La polémica vuelve a estar sobre la mesa, pues un vídeo anterior sobre el escenario le muestra explicando a la audiencia que se ha dejado su voz en Guadalajara (México), pero que aun así va a cantar hasta «caerse muerto». Una idea, la de desplomarse en el escenario o incluso morir en el mismo, sobre la que lleva ¿bromeando? años. Cuesta creer que un cantante de su trayectoria -más de 3 décadas actuando en vivo- no supiera antes de saltar al escenario que no iba a ser capaz de terminar el show por el estado de su voz. Recientemente, otros profesionales han optado por otras fórmulas.
Habrá problemas y problemas en la voz, habrá resfriados, situaciones imprevistas y males que requieran incluso de una operación quirúrgica, pero lo seguro es que la opción de Morrissey es la más dramática, la más propensa a acaparar titulares y la menos considerada con sus fans, que se quedan sin saber si reclamar el dinero de la entrada o no, pues han visto a su ídolo… pero solo un ratito. Nada de cancelaciones dignas. Más bien vídeos abandonando escenarios, especulaciones sobre su estado de salud, «Big Drama».
Adele, durante la gira ’25’, sufrió un resfriado y se molestó en subir un vídeo a las redes en el que se la veía totalmente acatarrada y ciertamente incapaz de cantar. Cancelaba con tiempo, se disculpaba y de esta manera impedía que miles de personas se desplazasen al recinto del concierto, avisando con horas de antelación en lugar de dejándoles a medias. Hace unos días, Jon Bon Jovi, a causa de un resfriado, sintió que no iba a poder ofrecer el set de Bon Jovi al completo. ¿Su solución? Recortarlo media hora, cancelar algunas canciones, pero no terminarlo de cualquier manera: el show del 5 de abril en Pittsburgh terminó, como los demás, con la imprescindible ‘Livin’ On a Prayer’.
Parece que Morrissey sí actuará hoy en San Antonio, show para el que se han agotado las localidades, y esperemos que así sea porque todo el mundo le desea un excelente estado de salud. Sin embargo, en estos días en que seguimos sin disco a la vista, en estos días en que descubrimos que no ha querido aparecer en el disco de Gorillaz (¿demasiado electrónico? ¿demasiado moderno? ¿demasiado abstracto? ¿demasiado poco vegetariano?), pesa la idea de que el artista sigue tomando decisiones erróneas como la de pelearse con todas las discográficas del mundo y asimismo perdiendo su facultad de comunicarse con su público de manera adecuada. ¿A quién va a convencer de que estas giras sin disco nuevo, y desarrolladas de la manera más accidentada, son lo mejor que puede dar de sí?