Una de las primeras atracciones que presenta el parque de Oblivia es la «gran caída americana», una especie de carrusel de sillas voladoras que sustituye las sillas por casas típicamente americanas y que parece una referencia a la burbuja inmobiliaria originada en Estados Unidos entre 2006 y 2007 que culminaría en la crisis financiera de 2008.
El agua del futuro que retrata Oblivia arde. No parece muy potable. Esto parece una referencia a la crisis de agua contaminada de Flint de 2014 o incluso al polémico oleoducto Dakota Access que arriesgaba la potabilidad del río Missouri. Pero quizá no sea más que una reflexión sobre la artificialidad añadida a los productos orgánicos que consumimos hoy en día.
En su travesía por Oblivia, Perry se cruza a un grupo de personas que atiende a sus teléfonos móviles (en este caso, lo que parecen iPads) como «zombis que van pedo». Su delirante trayecto en montaña rusa con forma de corazón pasa a través de iconos de reacción de Facebook voladores y culmina en la victoria de él frente ella en «likes». Una clara observación a la adicción a la tecnología que consume hoy a la población de todo el mundo.
En ‘Chained to the Rhythm’, Perry menciona las icónicas vallas de piquete blancas que rodean las típicas casas americanas. En el vídeo esta cerca rodea el parque entero y lo protege del mundo exterior. En un punto del vídeo, una atracción llamada «como en casa en ningún sitio» envía por los aires a una pareja inmigrante a su «hogar» más allá de esa valla que no puede ser otra cosa que una referencia al muro de Donald Trump y a su controvertida política de inmigración.
1984, el año de George Orwell, es el año en que nace Katy Perry, transcurre este vídeo -donde el tiempo retrocede- y también en el que se publica el primer anuncio de Macintosh de Apple, que parece haber inspirado la escena final del vídeo, en la que un grupo de personas atiende hipnotizado a un enorme televisor que proyecta una sitcom -icónico producto americano donde los haya- llamada «familia nuclear».
Frente al televisor, efectivamente una típica familia nuclear americana, heterosexual y patriarcal actúa ante los espectadores: el padre trabajador lee el periódico, la madre -ajena a los problemas del mundo- plancha una camisa y sus hijos juegan. Es como el «gran hermano» de Orwell pero en 3D. ¿Pero no es esa familia «nuclear» también una alusión a esa familia americana que existiría en medio de una guerra nuclear en un futuro no tan lejano? (una atracción del parque, por cierto, lanza bombas).
Del mismo televisor emerge, entonces, Skip Marley, que trae su «revolución» a Oblivia y abre los ojos a una atónita Katy Perry, la única persona en el grupo de espectadores que se desprende de sus gafas para ver la realidad de una América esclava de un sistema opresor. Rodeada de zombis que corren y gritan a su alrededor, Katy parece no hallar salida a este horror… por lo menos en este vídeo. ¿Será en el siguiente?