¿Y el resultado? Pues pergeñan una opereta curiosa, clasicota (no por nada lo publican en Deutsche Grammophon) y contenida, prácticamente de cámara. El piano es el único acompañamiento en muchos de los temas. Los arreglos orquestales tardan en aparecer, aunque aumentan a medida que va avanzando el disco. Sin embargo, el peso del álbum realmente lo sostiene Jarvis, que se luce en su interpretación, expresiva, bordeando el histrionismo. El problema de ‘Room 29’ es que no resplandece. Pasa bien, aburre en algún pasaje (especialmente los interludios instrumentales), no carga excesivamente las tintas a la hora de recrearse en la miseria de los protagonistas y contiene números lucidos. Es de agradecer, además, que se tomen el trabajo en serio y no caigan en el pastiche, la ironía fácil o la parodia. Pero como musical no muestra ni la eficacia ni la efervescencia de sus modelos.
El inicio no es que incite precisamente a sumergirse en la aventura. La introducción recitada, ‘Room 29’, resulta bastante aburrida. La siguiente pieza, enteramente instrumental, tampoco ayuda. Lo bueno no llega hasta el tercer corte, ‘Tearjerker’, una gran melodía en la que Jarvis demuestra su talento para las letras amargas y vitriólicas (aunque las cante con pesar): “You don’t need a girlfriend / You need a social worker” (“no necesitas una novia / necesitas un asistente social”). ‘Clara’ también brilla, gracias a la acertada mezcla de sarcasmo y ternura con la que Jarvis interpela a esa “viuda cuya hija es alcohólica”, mientras un sarpullido de cuerdas adorna y da esplendor. ‘Belle Boy’ recuerda a Sparks, el piano maníaco de Chilly golpeando, los coros marciales y Jarvis desatado. David Thomson protagoniza el momento más curioso del disco en su interesante soliloquio sobre Howard Hughes en (precisamente) ‘Howard Hughes Under the Microscope’. ‘Salomé’, con sus cuerdas y sus panderetas a destiempo, es sugerente y emotiva, la pieza más pop, completa y animada del disco. Tras un par de momentos ciertamente pesados, se agradece el regreso al dramatismo de ‘The Other Side’. Pero el número principal llega hacia el final, ‘A Trick of the Light’, siete minutos en que Jarvis pasa de la resignación a la desesperación, de la contención al desbordamiento; “qué sorpresa, el amor de mi vida era un juego de luces”. Ese y el último, ‘Icecream as a Main Course’ (gran título), son los números más enérgicos del show.
‘Room 29’ seguramente necesitaría menos paja y un ritmo más ligero para ser un musical de postín. Pero a) es bonito tener de vuelta a Jarvis. b) No me cabe duda que esto en directo debe ganar horrores, así que recemos para que nos los traigan aquí. c) Este es sólo el primer intento y, si la colaboración continúa, ¿quién sabe si Gonzales & Cocker no se acabarán convirtiendo en unos clásicos del género?
Calificación: 6,7/10
Lo mejor: ‘Tearjerker’, ‘Clara’, ‘Salome’, ‘A Trick of the Light’
Te gustará si te gustan: Pulp, los musicales y los estándares americanos de los años 30-40.
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