El secretismo en torno a ‘The OA’ ha jugado a su favor. Cuando nadie lo esperaba, muchos se han encontrado devorando lo nuevo de Zal Batmanglij (‘Sound of My Voice’, ‘The East’), con música de su hermano Rostam (Vampire Weekend, Hamilton Leithauser) y la participación puntual como actriz de nada menos que la cantante Sharon Van Etten, autora de discos tan notables como ‘Are We There‘ o ‘Tramp‘ (también sale Paz Vega). ¿Qué ha jugado en contra? Que las comparaciones son odiosas.
‘The OA’ cuenta la historia de Prairie Johnson (interpretada por Brit Marling, también guionista de la mayoría de los episodios), una chica ciega que, tras desaparecer 7 años, reaparece, se tira por un puente y vuelve a casa con la vista recuperada. De vuelta, se niega a revelar a sus padres y al FBI dónde ha estado o lo que ha sucedido. En cambio, encontrará refugio en un grupo imposible que incluye un adolescente incapaz de contener su ira, un personaje transgénero, una profesora solitaria y un empollón con problemas en casa. ¿A quién recuerda este hatajo de perdedores tan entrañable? Inmediatamente a ‘Stranger Things’.
Por ahí, ‘The OA’, que también está teniendo críticas negativas, algunas bastante divertidas, solo conocerá el camino de la decepción. Ni su guión es tan rico, ni tiene tantos recovecos, ni se preocupa por cerrar flecos (¿qué pasa con el campamento de Steve? ¿por qué es tan importante reunir a 5 personas fuertes tal día cuando después los encuentros se van repitiendo tranquilamente?), ni termina de explotar sus posibilidades, por ejemplo las del malo (Hap debería dar mucho más miedo). Sin embargo, si te la tomas como una alternativa a lo que ha sido tradicionalmente la televisión por Navidad, con redifusiones de películas ad nauseam, programas de humor más que dudoso en pleno 2016 y programas musicales pensados para gente que solo se interesa por la música durante 15 días al año, resulta que Netflix ha vuelto a meter otro gol.
Que se haya programado esta serie de cara a estas fechas no puede ser casualidad. Ya ‘Stranger Things’ tenía un poso navideño más allá de los valores familiares y las luces de Winona Ryder, y ‘The OA’ exprime ese filón aprovechando el momento en que se ha producido su estreno: la nieve en la fría Rusia, de donde resulta provenir la protagonista (grandes esos créditos en el episodio 1); el halo de cuento de hadas a punto de convertirse en cuento de terror a lo Tim Burton que envuelve los flashbacks de su infancia; la magia y la fantasía de los pasajes más allá de la muerte… y sobre todo, el planteamiento de una familia alternativa para personajes (y personas) alienados necesitados de comprensión y afecto. Son clichés, sí, pero insisto: ¿en qué fechas estamos?
‘The OA’, con sus más y sus menos, es una golosina para fans de ‘Fringe’, el festival de Sitges y ‘Cuarto milenio’, esto es, seguidores de la ciencia ficción al margen del hiperperfeccionismo o de la credibilidad, pero sobre todo es una serie ágil, no extremadamente pretenciosa (un par de capítulos ultra breves incitan a su visionado en un par de maratones), que en su último episodio sabe convertir toda su ridiculez en una cumbre narrativa emocionante para ese otro público al que aluden Rostam, Sharon Van Etten, el chico transgénero o la propia protagonista, a la que su madre adoptó, ciega, sólo para que se quedase para siempre con ella. ¿Quién es, por tanto, su verdadera familia? ¿La biológica, la adoptiva o la de «los cinco»?
Dicen que habrá segunda temporada si el público responde. Espero que sea el caso, pues mientras sus «haters» piden «contexto», la serie te ofrece este: aquí tienes un planazo para la aburrida tarde del domingo 25 de diciembre. Hay más cosas que hacer que esperar 340 días al año a que vuelva ‘Stranger Things’… 7,9.