Lo primero bueno que hay que decir de ‘Nocturnal Solar Sessions’ es su respeto por la secuencia original del álbum, que aparece reproducido tal cual con la excepción de un instrumental que no pintaba nada recuperar, lo cual dice mucho de su atención hacia lo que era y es el concepto del disco como un todo. Lo segundo es que no se han sobrecargado las canciones, que es el mayor error que se tiende a cometer en estos casos. Ahora, ¿qué canciones aparecen realmente mejoradas con respecto a las originales? ¿Hasta qué punto es, por tanto, este, un disco necesario?
La producción de los últimos discos de Amaral ya demostró que el dúo sabe de sobra que más no es necesariamente más. Meter una orquesta en cualquier composición no la embellecerá obligatoriamente y de hecho muchas de las mejores producciones de ‘Nocturnal Solar Sessions’ son las más minimalistas. El dúo está muy orgulloso del nuevo resultado de ‘La niebla’ pero son las canciones reducidas a guitarra y voz o las que arrancan a guitarra y voz las que cortan el hipo. Es el caso de ‘Chatarra’, que no necesita más que un punteo o la voz de Eva casi a capella para que ese estribillo «dime por qué las calles están desiertas, no veo a nadie» o ese final «todo está perdido, me susurrabas a las 6 de la mañana» terminen de refulgir. Y también de ‘La ciudad maldita’, que va incorporando un piano y un violín, o del inicio de ‘Nadie nos recordará’. Igualmente, solo ese piano lleno de gravedad y solemnidad (después hay mil y una virguerías más), justifica la nueva versión de ‘Laberintos’, mucho más siniestra e imprescindible en su revisión.
Después, la esclavitud de los conceptos -algo positivo en principio- es responsable de que se hayan incluido canciones que no podían mejorar en formato acústico. Es el caso de la cuasi electro ‘Cazador’, que ahora no se decide entre teclados o reducción country, dejando un sabor a ‘Personal Jesus’ o ‘Violator’ que no pinta mucho por aquí; o del single ‘Llévame muy lejos’, que no mejora con cuerdas folkies porque su mayor gracia era la agresividad de las guitarras eléctricas. Quizá demuestre a alguien que encerraba una gran melodía… ¿pero alguien pone en duda a estas alturas que Amaral son un hacha escribiéndolas?
Es lo mejor que puede decirse de ‘Nocturnal Solar Sessions’. Que vuelve a poner sobre la mesa, un año después, la solidez de canciones como ‘Unas veces se gana y otras se pierde’, ‘Nocturnal’, ‘500 vidas’ y un largo etcétera. Ahora que el grupo pasa de singles y vídeos que no sean difuminados, llenos de claroscuros y ultra lo-fi, todo recordatorio de que ‘Hacia lo salvaje‘ y ‘Nocturnal’ son los dos mejores discos de Amaral tanto en cuanto a sonido y producción como en cuanto a composición, sí, ha de ser bienvenido.
Calificación: 6,6/10
Lo mejor: ‘Chatarra’, ‘Unas veces se gana y otras se pierde’, ‘La ciudad maldita’, ‘Laberintos’
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