cultura negra… y también sobre la comunidad «queer» de la ciudad, homenajeando a la música «bounce», mediante iconos como Big Freedia, la «reina del bounce» por excelencia, y Messy Mya, un joven local, de nombre real Anthony Barre, que fue asesinado de un disparo en 2010 y cuya extravagancia sin complejos le convirtió en una personalidad de YouTube.
Esta gran canción de ‘Blackstar’ es seductora y clásica, casi rockera y con unas guitarras ásperas marcando el paso y los vientos de McCaslin meciéndonos hasta el estribillo con elegancia, pero es interesante, sobre todo, porque, en ella, David Bowie nos habla desde el otro lado ya al principio de la canción. «Mira hacia aquí»; canta en su primera frase, «estoy en el cielo / tengo heridas invisibles / tengo un drama que nadie puede robar / todo el mundo me conoce ahora». El artista se despedía: «Sabes que seré libre / justo como el pájaro azul / ¿no es eso algo propio de mí?». Y tanto.
Rihanna y Drake tienen química y ‘Work’ viene a confirmar que cuando cantan juntos surge algo especial. Son tremendamente sugerentes los aires caribeños que imprime Boi-1da (vía sample de un riddim de 1998), cuya producción sostiene la tensión, que seduce paralelamente al «flow» sexual con el que la antillana martillea, sin exabruptos ni bombos de garrafa que arruinen el bailecito suave y caliente al que induce este tema.
Pensábamos que Bon Iver había perfeccionado el concepto de voz retocada como recurso emotivo, pero Frank Ocean lo ha llevado más allá en su nuevo disco, especialmente en su sencillo principal, el contemplativo ‘Nikes’, un medio tiempo de base trap y arreglos celestiales, en el que Ocean realiza un monólogo interior para reflexionar sobre el consumismo y el amor -en su más amplio sentido- utilizando tres voces distintas, la apitufada, la ventrílocua y la real. El resultado es una composición cautivadora que refleja cristalinamente la sensibilidad melódica de Ocean, además de su gusto por lo conceptual.
La canción desprende una pasión, entre descorazonada y reconfortante, incluso aunque esté cantada por distintas voces. Mientras la más “gruesa” repite el ya célebre “I got two versions”, la más apitufada recuerda al joven asesinado por la policía Travon Martins (“ese negro se parece a mí”) y al rapero tejano Pimp C, fallecido en 2007 por una combinación de drogas y una enfermedad respiratoria. A$AP Rocky sostiene una foto del también desaparecido A$AP Yams en el vídeo). Ya con su voz natural, Ocean recita en la recta final unas líneas hermosísimas, especialmente las que cierran la canción: “I may be younger but I look after you / We’re not in love, but I make love to you / When you’re not here I save some for you / I’m not him but I mean something to you / I mean something to you”.
El clip que la acompaña es una maravillosa traslación a imágenes de música y letra que, como ha declarado su propio director Tyron Lebon (él ha sido el responsable visual de la campaña para Calvin Klein en la que recientemente ha trabajado Ocean) representa el “torrente de consciencia” de Frank que para él significa la canción. Efectivamente, el vídeo es un torrente de imágenes alucinantes y desconcertantes, repletas de androginia, simbología, fiestas, euforia, tristeza, purpurina, sexo y belleza fuera de cánones, que no merece la pena desvelar sino ver. En bucle. Puro 2017. «Take no photos in the party».